Cristian Romero fue imputado y quedó en prisión preventiva por el femicidio de Julieta Del Pino, la joven de 19 años asesinada en la localidad de Berabevú. La jueza Silvina Marinucci escuchó la acusación de los fiscales Susana Pepino y Matías Merlo, contra el hombre de 28 años, y ordenó que permanezca preso durante la investigación. En la audiencia, señalaron que “la conducta del imputado fue siempre violenta y se enmarca en una situación desigual de poder y subordinación en un marcado contexto de violencia de género”. Según detallaron, la víctima “fue llevada a la casa del hombre ubicada en calle Güemes al 300, donde la golpeó, le causó múltiples hematomas en el rostro; la estranguló con sus manos y le causó la muerte por asfixia”. Tras ello, indicaron que “la víctima fue arrastrada por el imputado hasta el fondo de la vivienda, donde ocultó el cadáver en un pozo. Luego le arrojó cal y tierra, y lo tapó con una loza de cemento y un tanque de agua”. 

Pepino y Merlo indicaron que "el delito fue cometido entre los últimos instantes del viernes y los primeros minutos del sábado. Alrededor de las 23.30, el imputado se trasladaba por las calles de Berabevú en un vehículo e interceptó a la víctima en inmediaciones de Simón de Iriondo y pasaje Padre Galeano”. Y agregaron: "El venía siguiéndola, las cámaras muestran el auto de Romero dos minutos después que la bicicleta" de la chica, que no fue encontrada. Según indicaron, no es casualidad que el cuerpo de la joven fuera tapado con cal, cuando "el acusado era albañil".

Temprano, la mamá de Julieta negó que su hija y el detenido hayan sido novios. Por la tarde, los fiscales indicaron que "habían mantenido una relación" -aunque no la calificaron como noviazgo-, según dos testimonios que obtuvieron en la investigación. "Había una molestia constante de él mediante mensajes. Insistía en verla. Ella había bloqueado a esta persona", que actualmente tenía  otra pareja. Por ese contexto, le achacaron el "homicidio agravado por el vínculo y por ser cometido en un contexto de violencia de género (femicidio)". 

La madre de la víctima también reveló que el acusado era compañero de trabajo de su hijo, y que cuando todo el pueblo estaba desesperado buscando a Julieta, él tuvo una actitud escalofriante: se ofreció a salir antes del trabajo para ayudar en la búsqueda, mientras sabía que la chica estaba sin vida, oculto en el patio de su casa.

Pasado el mediodía de ayer, el dolor y la bronca se multiplicaron cuando los restos de la joven fueron despedidos, en la localidad de alrededor de 2400 habitantes, a poco más de 150 kilómetros de Rosario. Por la tarde, allegados, vecinas y vecinos de Julieta rodearon el frente de los tribunales de Melincué y clamaban "justicia, justicia, justicia", mientras adentro de realizaba la audiencia, que terminó pasadas las 19. "El machismo no respeta cuarentena"; "queremos vivir y no sobrevivir", "nos queremos vivas", rezaban los carteles que se alzaron en las puertas de la "Casa de Justicia" de Melincué. 

La chica fue interceptada la noche del viernes cuando salía de trabajar en un kiosco cercano a su casa. El agresor actuó cuando faltaban dos cuadras y media para que Julieta llegara a su casa, después de pedirle por teléfono a a su mamá que le calentara la comida, porque ya iba en camino. 

El presidente Comunal de Berabevú, Tomás Sorribas describió la sensación del pueblo que no sale de la conmoción por un hecho que no tiene antecedentes en la localidad.