Los medios masivos de comunicación son plataformas del patriarcado, con sus “valores”, protagonismos y ausencias. La falta de mujeres es uno de los reclamos que se vienen levantando desde los feminismos con más ímpetu, y que se transformaron en el proyecto de ley presentado por la senadora de La Pampa, Norma Durango, y también se expresan en los foros de debate plurales que está impulsando la diputada Mónica Macha para que sea el Estado el que impulse, a partir de los medios públicos, una “representación justa” de géneros, que vaya más allá del binarismo y sume otras voces. Los datos de la participación de mujeres en medios son lapidarios, pero la discusión va más allá. Se trata de hacer lugar a voces disruptivas, fuera del mundo feliz que propone un mundo de varones cis heterosexuales con mujeres que funcionan como “adorno” o “complemento”. “Celebramos que se presente una ley y nos parece que de fondo hay que empezar a hablar de quiénes son esas mujeres que van a llegar a los espacios de toma de decisiones y de conducción. También tiene que haber un acompañamiento de políticas públicas para ver quiénes llegan a esos espacios”, plantea Lilian Andrade, periodista de La Garganta Poderosa, activista en la villa 31, quien aboga por “políticas públicas realmente inclusivas, que se dejen de pensar para los mismos de siempre en términos de clase”.
En marzo de este año, Celeste Giacchetta se convirtió en la primera trabajadora trans de Radio Nacional Córdoba y de las 49 emisoras de la radio pública en todo el país. Psicóloga y comunicadora, considera que “los medios tienen una deuda histórica con muchas voces que no llegan a ser representadas, una de ellas nosotras, las personas trans, pero después se podrían sumar muchas otras voces que no están en los medios y no tienen representación”. Para ella, que lleva cuatro años en Radio Transce, la llegada a Nacional “transformó muchísimo la radio, no solamente lo que sale en los programas, lo que escucha la gente, sino que también se transformó el propio espacio interno, desde lo humano, el espacio físico, se empieza a problematizar un montón de otras cosas y ahí te das cuenta todo lo que transforma incluir a personas que no están incluidas”.
Mientras todas estas iniciativas se despliegan con la fuerza y la heterogeneidad de los feminismos, hay una realidad que parece inconmovible, la de los medios de comunicación comerciales, que según la ley vigente deben tener sólo una tercera parte del espectro, pero cuya capacidad de instalar agenda y crear sentido es infinitamente mayor. “La televisión en la Argentina ocupa un lugar que, con la pandemia y el encierro, nos damos cuenta que no ha perdido su incidencia social y política el impacto que tiene la televisión. Advierto un nivel de retroceso tremendo, si la televisión se había quedado en el siglo 19, ahora está en el siglo 18. Está ganando no sólo la derecha, sino la ultraderecha sin ningún escozor, y lo que ha pasado en este 2020 es que además la demanda feminista de más mujeres en pantalla la han podido capitalizar las que representan directamente a la derecha o a las corporaciones económicas, al establishment propiamente dicho en el sentido de las corporaciones económicas, y que esto se ha representado claramente en que han sido las voces más útiles para expresar el fervor anticuarentena y por supuesto antiderechos”, diagnostica la periodista Luciana Peker, que escribió durante años en Las12. Como muestra está Viviana Canosa despotricando contra “las feministas” y levantando la ficción de que ella “llegó sola”. La lectura de Peker es que “los feminismos, las feministas o las pocas expresiones más feministas en televisión han sido casi completamente barridas. Esto nunca es en contra de las que están, las que todavía dicen algo, que tienen una columna o un programa, pero es muy claro que los medios más conservadores han sabido capitalizar mucho mejor esta demanda y tener a mujeres al frente, que incluso pueden capitalizar la demanda feminista, mientras los medios más cercanos al progresismo no tienen mujeres, las tienen en muchos menos lugares y en lugares menos destacados”, concluye y llama a un pacto contra la crueldad entre feministas, porque cree que muchas veces son las críticas que reciben entre ellas las que silencian a muchas.
La escasísima presencia de mujeres en los medios de comunicación fue mostrada por una investigación de la Asociación Civil Comunicación para la Igualdad de 2018, ya que el 78 por ciento de las empresas de medios está dirigida por varones. Mientras tanto, si bien el 64 por ciento de las personas que estudian comunicación son mujeres, sólo son el 30 por ciento de las trabajadoras en empresas periodísticas. En tanto, el monitoreo de medios de comunicación global que realiza la Asociación Mundial para la Comunicación Cristiana (WACC) por sus siglas en inglés, relevó en 2015 (se hace cada cinco años y este se hará otro) que son mujeres el 15 por ciento de las periodistas que firman sus notas en los diarios, contra un 85 por ciento de hombres.
