“¡El alunizaje como nunca antes lo viste!”. La frase tranquilamente podría encabezar el póster publicitario de Apollo 11, el documental de Todd Douglas Miller que recrea lo ocurrido tanto a bordo de la nave del título como en el centro de operaciones de Houston durante el operativo. Para eso cuenta con una materia prima extraordinaria: cientos de horas de videos inéditos -varios filmados en 70 mm y restaurados especialmente para la ocasión- y toneladas de fotos pertenecientes al archivo de la NASA. El estreno mundial fue en el Festival de Sundance del año pasado, en vísperas del aniversario número 50 de llegada a la Luna, y en los meses posteriores circuló por pantallas de distintos tamaños en gran parte del mundo (a la Argentina llega recién ahora vía HBO). Una agencia gubernamental realizando una película con material propio como parte de los “festejos” de su máximo logro: que nadie espere, entonces, grandes revelaciones ni una puesta en abismo de todo lo que se ha dicho y visto durante el último medio en relación a la misión.
Lo que hay aquí es una (otra) autocelebración de las instituciones norteamericanas a la que solo le falta un teléfono de contacto en los créditos finales para reclutar jóvenes. No parece casual que luego de haber mostrado la cocina del alunizaje, Apollo 11 concluya con un romántico discurso de JFK de principios de los ’60 sobre los alances de la exploración del espacio. Eso sí, es una celebración prodigiosa, pensada en términos cinematográficos y convertida en una experiencia visual impactante desde su primera escena. Allí se ve una plataforma deslizándose con una de las partes de la nave hasta la zona de despegue, todo ante la atenta mirada de un par de operarios. Ese contraste entre el gigantismo de la maquinaria y las minúsculas figuras humanas alcanza para dimensionar las implicancias de una aventura especial seguida en vivo y en directo en todo el mundo. Incluida la Argentina, donde aquel “pequeño paso para el hombre y gran salto para la humanidad” marcó el debut de las transmisiones satelitales gracias a un flamante receptor instalado en la localidad bonaerense de Balcarce.
Douglas Miller tiene entre manos con una historia conocida (spoiler: Neil Armstrong, Michael Collins y Buzz Aldrin vuelven sanos y salvos), y sabe la cuestión más importante no pasa por qué contar sino por cómo hacerlo. La decisión del director es construir un dispositivo que convierta al espectador en testigo presencial de los hechos, quitando ese facilismo del género que son las voces voces en off para, a cambio, escuchar las comunicaciones entre los astronautas y la base que acompañan los videos de las distintas etapas de una misión, al tiempo que el montaje acelera su ritmo en los momentos de mayor suspenso. Otra escena clave es aquella en la que la cápsula inicia las últimas etapas del aterrizaje en la Luna, un hecho que Miller registra a través de un largo plano secuencia de varios minutos filmado con la cámara apuntando hacia esa superficie por entonces desconocida. Cada segundo los cráteres se ven más grandes, al tiempo que la flotación controlada de la nave genera un estado con partes iguales de ensoñación y tensión. Porque Apollo 11 es, efectivamente, un documental hagiográfico, pero entrega varios momentos de belleza pura.
7 - APOLLO 11
(Estados Unidos/2019)
Dirección y guión: Todd Douglas Miller
Duración: 93 minutos
Estreno en HBO y sus plataformas