En medio de una pacífica protesta contra la brutalidad policial en la ciudad de Nueva York, cuatro agentes de civil descendieron de una minivan Kia gris sin identificación, levantaron de la calle a una activista trans de 18 años y la ingresaron al vehículo antes de alejarse del lugar a toda velocidad. El lamentable episodio quedó capturado en varios videos y fue rápidamente viralizado en redes sociales. Politicos locales, referentes demócratas y organismos de derechos humanos expresaron su preocupación por el procedimiento policial, una escena que se vio recientemente en ciudades como Portland y que recuerda a los peores regímenes autoritarios. Como parte de su campaña destinada a reestablecer "la ley y el orden" y con miras a los comicios de noviembre, el presidente Donald Trump había ordenado el despliegue masivo de agentes federales en distintas regiones del país. Lejos de replantear su postura, este miércoles se confirmó el envío de tropas a otras tres ciudades lideradas por demócratas: Cleveland, Detroit y Milwaukee. En paralelo, la gobernadora del estado de Oregon, Kate Brown, celebró el retiro de los agentes federales de Portland a partir del jueves, aunque el propio presidente dejó la medida en suspenso.
La detenida, identificada como Nikki Stone, de 18 años, fue puesta en libertad durante la madrugada del miércoles tras haber pasado unas cinco horas bajo custodia policial y ser acusada de vandalismo y delitos contra la propiedad. Junto a ella, otras 11 personas permanecieron detenidas. En un comunicado, el Departamento de Policía de Nueva York señaló que la joven era buscada por dañar cámaras policiales en las inmediaciones del Ayuntamiento de la ciudad. Según el relato de la policía local, los agentes que la detuvieron fueron atacados con piedras y botellas, pero ninguno de los videos compartidos en redes sociales lo demuestra.
"Nada de eso sucedió en absoluto", dijo Clara Kraebber, una estudiante de Oxford de 20 años presente en la manifestación, al sitio web Gothamist
. "Literalmente doblamos la esquina y nos encontramos con una línea de policía que nos atacó sin previo aviso". Agregó que los agentes usaron gas pimienta "aparentemente al azar" contra el grupo mientras detenían a Stone: "Buscaban que fuera doloroso estar allí".
Sobre el uso de un vehículo sin identificación, la policía de Nueva York explicó que es algo habitual cuando se busca a un sospechoso, y que la detención tuvo lugar detrás de un cordón formado por agentes identificados. La congresista demócrata Alexandra Ocasio-Cortez fue una de las primeras en reaccionar a través de su cuenta de Twitter: "Nuestras libertades civiles están al borde. No hay excusa para arrebatar a las mujeres de la calle y arrojarlas a camionetas sin patente". Por último, Ocasio-Cortez le pidió a los estadounidenses que "resistan al autoritarismo". En tanto el concejal de Nueva York, Brad Lander, remarcó que "ver a la policía desplegando furgones sin distintivos para arrestar en la calle a manifestantes parece más una provocación que seguridad ciudadana".
Las imágenes de la detención de la joven manifestante también generaron fuertes críticas de la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU), que calificó el arresto de "peligroso, abusivo e indefendible". El colectivo feminista Women's March señaló en su cuenta de Twitter: "Primero, Trump llamó a las tropas federales en Washington porque quería una sesión de fotos. Luego, los llamó a Portland para sofocar las protestas. Ahora, la policía secreta de Trump se encuentra desplegada en varias ciudades, sin justificación ni invitación. Esto es fascismo".
El arresto de Stone se produjo en un momento de alta tensión en Estados Unidos, luego de que el gobierno de Donald Trump decidiera desplegar un dispositivo de seguridad en la ciudad de Portland en respuesta a las protestas que se iniciaron tras el asesinato del afroamericano George Floyd y ya cumplen dos meses. Este miércoles, el gobierno reforzó su política represiva al confirmar el envío de agentes federales a las ciudades de Cleveland, Detroit y Milwaukee, bajo el supuesto objetivo de frenar el aumento de la delincuencia.
"Estas tres ciudades están experimentando un aumento inquietante de crímenes violentos, particularmente homicidios", dijo en un comunicado el secretario de Justicia, Bill Barr. La administración republicana envió también refuerzos federales a ciudades como Kansas, Chicago y Albuquerque, donde los funcionarios locales cuestionaron la iniciativa tomada en medio de la campaña presidencial.
Por otra parte, la gobernadora del estado de Oregon, Kate Brown, anunció que el contingente enviado a Portland comenzará a retirarse el jueves, "Después de mis conversaciones con el vicepresidente (Mike) Pence y otros funcionarios, el gobierno federal ha acordado retirar a los oficiales federales de Portland", escribió la gobernadora Kate Brown en su cuenta de Twitter. "Han actuado como una fuerza de ocupación y han traído violencia", indicó en referencia a los duros enfrentamientos con los manifestantes que desde hace semanas protestan contra el racismo y la brutalidad policial.
Sin embargo Trump, que buscará la reelección en noviembre, dijo más temprano que las fuerzas federales no dejarán Portland hasta tanto no se haya "asegurado la ciudad". "Le dijimos al gobernador, le dijimos al alcalde: 'aseguren su ciudad'. Si no aseguran su ciudad pronto, no tendremos otra opción sino entrar y limpiarla. Lo haremos muy fácilmente. Estamos preparados", dijo el presidente en un encuentro matinal con periodistas.