A casi dos meses del inicio de las protestas contra el racismo y la violencia policial en la ciudad de Portland, el Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció que investigará el uso indebido de la fuerza por parte de agentes federales contra manifestantes. La investigación responde al pedido del fiscal de Estados Unidos en Oregon, Billy Williams, y a varias quejas formuladas por miembros del Congreso. Las manifestaciones se repiten a diario en esta ciudad del noroeste del país, y todos los días terminan de la misma forma: represión con palos, balas de goma y gases lacrimógenos. El miércoles por la noche, el alcalde Ted Wheeler, que quiso participar de las protestas, sintió en carne propia los efectos del accionar policial. A los reclamos surgidos tras el asesinato del afroamericano George Floyd, se sumó la preocupación por el despliegue de agentes federales ordenado por el presidente Donald Trump.
"En respuesta a solicitudes de miembros del Congreso y del público, la oficina del inspector general del Departamento de Justicia está iniciando una revisión (...) debido a las protestas y disturbios civiles ocurridos en Portland", establece el comunicado de la oficina a cargo del inspector Michael Horowitz. La revisión incluirá el "cumplimiento de las políticas del Departamento de Justicia respecto al uso de municiones menos letales, agentes químicos y otros usos de la fuerza".
El jueves cientos de manifestantes se acercaron pacíficamente hasta el Centro de Justicia de Portland, en paralelo a las caravanas de automóviles y reuniones en parques que se repiten a diario en la ciudad más grande del estado de Oregon. "¡Fuera federales!", es el grito que los movilizados replican cuando cae la noche. Las protestas nocturnas, que comienzan con asambleas y marchas, crecieron en tamaño luego de que empezaran a circular imagenes de oficiales federales camuflados deteniendo a manifestantes y subiéndolos a autos sin identificación.
Un grupo de mujeres que se hicieron conocidas bajo el nombre de Wall of Moms (Muro de las Madres) se unió a las protestas en los últimos días con remeras amarillas y cantando: "Federales manténgase alejados... Las madres han llegado". Con sus sombreros característicos, el jueves se sumaron las Raging Grannies (Abuelas Furiosas), un colectivo de activistas que se suma a los reclamos sociales en varias ciudades del país.
El miércoles, el demócrata Ted Wheeler, que participó de las protestas, debió ser escoltado en medio de una nube de gas y a pesar de usar la protección adecuada. "No voy a mentir, me duele. Es difícil respirar", dijo al diario The New York Times. "Y puedo decirles con toda honestidad, no vi nada que justifique" el uso de gas lacrimógeno, agregó, al referirse a una "reacción desproporcionada de los agentes federales". Fiel a su estilo, el presidente Donald Trump se burló de lo sucedido al subrayar cómo "el alcalde de la Izquierda Radical de Portland fue abucheado e increpado por agitadores y anarquistas".
El mandatario, que promueve la reimplantación de "la ley y el orden" en el país, había anunciado el miércoles que ampliará la cantidad de agentes federales en Chicago y otras ciudades ante lo que define como una escalada del crimen. El aumento de la presencia de las fuerzas federales en distintas ciudades provocó airadas críticas de legisladores demócratas y defensores de derechos civiles. A través de una carta, una docena de alcaldes condenó a esta práctica "propia de regímenes autoritarios".