El dato es contundente en el contexto de la pandemia de covid-19: en Latinoamérica emergieron 50 nuevos multimillonarios y 80 millones de pobres.

La razón no es otra que la propia dinámica del capitalismo, es por eso que venimos sosteniendo como una falacia y falso dilema que la cuestión sea optar por la salud o la economía.

La mayoría de la población obligada a vender la fuerza de trabajo o a obtener el sustento cotidiano de cualquier modo no puede elegir.

No es casualidad que la crisis sanitaria amplíe la brecha de la desigualdad material. En todo caso ha profundizado las tendencias que ya se venían insinuando.

Además, en los últimos meses y en la actual coyuntura los capitalistas y el propio Estado han impuesto condiciones de trabajo que generan más exigencias con el añadido de cambios en la modalidad como el teletrabajo.

La flexibilización y precarización laboral aumentaron exponencialmente con las llamadas plataformas.

Los flujos financieros han esquivado los efectos de la pandemia.

En este contexto sombrío para millones de seres humanos, burócratas empresariales y sindicales negocian lo que llaman "nueva normalidad".

Acechanzas del presente para un futuro con pocas certidumbres. Son irrenunciables la lucha y la resistencia.

La lucha de clases no se suspende por pandemia.

Carlos A. Solero