En los orígenes de la fusión entre Soda Stereo y el Cirque du Soleil, Diego Sáenz, productor ejecutivo de Sép7imo día, no descansaré, percibía que estaba ante un hecho “histórico”. Era la primera vez que la imponente compañía canadiense preparaba un show en homenaje a una banda de habla hispana. Entonces, hubo cámaras que fueron registrando las etapas del largo proceso que comenzó en 2013. El resultado es el documental SodaCirque, sobre la creación del espectáculo que tuvo su estreno mundial en el Luna Park, donde se presenta hasta mediados de mayo.
SodaCirque se verá en la pantalla de HBO mañana a las 22 y está disponible en la plataforma digital HBO GO. Además, se puede adquirir en DVD en el estadio. Es un relato cronológico sobre las distintas instancias del proyecto. En resumen: desde el “delirio” inicial (en palabras de Sáenz); pasando por el viaje de Zeta Bosio y Charly Alberti a Montreal; la llegada de los creadores del espectáculo a Buenos Aires y su paso por sitios clave en la historia de los integrantes de la banda –por ejemplo, la casa en la que creció Gustavo Cerati–; el trabajo musical en Unísono, estudio de grabación del cantante; el arribo de contenedores y artistas a Tecnópolis; hasta los últimos ensayos. Hablan Bosio y Alberti; el manager de Soda, Daniel Kon; y el hijo y la hermana de Cerati, Benito y Laura. También el histriónico escritor y director de Sép7imo día, Michel Laprise; la directora de creación, Chantal Tremblay; el histórico ingeniero de sonido del grupo, Adrián Taverna; algunos de los artistas; y parte del equipo del Cirque de Montreal: el productor Charles Joron y el guía creativo, Jean-Francois Bouchard.
Dedicado a Cerati y dirigido por Agustina y Francisco Macri –los hijos mayores del Presidente de la Nación–, el documental avanza con el ritmo del proyecto porque se fue filmando en simultáneo a cada paso que dio la obra. En otras palabras, “empezó en paralelo con el proyecto”, confirmó Sáenz, CEO de Pop Art, productor ejecutivo también del film, otrora jefe de producción del músico. “A las primeras reuniones llevábamos una GoPro. Le robábamos, entre comillas, imágenes al Cirque, sin poder creer que estábamos ahí. Después llevamos a una persona para que registrara. Y hace un año empezamos a pensar en cómo podíamos armar esta historia”, explicó, en una suerte de rueda de prensa telefónica, de la que participaron PáginaI12 y medios de Uruguay, Chile, Colombia y México.
Una dificultad del registro, contó el productor, fue que en un principio no se podía revelar que este proyecto existía. El Cirque giraba por Latinoamérica con Kooza, su rimbombante propuesta en homenaje a los orígenes del circo -que también pasó por aquí y que, con destrezas más audaces, le hace un poco de sombra a este estreno–. “Entonces nos habían dicho que teníamos que mantener en secreto esta iniciativa. Estuvimos un año y medio sin poder contar nada a nadie. Tuvimos una tribu de gente que no sabía para qué estaba trabajando, incluso gente que trabajaba para el documental. Era muy divertido”, relató Sáenz. “El documental es un ojo totalmente privilegiado. Ibamos a reuniones donde todavía no sabíamos qué iba a pasar, y sin embargo, está la filmación. Es un testigo desde el primer minuto. La mirada interna. Lo que tiene de espectacular es que nunca podrías entrar a este mundo sino fuera a través de este ojo”, definió el productor, que puso el énfasis en las historias de vida que deja ver el material y el puente que se teje entre Montreal y Buenos Aires –las cámaras van de un punto al otro, realzando el encuentro–. Fuera de la narración quedaron “miles de horas de momentos que no tienen ningún sentido” y también escenas del estreno. En la cronología, el punto final lo ponen los últimos ensayos. “Queríamos lanzar el documental justo en la fecha en que el show se hacía”, indicó.
“Cuando empezamos con el proyecto (del show), suponíamos que era solamente para América latina, porque afuera la gente no conoce a Soda Stereo. Incluso Brasil era un territorio difícil de explorar. Es que el Cirque suele tener una música internacional, que no tiene idioma. Pero con la fuerza que se crea entre la gente y la obra, es muy posible que trascienda a mercados que nunca han escuchado hablar de Soda Stereo. Creemos que al documental le va a pasar lo mismo. Que puede llevar eso a lados donde Soda no es tan conocido aún”, destacó Sáenz. Próximamente, Sép7imo día se verá en Córdoba; luego en Perú, Chile, Colombia y México.
Más allá de la novedad del documental, el productor definió al espectáculo como “una gran apuesta”, aunque estaba convencido de que “iba a funcionar”. “Por suerte, las cosas están saliendo muy bien. Hemos vendido más de 500 mil entradas en la región”, puntualizó. Remarcó los “puntos en común” entre la banda y el Cirque: “increíblemente, los dos fueron creados en el 84. Y si hablo del Cirque hablo de vanguardia. Cada espectáculo es un paso adelante. El Cirque es creatividad e innovación, los mismos valores que podrían aplicarse a Soda”. Luego, recordó a Cerati: “Estuvo presente siempre en este proyecto, tanto en el show como en el documental. Todos lo extrañamos de forma particular. Su familia acompañó la propuesta desde el principio. Para ellos, éste es el mejor homenaje a la obra y a la vida de Gustavo. Empezamos en 2013 y él estaba en coma; siempre lo hablamos con la familia. Para nosotros era muy importante mantener viva la música de Soda”.
“En lo personal siempre quise que pasara a la próxima generación. Este proyecto se trata un poco de eso. En 2007 reconocimos que hay una generación de fanáticos, de chicos que por su edad nunca vieron a la banda en vivo. Es un orgullo que salgan de este show tarareando la música: ése para mí es el reto que Gustavo también hubiera querido”, sostuvo Sáenz. En Sép7imo día, producción de Pop Art y la compañía canadiense, un joven atormentado consigue su liberación al adentrarse en el universo del grupo, de la mano de coloridos personajes, mientras se suceden números de trapecio fijo, aro aéreo, cuerdas, diábolos, equilibrismo, acrobacia, malabarismo y contorsionismo, entre otros. La acción transcurre en un planeta que Laprise ha definido como el “Planeta Soda Stereo”.