En una nueva escalada de tensión entre las dos principales potencias del mundo, China cerró el consulado de Estados Unidos en Chengdu, provincia de Sichuan, en respuesta al cierre de su sede diplomática en Houston , Texas. El ministerio de Relaciones Exteriores confirmó la decisión, y las autoridades chinas se hicieron cargo del lugar luego de retirar la bandera estadounidense. Estados Unidos le había dado 72 horas a China para cerrar su consulado en Houston, argumentando un "desequilibrio" en las relaciones bilaterales y justificándose en que la medida buscaba proteger "la propiedad intelectual y la información privada" del país. Beijing lo consideró una "provocación política" y amenazó con tomar represalias, que comenzaron a hacerse efectivas el lunes.
Funcionarios chinos entraron este lunes al recinto del consulado de Estados Unidos en Chengdu poco después de que se retiraran los últimos empleados. Simbólicamente, la bandera de Estados Unidos fue izada por marines poco antes en el interior del complejo diplomático y entregada al cónsul general Jim Mullinax. Grúas transportando contenedores y camiones de mudanza se podían ver por la mañana frente a la entrada principal de la delegación, mientras operarios cubrían el nombre del consulado con una gran placa blanca. El domingo, el consulado en Chengdu se convirtió en una verdadera atracción para los habitantes de esta ciudad del suroeste de China. Muchos curiosos se sacaban fotos frente al edificio, mientras otros flameaban banderas chinas.
Un vocero del Departamento de Estado en Washington indicó que los diplomáticos partirán de China el 27 de agosto. "Estamos decepcionados con la decisión del Partido Comunista Chino", señaló el funcionario a la agencia AFP. "Hoy nos despedimos del consulado de Estados Unidos en Chengdu. Los vamos a extrañar por siempre", comentó por su parte en la red social Weibo la embajada estadounidense en Beijing.
Un día después de que Estados Unidos anunciara el cierre del consulado chino en Houston, Beijing respondió ordenando "el cese de todas las operaciones" de la oficina consular norteamericana en Chengdu. Más tarde Beijing protestó por la entrada por la fuerza de agentes estadounidenses el pasado viernes, luego de que se retiraran los funcionarios chinos. El edificio es "una propiedad nacional de China", remarcó el ministerio de Relaciones Exteriores chino, refiriéndose al derecho internacional.
"La relación entre ambos países no es la que China desearía, pero Washington es responsable de ello", aseguró la cancillería asiática a través de un comunicado, y agregó que su respuesta está "en línea con la ley internacional, las normas básicas que rigen las relaciones internacionales y las prácticas diplomáticas" ya que, a su juicio, las medidas tomadas por Washington rompieron todas estas reglas.
El secretario de Estado Mike Pompeo había asegurado el jueves pasado que el consulado chino en Houston era un "centro para el espionaje y el robo de propiedad intelectual". "Algunos empleados del consulado de Estados Unidos en Chengdu han realizado actividades que van más allá de sus funciones y han puesto en peligro la seguridad y los intereses chinos", acusó por su parte Beijing.
El consulado de Chengdu fue inaugurado en 1985 por el entonces presidente George H. W. Bush, y en él trabajaban unas 200 personas. Además de su embajada en Beijing, Estados Unidos se queda ahora con cuatro consulados en China continental (Cantón, Shanghai, Shenyang, Wuhan) y uno en Hong Kong, territorio autónomo sacudido el año pasado por manifestaciones masivas contra el gobierno central. Beijing acusó entonces a Washington de estar detrás de los disturbios. Los nacionalistas chinos pidieron la semana pasada el cierre del consulado estadounidense en Hong Kong.
La crisis de los consulados lleva las ya deterioradas relaciones entre las dos potencias mundiales a uno de sus peores momentos en décadas. Y viene a sumarse al intercambio de acusaciones por el origen del coronavirus, la guerra comercial, los reproches por la nueva ley de seguridad para Hong Kong y la situación de los derechos humanos de las minorías musulmanas en la región china de Xinjiang.