En estos tiempos, negar la presencia del psicólogo en un plantel, en las estructuras deportivas de los grandes clubes o dentro de los equipos de trabajo de los deportistas de alto rendimiento, es dar ventaja. En el deporte de hoy se habla cada vez más de problemas de concentración, de presión, de motivación, o de problemas de relación o comunicación, que atentan contra el rendimiento, y que hacen necesaria la presencia del psicólogo deportivo. En los últimos tiempos, se ha hecho común escuchar a los deportistas de primer nivel hablando del trabajo psicológico; y del mismo modo, también hubo otros que confesaron problemas de depresión, desbordes de ansiedad o ataques de pánico, abriendo los ojos de la opinión pública hacia la necesidad de prestarle atención al tema, generando una mayor demanda de servicios.
Los clubes, de a poco, están empezando a considerar al psicólogo como un componente más en el armado del cuerpo técnico o médico. En estos días, el aislamiento está poniendo en una situación única a esta generación de deportistas, con muchas connotaciones que tienen que ser abordadas desde el costado psicológico. La incertidumbre por saber si el fútbol va a volver pronto genera mucha ansiedad, y en la AFA se habla de la necesidad de contar con un psicólogo en todos los planteles profesionales. Pero desafortunadamente, la participación del psicólogo sigue dependiendo de la palabra del entrenador de turno en muchas instituciones. En Vélez hay un servicio psicológico dentro del departamento médico que está a disposición, para el deportista y del entrenador.
La falta de conocimiento respecto a lo que puede o no aportar un psicólogo es una de las barreras más importantes que se presentan, y tenemos que trabajar mucho en ese aspecto, para terminar con aquello de que “el mejor psicólogo soy yo”, con que se escudaban algunos entrenadores de generaciones anteriores, y conseguir la presencia de un profesional en cada equipo. Los cambios generacionales demandan una gran capacidad de adaptación de parte de los líderes, para poder hacer que el mensaje llegue claro a los chicos de las nuevas generaciones, que tienen una visión muy diferente de la vida.
La complejidad de la sociedad actual hace que se tenga que trabajar sobre cosas que antes no se trabajaba, como por ejemplo la cabeza, la actitud, la motivación, y la comunicación. La gente suele ir al psicólogo cuando tiene problemas, pero en el deporte no es así, más allá de que todavía estamos luchando contra ese preconcepto. La psicología deportiva no solamente es para trabajar debilidades sino para generar fortalezas.
El psicólogo está para contener, para capacitar, para formar y para ayudar a optimizar el rendimiento del deportista y del equipo. El futbolista, si está mejor de la cabeza, va a ser mejor futbolista.
Estar permanentemente en el ojo de tanta gente hace que muchos deportistas tengan el Síndrome de “Superman”, que los lleva a negar malestares, sensaciones y sentimientos, porque siempre tienen que estar bien. Sin quererlo, terminan creyendo que tienen que ser invulnerables, y esa negación hace que la caída sea más dura cuando llegan los momentos de bajón. Por eso las presiones hay que trabajarlas y no ignorarlas.
* Psicólogo del plantel profesional de Vélez Sarsfield.