“Hay pacientes que no pueden esperar mucho tiempo”, señaló Alejandra Velicce, encargada del área de Hemoterapia del Hospital de Clínicas, donde las donaciones de sangre cayeron en un 80 por ciento respecto de la cantidad de donantes que se acercaban al centro de salud antes de la pandemia. En la Provincia de Buenos Aires, donde las donaciones habían disminuido en un 50 por ciento a fines de marzo, se logró recuperar la cantidad necesaria para tratar a los pacientes, aunque las autoridades advierten que el número “aún es menor al del año pasado”.
En el Hospital de Clínicas, donde el promedio de donaciones era de 30 o 40 donantes por día, en las últimas semanas “hubo días en que sólo se acercaron tres personas”, afirmó a Página/12 Velicce y relató que la ubicación del hospital, el cierre de las universidades y centros de estudio impactó en la cantidad de donantes. “Cada vez que hacíamos colectas, la mayor parte de los voluntarios eran estudiantes”, señaló la especialista y aclaró que, por falta de sangre, “a veces se tienen que postergar cirugías de patologías complejas”.
Para donar, cualquier persona que cumpla los requisitos puede acercarse a la capilla del hospital, de lunes a sábados, entre las 9 de la mañana y la 1 del mediodía. “El banco de sangre está en el tercer piso, pero decidimos hacer las extracciones en la capilla para que las personas no tengan que ingresar al hospital, por la posibilidad de contagio de virus”, explicó Velicce.
Si bien después de la situación crítica de fines de marzo la situación mejoró, durante el mes de julio el stock de sangre volvió a escasear. “Estamos recurriendo a los familiares de los pacientes, pero en muchos casos viven lejos. Hay pacientes del interior del país que vienen a atenderse en el hospital y no tienen familiares que puedan acercarse”, explicó Velicce y agregó que, además, el problema de los donantes colaborativos --aquellos que se acercan porque tienen una persona cercana enferma-- “es que pueden tener alguna contraindicación que les impida donar, por eso apelamos a los voluntarios, que en general cumplen las condiciones porque las conocen previamente o porque ya donaron alguna vez”. Según la especialista, cuando recurren a la colaboración de familiares y amigos, el 30 por ciento de las personas que se acercan no pueden efectivizar la donación.
La Dirección de Sangre y Medicina Transfusional, que depende del Ministerio nacional de Salud, indicó que se necesita que el 3 por ciento de la población argentina done sangre para que los bancos tengan el stock suficiente. “Existe la posibilidad de utilizar lo que se llama sangre autóloga, pero es un método que no abarca a todos los pacientes”, explicó Velicce. La sangre autóloga es la que una persona dona para sí misma, es decir, se extrae previo a la intervención y se utiliza para la cirugía. Otra posibilidad es la hemodilución, en la que se extrae y se reutiliza la sangre del paciente durante la cirugía. “El método no se puede utilizar en ninguna persona que tenga anemia o leucemia. Son muchas las patologías, en especial pacientes oncológicos, que necesitan del banco de sangre”, señaló la responsable del área de Hemoterapia del Hospital de Clínicas y agregó que “las condiciones son seguras, solo necesitamos que la población conozca la importancia y se acerque a donar”.
En la Provincia de Buenos Aires, en cambio, la situación evolucionó después de la fuerte disminución de donaciones durante las primeras semanas de cuarentena: “De un 50 por ciento menos de donantes pasamos a un 10 por ciento menos respecto del año pasado”, señaló Nora Etchenique, directora del Instituto de Hemoterapia bonaerense, que abastece de sangre a más de 100 hospitales y centros de salud privados de la provincia. “No superamos el número habitual pero logramos equilibrarlo, y esto tuvo que ver con que salimos a buscar a los donantes”, explicó Etchenique y señaló que “al sacar los centros de donación de los hospitales y trasladarnos a donde está la sociedad, interpelamos a la comunidad directamente y también nos alejamos de los lugares donde hay riesgo de contagio”. En la provincia las colectas se llevan a cabo en Iglesias, centros educativos y comunitarios, así como en las distintas sedes del Instituto de Hemoterapia.
Turnos online
En la Ciudad de Buenos Aires hay dos posibilidades para donar sangre: presentarse en uno de los hospitales que reciben donaciones --como el Gutiérrez, el Santojanni o el Durand-- o bien en las escuelas que, por la pandemia, se acondicionaron para convertirse en “postas de donación”. Para organizar estas “postas”, que consisten en cuatro escuelas –-en los barrios de Caballito, Monserrat, Belgrano y Barracas-- y evitar la aglomeración, un conjunto de estudiantes de la carrera de medicina del CEMIC y de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires (UBA) creó un sistema de turnos online llamado DonARG, donde los donantes tienen que anotarse y completar el formulario “predonación”, para corroborar si cumplen con los requisitos. “Había un sistema para pedir turno por teléfono que no funcionaba bien y requería mucho tiempo de retrabajo”, señaló María Luz Tecera, ingeniera industrial egresada de la UBA. “Si los profesionales de la salud son los que están salvando vidas, como ingeniera quiero facilitar ese trabajo”, explicó Tecera y agregó que “la importancia del trabajo interdisciplinario es poder aportar distintas miradas a un problema que existe”.
El proyecto fue el ganador del Desafío Cuarentena, un concurso en el que la Facultad de Ingeniería convocó a estudiantes a presentar soluciones para problemas surgidos en el marco de la pandemia del coronavirus. Para llevarlo a la práctica, los estudiantes articularon con la Red de Medicina Transfusional de la Ciudad de Buenos Aires, de la que dependen los bancos de recepción de sangre. “Creo que la ingeniería tiene sentido si adopta el rol de ayudar a todos los sectores de la sociedad”, señaló Tecera y relató que “hay un desconocimiento en los jóvenes sobre la importancia de donar sangre. Yo misma no sabía lo urgente que era”. Según los datos que pudieron obtener a partir de la plataforma, más de la mitad de los menores de 35 años afirmaron que no sabían que existía la necesidad de donar sangre. Sin embargo, de las 4500 personas que posteriormente donaron a través del sistema de turnos, un 65 por ciento estaban dentro de ese etario.
“La idea es que el sistema se mantenga, porque es una forma de hacer más eficiente el trabajo de los profesionales, y además fomentar y convocar a la comunidad a que done sangre”, afirmó Tecera. El sistema de turnos funciona para ir a donar sangre en las escuelas habilitadas, pero no abarca a los hospitales, donde las donaciones se hacen de forma espontánea.
Informe: Lorena Bermejo.