La Agencia de Criminalidad Organizada avanzó ayer en el esclarecimiento del crimen del pastor evangélico y ex concejal Eduardo Trasante: Matías Edery y Gastón Avila acusaron a dos jóvenes ligados a la concreción del asesinato aunque con roles discutidos hasta el momento, y lograron que el juez Hernán Postma los deje detenidos. La imputación de los jóvenes de 19 y 21 de años fue por poner a disposición el vehículo con el que se trasladaron los autores del crimen de Trasante, cometido el pasado 14 de julio en el interior de su casa. Y al anochecer allanaron una vivienda de Felipe Moré al 2400 donde viven la madre y de la hermana de un preso de Piñero, sobre quien caen las sospechas de haber articulado la acción criminal.
Al finalizar la audiencia, Edery y Ávila brindaron detalles sobre la causa y explicaron que una de las pistas que siguen es la del crimen ordenado desde la cárcel de Piñero. "Tenemos datos ciertos de que la orden vino desde allí. No podemos precisar exactamente si fue un jefe narco, porque es un pabellón donde hay jefes narcos y otro tipo de personas, pero sí tenemos la pista por mensajes y llamadas que vimos en teléfonos celulares incautados", explicó Edery y recordó que Trasante dejó de realizar tareas pastorales en ese penal en noviembre 2019. "Estamos investigando porqué dejó de ir al penal. El celular de Trasante ya fue analizado, y no surgió ninguna información relevante para la investigación", agregó.
En torno al móvil del homicidio, Ávila aseguró que se encuentra en investigación: "Creemos que nos estamos acercando a la persona que dio la orden para llevar a cabo este asesinato. Pero es una empresa criminal mucho más grande que las dos personas que están en la audiencia".
Los fiscales sospechan del rol jugado por un preso de la cárcel de Piñero. "Es un hombre muy hábil, ya nos rompió dos teléfonos celulares distintos las dos veces que ingresamos a la cárcel a hacer un decomiso sorpresivo", reconocía uno de los pesquisas, con lo cual dejaba al descubierto una posible red de connivencia de los guardias. Los aparatos ya fueron enviados a peritar a Buenos Aires, por eso se intentó ayer secuestrar otros teléfonos que podrían haber funcionado como terminales con sus órdenes.
Durante la audiencia se les atribuyó a Brian "Buba" Álvarez y a Maximiliano "Archi" Galván que el 11 de julio a las 22 en el baldío existente en calles Garzón y Demestris de Rosario adquirieron a cambio de 20.000 pesos un Peugeot 308 Allure dominio LGM700 color blanco, modelo 2012, el cual había sido robado por Ariel Sosa y por otras personas aun no identificadas, el día anterior a Omar Badalotti, en su domicilio de calle Juan XXIII 6650.
Para los fiscales "posteriormente, y en base al plan criminal diseñado junto al menos dos personas más, darle muerte a Trasante, donde cumplieron un rol dentro del acuerdo, consistente en la logística de transporte de llegada y salida de las personas encargadas de ingresar a la vivienda de la víctima" y matar al pastor.
Con el apoyo de fotografías de cámaras de seguridad se reconstruyeron los moviemientos del auto y sus ocupantes: a las 14:42 el Peugeot 308 se dirige a San Nicolás 3638, pasa por el frente de la casa, reduce la velocidad a la altura del Pje. Casablanca y luego continúa su marcha, cruza Bv. Seguí, dobla al sur en Saavedra hacia Constitución, luego toma Constitución al sur, Seguí al este y dobla en Pje. Santa Isabel al sur, donde se estaciona. De allí descienden dos personas que fueron a pie hasta calle 24 de Septiembre, doblan al este y toman San Nicolás al norte, hasta hacerse presentes en el domicilio de Trasante.
Los fiscales reconstruyeron que a las 14.47 tocaron el timbre y manifiestaron que venían a ver a “Edu” de parte de su hija “Caty”, y cuando les abrieron la puerta, ingresaron violentamente portando armas de fuego tipo pistola calibre 9 mm. Uno de los hombres redujo a Carolina Leones (esposa del pastor) contra la pared, mientras que el restante se dirigió al interior del domicilio, para luego obligar a la mujer a recorrer el pasillo de la finca, ingresar a la casa y llamar a su esposo, el cual se encontraba en la planta superior de la vivienda. Una vez que Trasante comenzó a bajar la escalera, sin mediar palabra, uno de los hombres le disparó, impactando el proyectil en la parte posterior de la mano derecha de la víctima. Inmediatamente, se acercó a Trasante y desde corta distancia disparó nuevamente, siendo que en esta oportunidad el proyectil ingresó por el cráneo, produciéndole la muerte "por destrucción grave cráneo-encefálica".
Según los fiscales finalmente, los dos hombres se retiraron del domicilio caminando por San Nicolás al norte, doblaron en Seguí al oeste y luego en Pje. Santa Isabel al sur y se retiraron en el auto Peugeot 308 por calle Santa Isabel, doblando en Biedma, donde son perdidos de vista. El vehículo fue hallado al día siguiente, en inmediaciones de calle Barcalá y Uriburu.
Con el cúmulo de pruebas presentado Avila y Edery acusaron a Buba y Archi de "encubrimiento en grado de coautores en concurso real con homicidio calificado por el concurso premeditado de dos o más personas y agravado por el uso de arma de fuego en grado de coautores funcionales".
En la investigación se registró también un hecho llamativo ya que el teléfono celular de Carolina, la pareja de Trasante, desapareció. Fuentes de la investigación señalaron al respecto que la mujer se dio cuenta que no tenía el aparato el miércoles a la madrugada. Ese mismo día se hizo una búsqueda por "geo referencia" y se detectó la ubicación del teléfono. Durante la noche se realizó un allanamiento en la casa de un policía que presta servicios en la Comisaría Nº 9. El misterio es que el celular no estaba allí. En este sentido, se sospecha que el teléfono podría haber sido robado en la escena del crimen. "Nosotros no tenemos ninguna desconfianza en la viuda de Trasante, nos dio todas las claves de sus redes sociales y mails para que miremos. No creo que haya una información relevante", indicó Edery.
Al respecto el fiscal Ávila aseguró que "la policía no secuestró el teléfono de la mujer de Trasante y de eso estoy seguro porque estuve en el lugar del hecho. Cuando di la orden de que se secuestren los teléfonos, la mujer estaba en un shock emocional y encontró el de su marido pero el de ella no", manifestó y dijo que la desaparición del teléfono tiene dos explicaciones: una que sugiere que al celular se lo llevaron los autores del hecho, y la otra que fue una de las personas que entró a auxiliar a la víctima.