En las noticias no hablaban de tí...
Un informe elaborado por el equipo de Análisis, Investigación y Monitoreo de la Defensoría del Público basado en la observación de los informativos entre los años 2013 y 2019 señala que las únicas noticias que fueron mayormente presentadas por columnistas mujeres fueron las de espectáculos. En su presentación de apoyo al proyecto de ley de equidad en la representación de los géneros, la Defensora del Público Miriam Lewin consignó también que en 2019, por primera vez las noticias de Salud fueron presentadas mayormente por mujeres, “especialmente por la inclusión de segmentos sobre alimentación saludable con profesionales nutricionistas”. Un dato más que interesante de esta presentación es que “las noticias con tópico Géneros tuvieron un predominio de columnistas varones, incluso en los años de la primera movilización de Ni una menos (2015) y de la discusión parlamentaria de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (2018), en las que estos hechos tuvieron amplia cobertura. Esto se debió, principalmente, a la sobrerrepresentación de noticias sobre Géneros asociadas a hechos policiales (tales como femicidios y otras violencias relacionadas con el género), las cuales contaron con una mayoría de columnistas varones como presentadores”.
A eso también se refiere Lilian Andrade, de la Garganta Poderosa, cuando pide otros lugares: “Nos comenzaron a escuchar cuando nos comenzaron a matar, cuando se muere una compañera víctima de femicidio, o sin ir más lejos, a Ramona Medina. La escucharon cuando ya estaba muerta. Las villeras estamos vivas, las hermanas de los pueblos originarios están vivas, las mujeres con capacidades diferentes están vivas, necesitamos que nos escuchen cuando estamos vivas”, subraya.
El proyecto de ley de Durango, ya presentado, fue elaborado en conjunto con el colectivo Periodistas Argentinas y establece la paridad no solamente al aire, sino también en los puestos de decisión de los medios públicos. El impulso a esa paridad confluye con las políticas que se están llevando adelante desde el propio sistema de medios públicos, como se informó en la reunión de la Comisión Bicameral Permanente de Promoción y Seguimiento de la Comunicación Audiovisual, las Tecnologías de las Telecomunicaciones y la Digitalización, que preside Gabriela Cerruti, del Frente de Todos. Allí, se firmó un compromiso de seis puntos para incorporar y fortalecer la igualdad de géneros en los medios de comunicación del Estado.
Mientras Durango presentaba su proyecto en la cámara Alta, la diputada nacional de Nuevo Encuentro, Mónica Macha, impulsaba en conjunto con LatFem una serie de encuentros federales participativos en pos del mismo objetivo. Macha aclara que no duplicarán o dividirán esfuerzos con Durango. “Las dos tenemos la voluntad de llevar un solo proyecto, tal vez lo que hagamos se pueda plantear como modificación de lo que haga en el Senado, lo ideal sería que lo que nosotras estamos pensando se pueda incluir lo más rápido posible al proyecto. La voluntad política es que sea un solo proyecto”, afirmó.
Macha subraya que su proyecto se apoya en el movimiento feminista desde su “tradición importantísima” de construir en la diversidad. Por eso, el lunes 27 se hará el tercer Encuentro en ese sentido. “Queremos pensar también cuál es la situación de las identidades marrones, las identidades afro, que fueron saliendo en estos Encuentros, pensarse en todos los roles que implica un medio de comunicación, no solamente en cuanto a la conducción, sino también la línea editorial, los cargos jerárquicos, las tareas técnicas. Otra línea que surgió en los encuentros anteriores es que la presencia de otras identidades de género no solamente implica para esas personas concretas estar involucradas en un proyecto laboral, formal, sino que también llevan otras perspectivas de las noticias y la información. Hay un prisma para mirar la realidad, que es distinto”.
En su participación en el primer Encuentro realizado por Macha, Miriam Lewin recordó que los medios comerciales también deben cumplir con las leyes argentinas y los tratados internacionales en términos de igualdad. “Es necesario pensar mecanismos, instrumentos e incentivos que permitan promover la justicia de género en el marco de los medios privados, comunitarios y universitarios, nacionales o provinciales”, propuso.
