Con temario asignado solo a la deuda del club y sin posibilidad de repreguntar cuando la respuesta no satisfacía, la dirigencia de Central se refirió a la deuda acumulada en el club por cheques rechazados. El club acumuló en los últimos meses 90 millones de pesos de rojo, aunque sus autoridades minimizan la situación. "La deuda por los cheques es con tres acreedores del fútbol y ya estamos dialogando con ellos", afirmó el presidente Rodolfo Di Pollina. "Esta crisis nos está haciendo más fuerte como grupo dentro de la institución”, enfatizó el presidente, en un intento por despejar las dudas en el club por la situación judicial abierta por el caso del jefe de la barra, Andrés “Pillín” Bracamonte. Al respecto, sobre la relación comercial del club con Bracamonte, descubierta por la Justicia, nada se dijo.

El pasado 14 de julio este diario dio cuenta de los problemas económicos de Central, agravados por la pandemia. Más de cien cheques rechazados que superan los 90 millones de pesos de deuda. La situación se dio a conocer en medios de Buenos Aires y la dirigencia convocó a una conferencia de prensa donde solo se permitió hablar de la deuda pero sin posibilidad de repreguntar, quitando cualquier posibilidad de esclarecer la situación. Los dirigentes dijeron lo que querían decir y nada más. Y el esfuerzo fue por relativizar los números en rojo de la tesorería.

"Por el caudal de plata que manejan las instituciones no es grande la deuda. Nosotros hemos emitido 800 cheques de los cuales solamente fueron rechazados el 15 por ciento y más del 95 por ciento de esos que no fueron cobrados se dieron durante el inicio de la pandemia. Tenemos que entender este contexto, nadie fue dirigente en un momento así y hay que estar sentado para saber trabajar", expresó el vicepresidente Ricardo Carloni. "De los 90 millones de pesos adeudados, abonamos 14 y lo otro que resta representan deudas con Unión, Defensa y Justicia y un jugador. Tenemos diálogos permanentemente con ambos clubes y estamos en vía de solucionarlo mientras esperamos un ingreso extraordinario", apuntó Carloni. Con Unión la deuda es por los pases de Diego Zabala y Damián Martínez; con Defensa y Justicia por Ciro Rius.

El tesorero Adrián Raguza, por su parte, aportó: "Las acreencias está relacionada al tema fútbol. Estos cheques rechazados estaban contemplados dentro de los ingresos que teníamos previstos. La baja de todos los recursos que hacen al fútbol (publicidad y entradas), hace que nos supere el pago a los acreedores. Estamos trabajando para preservar el patrimonio del club”. "La venta de jugadores –añadió Raguza-- estaba prevista antes de la pandemia. Si no se dan, estamos trabajando para reorganizar el plan económico. El valor total de la deuda no lo tengo pero no dista mucho del que se expresó en el último balance. Y con el plantel venimos trabajando para el pago de salario. Venimos cumpliendo con algunas reducciones pero tratando de estar al día. La idea es tomarnos este tiempo para trabajar y afrontar los pagos en diciembre".

En esta sintonía de minimizar el escenario financiero se mostró Di Pollina, aunque en su caso se esforzó por dar una imagen de unidad de la dirigencia en momentos de pérdida de credibilidad por la relación comercial de Bracamonte con el club, descubierta por la Justicia en una causa que tiene el líder la barra detenido. "Esta crisis nos está haciendo más fuerte como grupo dentro de la institución”, afirmó el presidente. "Si bien la deuda es grande, es manejable por la estructura del club. Nos estamos sentando con los acreedores y estamos negociando. La deuda se fue incrementando y es gran parte por priorizar la parte deportiva. En su momento tuvimos la posibilidad de cerrar una deuda a corto plazo con la venta de Fernando Zampedri, pero priorizamos la parte deportiva e ir por la Copa Argentina. El contexto es extraordinario y afrontamos un desafío enorme". Por último, Raguza afirmó: "Si no se vende a un jugador Central no va a caer en estado de insolvencia. Y si se vende el club se estabiliza".