Se suele hablar de la adolescencia como una etapa de experimentación y búsqueda de la personalidad. Con la deconstrucción del patriarcado —lucha que sigue vigente en la actualidad— uno de los esquemas que se busca derribar es el binarismo de género. El pasado 14 de julio se conmemoró el Día Internacional de la Visibilidad No Binaria, fecha que se reconoce desde el 2012.
La lucha por la visibilizacion es una batalla de la cual jóvenxs forman parte enfrentándose a un sistema binario y a sus xadres. Escapistas de la norma de géneros, no se sienten ni mujeres ni hombres, cada joven vive el no binarismo de una manera distinta.
En la actualidad, son visibles muches famoses no binaries tales como Lachlan Watson, personaje del mundo oculto de Sabrina —serie de Netflix— o Sam Smith —cantante londinense—. De la misma manera, dentro de series y películas están incluyendo —aunque muy pocos— personajes con género disidente como Stevonnie de Steven Universe y Double Trouble en She-Ra and the princesses of Power.
Diferentes maneras de ser no binarie
Violeta es argentine, no binarie y tiene 18 años. Hace teatro, disfruta dibujar acerca de sus sentimientos y sube con fotos a Instagram —@bbiolter— con escritos que le interpelan sobre temas como la gordofobia y la importancia de la identidad. Mantiene un diario de dibujos y una de sus últimas entradas compartidas fue el 10 de julio cuando posteó un mechón de su pelo pegado con una cinta de corazones y decía “un pedacito de mí para recordar que soy real”.
Violeta define al no binarismo: “Ser no binarie es no encajar en los parámetros de hombre y mujer. No es un tercer género sino que es un término paragua, es una experiencia única para cada persona y no hay una sola forma de ser no binarie, por eso está bueno no asumir el género de cada quien y siempre preguntar los pronombres”. Explica que una de las cosas primordiales para elle es buscar la comodidad de la gente y no reproducir estigmas sobre el no binarismo.
Biolter cuenta que comenzó el proceso de asumir que era no binarie en el 2018: “Yo me había cortado el pelo por primera vez muy corto y mientras esperaba a une amigue en un kiosco, un señor retándome por sentarme ahí me dijo algo así como córrete de ahí, papi. En el momento me pareció gracioso y me gusto que se hayan confundido” Ese error por parte del kiosquero hizo que Violeta indague e investigue sobre el género. Explica que notaba que sus amigues trans no estaban a gusto con su cuerpo, se habían cambiado el nombre o usaban pronombres diferentes a los que les habían asignado al nacer, entonces elle sentía que no era válide porque está a gusto con su cuerpo y su nombre y los pronombres asignados no eran cuestiones que le molestasen. “Pensaba que había una sola forma de ser no binarie y al conocer a otras personas y adquirir más información al respecto me di cuenta de que estaba equivocado y que mi experiencia era igual de válida”.
Otra situación que no le permitió fluctuar de género libremente a Biolter fue el hecho de leer ataques en redes sociales hacia las personas trans: “Cuando recién comencé a pensar en mi identidad y a recorrer este camino de encontrarme a mi misme, me dolió y me entristeció ver en internet a tantas feministas transexcluyentes invalidando a las personas no binarias”. Agrega que ver esos ataques le generaban miedo de expresarse, enojo y más que nada tristeza.
Mile Levit es una persona no binaria de 18 años. Está cursando el CINO de la carrera de actuación en la Universidad Nacional de Artes. Le apasionan las películas antiguas —sin importar el género— y los musicales. Elle escribe poesía y le gusta salir con sus amigxs. Dice: “Con mis amigues solemos ir a fiestas más under, prefiero ir a un ciclo cultural con birra que a un boliche”.
En cuanto a la difícil y tan personal definición del no binarismo, Mile concuerda con la definición de Violeta y agrega: “Dentro del espectro después hay muchas otras identidades y definiciones. No me gusta definirlo, porque cada recorrido es propio y no todas las personas que nos identificamos como "algo" lo sentimos y vivimos de la misma forma”.
El camino en busca de su identidad que Mile comenzó a los 14 años relata que hasta esa edad elle se definía como mujer, pero desde siempre tuvo dudas sobre su identidad de género y su orientación sexual. “Al principio me definía como género fluido, que para mí era no ser ni hombre ni mujer, pero esa definición hoy se la adjudico a ser no binarie. Comencé a contárselo a mis amistades y lo entendían, aunque aún me trataban en femenino porque en ese entonces no me molestaba y el uso del lenguaje inclusivo no pisaba tan fuerte” explica.
Mile explica que en la secundaria —colegio Julio Cortázar— sentía que no debía presentarse como no binarie en público ya que militaba en el centro de estudiantes y creía que las identidades disidentes no pesaban tanto en la lucha feminista como las mujeres cis: “Nunca lo conté en la escuela a las autoridades ni a les docentes, creí que no lo iban a entender e iba a ser motivo de burla. Incluso algunes compañeres usaban el lenguaje inclusivo en forma de burla, no me sentía comode”.
