"Este femicidio es un antes y un después para visibilizar las violencias y miserias acumuladas en las vidas de mujeres como Rosalía, joven y pobre, marcadas por múltiples carencias a las que el Estado les dio la espalda". Así se expresó la querellante Carolina Walker en el final del juicio por el femicidio de Rosalía Jara, cometido en Fortín Olmos en 2017, cuando tenía 19 años y una hija pequeña. La audiencia, en la que Fiscalía y querella renovaron el pedido de prisión perpetua para Juan Valdez -padre de su hija-, duró unas 6 horas y fue transmitida por la Agencia Eu en Youtube, en un hecho que las organizaciones feministas del norte santafesino calificaron como "histórico". En el chat de la transmisión se multiplicó el pedido de justicia y condena para Valdez desde toda la provincia, y se registró la conexión de unas 500 personas. El lunes se conocerá el veredicto del tribunal.
Con fotos de Rosalía entre las manos, familiares se sentaron en la sala de los tribunales de Vera, alrededor de las 10 dela mañana. La jornada de clausura se desarrolló luego de la producción de prueba del juicio que comenzó el 7 de julio, por el que desfilaron alrededor de un centenar de testigos. La teoría acusadora del caso es que Rosalía le estaba reclamando a Valdez que se hiciera cargo de su responsabilidad en la paternidad de su hija.
Frente al tribunal compuesto por Gonzalo Basualdo, Norma Senn y Mauricio Martelossi, el fiscal Gustavo Latorre abrió su alegato con un relato de las acciones de Valdez en relación a Rosalía. Señaló que "se acreditó que comenzó una relación con la víctima cuando era una niña" (entre 12 y 13 años), ya que era su alumna de educación física en la primaria; "que tuvo una hija con ella -se supo con la investigación- y le pasaba plata periódicamente", describió. Además, dijo que las llamadas entre ambos "eran asiduas". Incluso, horas antes de que desapareciera la joven, el 1 de julio de 2017, "hubo 14 comunicaciones". Las últimas tres las hizo Valdez. La tercera fue a las 22.17. Los acusadores señalaron que tras esa llamada se encontraron en la garita cercana al bar donde estaba la chica. Valdez no volvió a intentar comunicarse con ella nunca más y nada se supo de Rosalía hasta que sus restos fueron encontrados en un campo del paraje El Bonete, más de un año después. "Los indicios indican que la responsabilidad de Valdez es clara. Alma crecerá y se educará sin su madre", lamentó el fiscal.
La querellante Walker aseguró que "existen suficientes pruebas directas e indiciarias" contra Valdez. Entre algunos de los elementos que sumó a los dichos del fiscal, indicó que aquella noche "ambos fueron detectados por la misma antena de telefonía". La abogada aseguró que "Rosalía sufrió una muerte violenta en manos de Valdez". Y fue más allá: "Hay una necesidad de conocer la verdad histórica, porque es la que sufren cientos de niñas y mujeres en el país. Les propuse conocer la realidad de Rosalía porque es la misma que vivimos a diario muchas mujeres: cargada de abusos, miserias, necesidades y violencias, más allá de la física. Ni siquiera en nuestras muertes somos dignas de respeto".
Y lamentó que después de 23 días de juicio, "hay tres femicidios más en la provincia: Rocío Vera (Reconquista), Gisela Fiamaca (Santa Fe) y Julieta Del Pino (Berabevú). ¿Cuántas más necesitamos para que se entienda lo que queremos decir?", lanzó. "Esto es cuestión de una matriz cultural en la que el cuerpo de las mujeres es objeto desechable. Sin voz, sin libertad, goce ni vida", dijo. Y se refirió al acusado como "feminicida" porque habló de "un patrón de violencia de género tolerado por el Estado". Incluso, lamentó que "el Estado no encontró a Rosalía, sino que lo hicieron cazadores de casualidad, un año y dos meses después de su desaparición".
La defensa habló de "un mal cuento" y dijo que no hay elementos. Valdez intentó dar algunas explicaciones y negó las acusaciones: "Soy inocente. El hilo se corta por lo más débil. Me arruinaron la vida. Fue un calvario. La policía me armó una causa".