El 6 de julio pasado, la cancillería argentina difundió una comunicación entre el ministro Felipe Solá y el ministro de Comercio chino, Zhong Shan, y anunció una “asociación estratégica” entre ambos países para producir “9 millones de toneladas de carne porcina de alta calidad” con una “inversión mixta entre empresas chinas y argentinas”.
En Pasajera en Trance consultaron sobre el tema a Soledad Barruti, periodista especializada, autora de Malcomidos y Mala leche. "En la medida en que tenés granjas industriales de animales –sean cerdos, pollos o vacas–, hacinados, compartiendo excrementos y fluidos, alimentados con antivirales y antibióticos, son propensos a generar alteraciones que terminaron en pandemias", dijo Barruti en referencia a la gripe porcina aparecida en Mexico, la peste porcina africana -que llevó a China a sacrificar unos 250 millones de animales- y la nueva cepa de gripe porcina, que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) podría derivar en una nueva pandemia .
Segun Barruti, las granjas factoría o megagranjas son "un caldo de cultivo de tóxicos. Incluso en países desarrollados como los Estados Unidos, los desechos van a unos piletones de tamaño tan descomunal que los excrementos suben a las nubes y terminan lloviendo sobre la población".
Para Barruti, la solución no pasa por controlar esta forma de producción. "Podés generar mecanismos de control pero el problema va a saltar igual. Argentina, con sus feed lots y la crianza industrial de ganado, tiene números récord de síndrome urémico hemolítico", la principal causa de de transplantes en niños, según la periodista.
"Hay que abandonar el sistema de producción industrial y pensar otro que no dañe el medio ambiente y mejore las condiciones del sujeto productivo más empobrecido del mundo: el trabajador rural. Es otra deconstrucción que necesitamos hacer de una forma patriarcal de pensar al mundo y a las personas", opinó.