Luego del récord de 3800 nuevos contagios de coronavirus registrado ayer en la provincia de Buenos Aires, el ministro de Salud Daniel Gollan anticipó que, si continúa “aumentando de forma muy abrupta” la cantidad de casos, “vamos a tener que ir a una etapa de endurecimiento” de la cuarentena antes o después de llegar al plazo de cierre de esta nueva fase prevista para el 2 de agosto.

Esta es la manera en que se activaría la denominada “cuarentena intermitente” de la que había hablado el gobernador Axel Kicillof durante el anuncio de la nueva etapa de aislamiento social obligatorio. Pero la decisión no será sólo teniendo en cuenta la variable de la escalada de casos sino también de la ocupación de camas en las Unidades de Terapia Intensiva (UTI), explicó Gollán.

“Si observamos que se dispara en forma muy fuerte la cantidad de casos y de camas,en algún momento vamos a tener que volver con seguridad a eso que el gobernador definió como cuarentena intermitente, donde ahora aflojamos un poco, pero si vemos que determinada variable se pone en riesgo” la decisión será “cortar con la circulación” social, que va de la mano de la circulación del virus, fundamentó.

Como se sabe, el margen de tiempo que hay que darle al sistema para que no se sature es de 30 días. Es decir que las medidas para evitar un eventual colapso debieran tomarse con un mes de antelación. “En el AMBA bonaerense no vamos a esperar a tener un 90 por ciento de camas ocupadas. Con una cifra bastante anterior vamos a decir que hay que cortar la circulación”, sentenció el ministro durante una entrevista por Futurock.

"Si los casos van aumentando en forma muy abrupta y vemos que se empieza a tensionar el sistema sanitario, va a haber que tomar una determinación en ese momento. Quizás eso será en la fecha prevista (2 de agosto), pero casi con seguridad vamos a tener que ir a una próxima etapa de endurecimiento, si esto sigue así”, puntualizó Gollan.

En la actualidad, el porcentaje de camas de internación en terapia intensiva en la provincia de Buenos Aires es del 61 por ciento y lo que se analiza es la velocidad con que se ocupan. El funcionario destacó que el número de internados es bajo en relación con la cantidad de contagios. “En abril teníamos un 12 por ciento de los enfermos que entraba a terapia. Ese porcentaje es ahora del 2”, lo cual le da cierto aire al sistema para poder seguir funcionando, añadió.

Así y todo, los récord de contagios registrados en los últimos días encendieron las alertas. Y la gravedad radica en que esos números no reflejan del todo la realidad. Gollan explicó que esos datos “expresan lo que está pasando de aquello que se detecta” a través de los hisopados, que no necesariamente es lo que informan los test serológicos que determinan si una persona estuvo en contacto con el virus.

“Con los estudios que empezamos a hacer, estamos observando una enorme cantidad de gente que tiene anticuerpos positivos y ni se enteró que tuvo la enfermedad, fue totalmente asintomática o tuvo tan pocos síntomas que no le generó una alarma para consultar. Se quedaron en sus casas haciendo una vida normal con un potencial de haber contagiado”, advirtió.

Por otra parte, explicó que la diferencia de casos entre la provincia y la ciudad de Buenos Aires no deben interpretarse por separado. “Desde la epidemiología no hacemos mucha diferencia geográfica porque tenemos que hablar de grandes conglomerados urbanos”, definió no sin reconocer que “la situación es preocupante” en el territorio bonaerense, sobre todo porque “se produjeron en una restricción de circulación”, como la que hubo entre finales de junio y principios de julio.

 

El virus va a buscar reproducirse. Es su leitmotiv. Mientras aumente la circulación de gente, va a haber circulación del virus y más contagios. Es una ley sine quanon. Hasta que no haya vacuna y podamos cortar masivamente los contactos, eso va a ser así”, concluyó.