Está claro que los medios públicos tienen un rol fundamental en el impulso de estos cambios. “En el caso de canal Encuentro, el 63 por ciento del equipo está conformado por mujeres, mientras en DeporTV es el 28”, señala Jésica Tritten, vicepresidenta de Contenidos Públicos Sociedad del Estado, quien recuerda el vaciamiento que sufrieron esos medios durante la gestión macrista. “Hubo ensañamiento absoluto y especial con estos canales educativos”, señala sobre despidos y retiros voluntarios y por eso indica que “los roles y los objetivos son muy diferentes. Los medios privados, si bien tienen una responsabilidad, no pueden estar por fuera de las leyes ni de las reglamentaciones, pero los medios públicos tienen la importancia y lo planteamos porque su impugnación estuvo muy presente durante el macrismo. Justamente, cuando surgen estas temáticas y estos comportamientos es donde los medios públicos tenemos un horizonte que cumplir y somos los primeros que debemos ejecutar estas políticas de inclusión y de comunicación”, apunta Tritten.
El mapa es complejo porque las voces que faltan no llegarán solas: hará falta un piecito para que puedan acceder a lugares históricamente negados. Y cuanto más lejos de lugares de poder consolidados, más difícil acceder. Amanda Alma integra la Red Par y creó el Área de Géneros de Radio Nacional. “Es fundamental que se esté repensando la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, es un debate fundamental de la democracia”, apunta y alienta a pensar “qué programa tiene que tener un estado democrático, respetuoso de los derechos humanos, respecto de las desigualdades de género que son muchísimas y que la cultura las reproduce. Es importante plantear a la sociedad que hay que tener estrategias políticas para poner estas desigualdades de manifiesto y también pensar programas de acción para que estas desigualdades se vayan transformando. Ahora bien, el Congreso de la Nación tiene distintas herramientas, tiene una Comisión Bicameral de Seguimiento de la ley, tiene la Defensoría del Público, no es menor que las dos personas designadas por el Congreso de la nación hayan sido dos periodistas con trayectoria en derechos humanos. Me parece que es un aporte fundamental fortalecer esas políticas que durante los cuatro años del macrismo se vieron debilitadas”. Para Alma, “es complejo legislar cuotas desde los medios de comunicación. No solamente hay que pensar en términos de los medios públicos, más bien hay que repensar la relación de cómo se regulan los contenidos, porque es un debate de la democracia y es complejo, y tampoco la idea es que un proyecto legislativo sea estéril. Se puede plantear en términos de promoción de políticas públicas, es interesante pensar en políticas públicas que discutieran el tema de reparto de las pautas publicitarias, las carpetas de asignación de frecuencias donde se reconozcan esos mínimos de participación, que se ponga en juego que las constituciones de socios o directivos de los medios de comunicación no sean monopolizadas por varones, me parece que son políticas públicas”.
Para ella, la discusión de la “cuota” o paridad es problemática. “Siempre la cuota en términos de diferencia y diversidad sexual la pone el sector de las mujeres, no hay una discusión en términos paritarios dentro del 50 por ciento de las mujeres entre las lesbianas, las mariconas, las travestis. También ahí hay una discusión para dar en relación para qué modelos estamos pensando la comunicación”, plantea.
Desde su trabajo en medios de comunicación comunitarios, primero en Tartagal y ahora en la provincia de Córdoba, Casandra Sandoval, integrante de la Convocatoria Federal Trans Travesti Argentina, y también de la Red Par, considera: “Hemos llegado a un momento en el que efectivamente necesitamos contar con políticas públicas concretas que modifiquen esa realidad que sigue siendo espantosa. Cuando uno ve en la televisión o lee un diario o una página web, o escucha un programa, y se da cuenta de que quienes nos relatan son varones héterocis, por lo menos en un gran porcentaje”. Para Sandoval, “las personas travesti trans que participamos en los medios de comunicación somos muy pocas, contadas con los dedos de una mano, y la verdad es que no solo me molesta sino que me da rabia. La mayor presencia de personas travestis trans, de compañeros trans masculinos en los medios de comunicación no sólo enriquece la construcción del discurso, no sólo diversifica la mirada a la hora de contar nuestras noticias, relatar nuestros mensajes sino que allí aparecerían de alguna forma desde esa imagen, desde ese decir, desde esa forma de escribir, las representaciones, que no son menores. Los medios hegemónicos de comunicación y la gran mayoría de los medios en nuestro país sostienen, defienden y empujan el estigma, la discriminación, quizás en alguna circunstancia sin siquiera darse cuenta de esa forma de decir y de hacer que sigue condenándonos al odio y a la muerte”.
Desde la villa 31, Lilian convoca a pensar “qué implica para quienes ven y consumen estos medios que estén las mujeres y las disidencias que faltan, las indígenas, las migrantes, las trans, las que tienen discapacidad. El público también está absorbiendo, porque sólo ver a personas que rompen con los estereotipos, que están fuera de la norma hegemónica de los cuerpos y de clase, abre caminos a otros mundos posibles”.