El gobierno busca reducir del 21,0 al 10,5 por ciento la alícuota del IVA en las leches que tienen mayor participación de mercado. Así lo planteó en el proyecto de enmienda presupuestaria para 2020 que presentó ante el Congreso. Al mismo tiempo, la comercialización de leche sin aditivos, que tiene un peso mucho más bajo en los comercios, pasaría de estar exenta a pagar un 10,5 por ciento.
Se desconoce el efecto de corto plazo que la medida puede tener en las góndolas a raíz de una serie de factores. En los supermercados, está vigente un esquema de compensaciones al IVA que en principio se levantaría, aunque está vigente precios máximos. Por otro lado, en supermercados chinos y almacenes la lógica diría que los precios podrían bajar, pero la experiencia histórica desmiente ese pronóstico.
Por otro lado, la comercialización de la leche sin aditivos, de baja participación en el consumo popular, pasaría a tributar un 10,5 por ciento. La exención sólo funcionaba para la comercialización, mientras que en etapas de producción previas sí pagaba IVA.
Con o sin aditivos
Las leches sin aditivos no tienen agregados como hierro, calcio o vitaminas. A los fines de maximizar sus ganancias, las grandes industrias lácteas desarrollaron líneas de leches con aditivos. Las leches sin aditivos en las góndolas están exentas de IVA, aunque sí pagan IVA los eslabones anteriores en la cadena de producción. Ahora, el gobierno busca subir la alícuota de la leche sin aditivos hasta el 10,5 por ciento. Esto es lo que la oposición denuncia como una suba del precio de la leche en medio de la fenomenal crisis socio-económica.
Sin embargo, la leche sin aditivos tiene una participación baja en el consumo final. Un ejemplo claro de ello es que Mastellone Hnos, la principal empresa del mercado lácteo, no produce leche sin aditivos. Este tipo de leche ni siquiera se comercializa en algunos supermercados. “La leche que se vende paga 21 por ciento de IVA. Esto se puede corroborar con cualquier ticket”, resumen a este diario desde una de las grandes cadenas de supermercados.
En el Ministerio de Desarrollo Productivo explican que “con el objetivo de unificar criterios y evitar abusos se establece la misma alícuota a un conjunto de alimentos lácteos. Para eso, se eliminan exenciones (tasa 0 por ciento) vigentes a algunas leches que hoy prácticamente no se comercializan en los supermercados”. Desde Federación Agraria aclaran que si bien el peso de mercado es bajo, se trata de un producto que conviene impulsar y no desestimular, porque es más económico que la leche con aditivos.
"La mayor parte de la leche que se consume en la Argentina paga IVA al 21%", aclaró la secretaria de Comercio, Paula Español. En los supermercados, prácticamente toda la leche que se ofrece tiene aditivos. Es lo que buscó dejar en claro la funcionaria, saliendo al cruce de quienes buscaron instalar que el nuevo ordenamiento supondría un aumento de precios. "Todo lo contrario, porque estamos bajando el IVA sobre el segmento que más se comercializa", explicó Español.
Para entender el derrotero del caso hay que remontarse al 16 de agosto del año pasado, cuando el gobierno de Mauricio Macri redujo a cero la alícuota del IVA de los productos de la canasta básica, una medida temporaria que regiría hasta el 31 de diciembre. Macri acababa de perder por amplio margen las PASO y dejó correr el dólar para alentar los fantasmas de la vuelta del kirchnerismo. Ante el escenario de nuevos saltos inflacionarios, redujo a cero el IVA de forma temporaria. El resultado inmediato fue que los precios subieron pero menos de lo esperado.
El 31 de diciembre de 2019 caducó la medida de Macri y el nuevo gobierno no la renovó, con lo cual en los hechos repuso el IVA a los alimentos. Sin embargo, diseñó un esquema de subas escalonadas en el precio al consumidor, distribuyendo los costos entre sectores y postergando el impacto en el tiempo.
Pero en el caso de la leche, la decisión fue mantener los precios sin subas al consumidor, bajo la promesa a los supermercados de que se les compensaría la diferencia que se generaba porque ellos compraban la leche pagando el 21 por ciento del IVA. Esa compensación todavía no se instrumentó.
En el caso de los comercios de proximidad y supermercados chinos, no hubo promesa de compensación, por lo cual la leche se ajustó hacia arriba con la reposición del IVA.
Ahora, el gobierno propone un cambio de esquema: que la leche con aditivos pague el 10,5 por ciento en lugar del 21 por ciento. Es decir que por ley, baja el IVA para la leche mayormente consumida. Para todos los comercios de cercanía, como supermercados chinos y almacenes, esto implica una baja de costos.
En el caso de los supermercados, la situación es más compleja porque en el medio están las compensaciones comprometidas, que se supone no van a continuar. Falta saber si el gobierno hace que la alícuota no compensada del 10,5 por ciento la siga afrontando el supermercado a través del congelamiento que prevé Precios Máximos o si se elabora un plan de restitución de ese costo en el precio final.
Al mismo tiempo, el Estado tendrá una baja en la recaudación. El gobierno estima un costo fiscal de 1800 millones de pesos al año.