El cantante Juan “Corazón” Ramón, de amplia popularidad en los años 60, falleció ayer a los 80 años, según confirmó su esposa. El artista sufría un cuadro de deshidratación severo, una pulmonía y una gastritis crónica.
"Todavía no puedo creer que sea cierto. Él venía con problemas de salud desde hacía varios meses. Hace como cuatro o cinco días que estaba internado con problemas respiratorios, neumonía. Y bueno, el corazón no le resistió. Para mí era como un hermano", se lamentó Alberto Terreno, su representante y amigo por más de 40 años.
Nació como Ellery Guy Reach en Cañada de Gómez, provincia de Santa Fe, el 13 de enero de 1940. Se especializó en versiones en castellano de éxitos de la canción francesa como “Aline”, “Ma vie” y "Venecia sin ti". Su primer LP lo grabó en 1961, a instancias de Ben Molar. Se tituló Entre campeonas... un campeón, y lo acompañó Horacio Malvicino.
“Corazón” había sufrido los embates de la poliomielitis en su infancia y eso limitaba la forma de sus actuaciones en público, ya que no podía bailar como otros colegas, pero para nada eso le impidió arrastrar a miles de adolescentes, sobre todo chicas.
Ecléctico y sin prejuicios, grabó varios LP con el cuartetero Heraldo Bosio, además de “El ídolo eterno”, “Cómo no creer en Dios”, “Bachatas... y algo más!”, “Nacidos para cantar”, con Violeta Rivas, "Muchachos impacientes", con Marco Antonio Muñiz, Simonette, Emily Cranz y Raúl Lavié, y “Resistiré” y “Con maracas y guitarras”, junto a Leonardo Favio.
Debió sobrellevar el estigma de ser considerado mufa en el ambiente, y por ello continuó su carrera en Panamá hacia 1970, con estadías en Colombia y Perú entre 1977 y 1983, donde conoció a su segunda esposa. En Buenos Aires solía presentarse en el Teatro Astros.
El artista incursionó sin problemas en la música tropical, en variantes del pop y el cuarteto, y se dice que llegó a grabar más de 1300 canciones, muchas de ellas desconocidas en la Argentina, que le valieron premios y reconocimientos de todo tipo, entre ellos sus presentaciones anuales en Nueva York, donde la colonia latina lo esperaba para el Día de San Valentín.
También tuvo carrera en el cine, en títulos como El desastrólogo (1964, con Pepe Biondi), Nacidos para cantar (1965, con Violeta Rivas, Chico Novarro y el mexicano Enrique Guzmán), Viaje de una noche de verano y Muchachos impacientes (1965), El galleguito de la cara sucia (1966, su gran éxito, con Nora Cárpena, Los Iracundos y Fabio Zerpa), El bulín (1969, con Norman Briski), El sátiro (1970, con Mimí Pons), y En busca del brillante perdido (1986, con Olga Zubarry y Ricardo Bauleo).