Con las fotos antiguas se puede lograr algún acercamiento con la Buenos Aires de antes, esa de las calles empedradas, fastuosos edificios y tranvías que cruzaban la ciudad. Sin embargo, esa imagen en blanco y negro muchas veces se torna lejana, como una instantánea congelada y estancada en su tiempo. El ingeniero industrial Fernando Furundanera recurrió a la inteligencia artificial para lograr que las fotos del Archivo General de la Nación cobren vida a través del color. Esa herramienta tecnológica, que adquirió a través de la licencia del Massachusetts Institute of Technology (MIT), luego la combinó con un trabajo manual que incluyó la consulta con historiadores y especialistas para que el resultado final sea el más fiel posible.
“Buenos Aires era una ciudad que no es como siempre la vimos, es mucho más colorida de lo que nosotros la imaginamos cuando vemos los registros históricos que tenemos”, subrayó a Página/12 Furundanera, quien publica sus fotografías en Argentina en Color . Sus trabajos se replican en las redes sociales, donde los usuarios generan nuevos debates sobre la arquitectura de la ciudad, la composición de los autos y la vestimenta de las personas que aparecen fotografiadas. “Las fotos tratan de retratar un día cotidiano con gente en la calle, con autos, tranvías, colectivos. Lo que busco es que permitan situarnos en la calle de esas épocas”, explicó.
Un software especial de AI le permite a Furundanera predecir los colores originales de cada foto procesada, previamente seleccionada según su nitidez y otras características relacionadas al proceso técnico al que se la someterá. Este trabajo se complementa con una investigación histórica para corroborar el tono específico de cada uno de los objetos que allí aparecen. Por último, llega el momento de colorear con Photoshop capa por capa para alcanzar el color deseado, una tarea que puede llevar entre 8 y 12 horas, según explicó. Una foto original puede tener hasta 100 capas pegadas encima de la foto coloreada.
“Conforme fue avanzando el proyecto fui conociendo expertos e historiadores que empezaron a darle contenido histórico a lo que hago. Todas son fotos validadas”, resaltó el ingeniero, quien explicó por ejemplo el proceso particular que vivió al colorear el sistema de transporte antiguo. “Hay mucha historia detrás de los colores de los ómnibus, porque las empresas competían con el tranvía, entonces utilizaban colores más penetrantes para llamar la atención”, relató.
Bruno Correia, quien investiga hace 15 años la historia de la ciudad y administra además la web de Fotos Antiguas de la Ciudad de Buenos Aires (FACBA ), contó que el coloreado de fotos existe hace mucho tiempo, pero resaltó el trabajo puntual de investigación que realiza Furundarena para alcanzar cada tonalidad. “Está en contacto con las agrupaciones de colectivos y transportes públicos para encontrar los colores originales, eso lo distingue de todo los demás. Por eso, hasta la gente que no conoce el proceso se da cuenta de que eso está muy bueno”, remarcó.
Para Correia, el mayor aporte del coloreado es que “rompe esa barrera que pone el blanco y negro que hace pensar que es otro tiempo, que separa a uno de la foto". "El color le devuelve le devuelve un elemento de cotidianeidad, de humanidad, lo vuelve vibrante”, enfatizó.