Un grupo de cientificos del Conicet La Plata descubrió en La Rioja, en el límite con el Valle de la Luna, piezas paleontológicas de 230 millones de años. Es en una zona que, pese a ser cuna de valiosos hallazgos, incluido un dinosaurio, había sido históricamente ignorada.
"Durante décadas, la mayoría de los fósiles fueron encontrados en San Juan, y recién a comienzos de 1960 hubo hallazgos en el mismo terreno, pero del lado riojano", explicó Julia Desojo, investigadora del CONICET en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata.
Según la autora, el paleontólogo José Bonaparte, responsable del descubrimiento de restos de faunas extintas, en una campaña de 1962 descubrió en el área un arcosaurio que fue bautizado posteriormente Venaticosuchus rusconii. También halló un ejemplar de dinosaurio herbívoro primitivo llamado Pisanosaurus mertii pero, a pesar de los descubrimientos, "siguió estudiando otras áreas y esta zona quedó relegada".
Nuevas exploraciones y grandes hallazgos
En 2013, aprovechando una visita a la ciudad de La Rioja junto a otros investigadores, Desojo improvisó una exploración a la localidad Hoyada del Cerro Las Lajas, limitante con el Valle de la Luna en San Juan. Aunque encontraron pocos materiales, intuyeron que había más y organizaron tres campañas en 2016, 2017 y 2019.
De esos viajes volvieron con un gran número de huesos de animales que vivieron en épocas remotas y todas las novedades se publicaron este miércoles en la revista Scientific Reports.
El equipo consiguió exhumar más de cien nuevos fósiles de vertebrados que fueron ingresados a la colección del Centro Regional de Investigaciones Científicas y Transferencia Tecnológica de La Rioja. Los más abundantes pertenecen a distintas especies de arcosauromorfos, grupo muy primitivo que incluye al linaje de los cocodrilos y los dinosaurios, entre los que aparecen ejemplares hasta ahora desconocidos.
"Pudimos reconocer por primera vez en la zona la presencia del género Teyumbaita, un arcosauromorfo con un cráneo robusto y picudo que medía hasta 2 metros y que solo se conocía previamente en rocas de la misma antigüedad pero en Río Grande del Sur, en Brasil", relató Desojo.
Entre los descubrimientos, se destacan además restos del cráneo y esqueleto axial de otros tres animales emparentados con cocodrilos actuales no solo por su apariencia sino por tener hábitos semiacuáticos: Proterochampsa, Aetosaurorides (a su vez también parecido a una mulita), y un paracocodrilomorfo que no se pudo determinar con exactitud.
Asimismo, aparecieron restos de cinodontes, formas relacionadas a los mamíferos, más específicamente correspondientes al género Exaeretodon, un herbívoro cuadrúpedo del tamaño de un tapir.