En su último año de cursada en el colegio Mile le comenzó a exigir a sus compañeres de militancia y a sus amigues que le traten con los pronombres que le resultaban cómodos —neutros—. Cuenta que muches lo hacían y otres se olvidaban pero que nunca fue con mala intención, generalmente era solo un error. “Siempre fui bastante comprensive porque sabía que el uso de la "e" no era tan común. Actualmente sí me molesta más cuando la gente que me conoce y sabe mis pronombres no los respeta. Trato de decir a cada lugar nuevo al que voy cómo quiero que me traten, porque siempre asumen que soy mujer por mí aspecto”.
Una de las estrategias que implementó para que la gente no asuma su género al verle fue cambiar su aspecto y su vestimenta, explica: “Otra cosa que creí que tenía que hacer para que me traten en neutro era verme andrógine, vestirme no tan femenino, no maquillarme tanto. Sentí que tenía que renunciar a muchas cosas de la "femineidad" que a mí me gustaban.” Explica que actualmente disfruta del maquillaje y sus expresiones femeninas aunque a la gente le cueste más asimilar su identidad basándose en su aspecto.
Ana López es une chique de 16 años estudiante secundarie del Lenguas Vivas. Ani hace música, toca el piano, la guitarra y canta. Tiene un perfil en Soundcloud —una plataforma musical en la que cualquier usuario puede subir material— donde es conocide como Kiwy. Esta cuarentena subió alrededor de 20 canciones —propias y covers— como The Night We Met y LOWLOWLOW. Los géneros musicales que más le gustan son el Indie, el Bedroom Pop el Vaporwave y el LO-FI.
Cuenta sobre su experiencia: “Me di cuenta de que era no binarie porque empecé a experimentar una disforia de género e intenté que la gente me llame con pronombres masculinos, pero la verdad es que no me sentía identificade, así que comencé a usar pronombres neutros y estaba mucho más feliz y a gusto con esa identificación”. También explica que no se sentía bien con su cuerpo femenino, “sentía que no era mi cuerpo”, explica que no le gustaban cosas como su cintura y su busto.
Sobre la respuesta de sus amigues comentó: “Mi circulo lo tomó muy bien, siempre me trataron con los pronombres con los que me identificaba y me tenían mucha paciencia cuando estuve cambiando de nombres y pronombres”.
En el colegio —Ana está cursando cuarto año de manera virtual— sus profesores no respetaban sus pronombres por más que elle les pidiera: “Recuerdo que una vez, con otre compañere no binarie del curso que una profesora de geografía nos invalidó completamente. Le dijo a mi amigue que eso no era un pronombre real y esas cosas duelen mucho a esta edad”.
Familias
Sobre su familia Ana cuenta que tuvo problemas para decirle sobre su identidad a sus xadres y al no comunicarse no tuvo manera de expresar que quería un binder —una faja para aplanar el pecho— o que tenía deseos de operarse, todas cosas que le habrían ayudado a estar más a gusto con su imagen física. “No sé bien por qué no me salió decirles, es algo complejo, mis xadres son las personas más compresivas que conozco pero me daba miedo decirles que su hija no era su hija sino su hije” cuenta a Las 12.
Explica que parte de ese temor a no ser aceptade fue alimentado por el hecho de que sus familiares siempre “jodían mucho” con los pronombres neutros. Ana remarca “nunca me hicieron sentir segure al respecto”.
Por su parte, Mile cuenta que hace tres años le comentó a sus xadres tanto sobre su orientación sexual como su identidad de género: “No lo entendieron y se confundieron mucho ya que yo les conté que soy no binarie y bisexual. Mezclaron los dos conceptos. Actualmente me siguen preguntando la definición, me suelen tratar en femenino y eso me jode mucho, no la paso bien” explica. Agrega también que su madre últimamente comenzó a incorporar más tratarle en neutro pero que aún no siempre le trata así.
Sobre sus amigues: “Siempre me apoyaron, son mi familia elegida —por más cliché que suene, agrega entre risas— y realmente me hacen sentir cómode, respetan mis pronombres y fueron a les que primero les pedí que me comiencen a tratar como “elle”, aunque a veces se les escapa un trato femenino, la mayoría de las veces me respetan”.
En el caso de Violeta, al igual que Ana, aún no conversó con sus xadres sobre su identidad de género. Sus xadres están separades, elle vive con su madre en Buenos Aires mientras que su padre vive en el sur y está casado con un hombre que vive en Barcelona, España.
“Capaz me gustaría hablarlo con elles pero no desde un lugar de tener que contarles cada detalle de mi identidad porque realmente no siento que tenga que explicarle nada a nadie, sino para contarles un poco de mi porque quiera o no es una parte importarte de mi persona”. Viole comenta que está esperando el momento que sienta como el indicado para conversar con su familia.