La pandemia hace cosas que ni la ópera en más de cuatro siglos de historia hubiese imaginado. Por ejemplo, que un teatro monumental, concebido para espectáculos gigantescos, donde por tamaño y sentido todo es magno y opulento, se tenga que ajustar a las dimensiones físicas de la intimidad hogareña para mantener su mística. Por estos días de distancia y encierro, el Teatro Colón está presentando Casas de Ôpera, un muy bien resuelto ciclo de videos breves basado en arias y canciones famosas, realizados en el reducido espacio que puede ser la casa de un cantante. La serie, que ya colgó tres capítulos en www. teatrocolon.org.ar, nació a partir de una idea de Mariana Ciolfi, a cargo también del guión y la dirección escénica, y cuenta además con la dirección musical de Marcelo Ayub y la participación del pianista Iván Rutkauskas, junto a cantantes del teatro. El diseño de arte, vestuario y caracterización es de Stella Maris Müller, el diseño de luces de Fabricio Ballarati , el sonido de Augusto Nureña Santi y la edición de video e identidad visual a cargo del equipo de Comunicación Institucional del Teatro.
“Con la pandemia la pantalla se ha convertido en el escenario y nuestra casa en el espacio de trabajo. Esto nos sacude a todos, tenemos que estar receptivos y abiertos para poder ser creativos, que esta situación inédita sirva para fundar algo original”, reflexiona Ciolfi al comenzar la charla con Página/12. “Al principio, lo importante era no dejar de ensayar, de seguir entrenando por lo menos por Zoom. Empezamos a trabajar y enseguida fueron apareciendo situaciones, canciones, arias de ópera. Pasaban los días y la necesidad de volver a decir algo crecía, empezábamos a hartarnos de vernos en las ventanitas de la compu. Hasta que decidimos salir de esta realidad en busca de la ficción. Activamos la cadena de producción del teatro, vestuario, sonido, iluminación, y empezamos a generar un formato digital sobre arias de ópera y canciones, con una identidad visual propia pensando en la web”, agrega la directora de escena.
–¿Cómo se articuló el trabajo en este contexto de aislamiento?
–No fue fácil establecer una dinámica de trabajo. Ayudó mucho el hecho de que somos compañeros del teatro, nos conocemos y hemos trabajado juntos muchas veces. De hecho muchos veníamos de hacer El principito en la temporada pasada. Cada uno trabajó sin moverse de su casa e “intervino” su casa para que fuera su propio set, por lo que se tuvo que hacer cargo de más cosas que de costumbre. Hubo que instruir a los cantantes para que colocaran los fondos de escena, iluminaran, se maquillaran y se peinaran ellos mismos, para que supieran cómo ponerse una peluca. Si bien las circunstancias nos obligaban a un trabajo en muchos sentidos artesanal, fuimos muy cuidadosos en mantener el mismo rigor que tenemos para montar una ópera, en delinear cada personaje, elegir los vestuarios y caracterizar cada escena.
Lucía Alonso, Lautaro Chaparro, Rocío Fernández, Augusto Nureña Santi, Daniela Prado, Alejandro Spies y Pablo Urban son las voces que participan de esta original empresa, que hizo con la canción "Danke", del alemán Martin Gotthard Schneider, su primer clip. El segundo es "Lascia ch'io pianga", la célebre aria del Rinaldo de Handel, en una versión que multiplica el lamento de Almirena en una galería de personajes atacados por distintas manías acentuadas por la cuarentena, y el tercero es "Largo al factotum", la cavatina que canta Fígaro en el primer acto de El Barbero de Sevilla, de Gioacchino Rossini. El próximo clip está listo para subir y es sobre la barcarola de Los cuentos de Hoffman, de Jacques Offenbach, y el mismo elenco está trabajando en otro, sobre un aria de Don Giovanni, de Mozart. “No pensamos sólo en filmar un aria de ópera, sino en reinventarla. En estos trabajos ponemos en juego un pensamiento visual, que es más que llevar la ópera al video. En estas miniaturas es el video el que va a la ópera. Es tiempo de reinventar y que en esta pandemia, hablando de ópera, que se marchite lo que se tenga que marchitar y que florezca lo que deba florecer”, concluye Ciolfi.