“Es un símbolo muy importante, especialmente trabajando en Educación. Ella tenía sueños, sabía lo que quería, escribía sobre lo que quería y esos sueños quedaron truncos en gran parte por una dirigencia que no fue capaz de unir y llevar paz a un mundo que promovía la intolerancia”, sostuvo Bullrich en un fallido intento de forzar el discurso PRO a un tema tan delicado como el del nazismo. Las declaraciones fueron reproducidas por el propio comunicado oficial de Presidencia de la Nación.
“No fue capaz de unir”. Esa fue la definición del ministro de Educación, Esteban Bullrich sobre Adolf Hitler. Lo dijo luego de firmar en Ámsterdam un convenio de cooperación con la Casa de Ana Frank por el cual se enseñará en la Argentina el legado de la niña asesinada por el nazismo.
Los convenios fueron firmados por Bullrich y el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Claudio Avruj, en el marco de la Visita del presidente Mauricio Macri a los Países Bajos. Disponen que se mantendrá “una relación de cooperación, coordinación e intercambio recíproco para divulgar el legado de Ana Frank”.
Ana Frank comenzó a escribir a los 13 años su famoso diario, que mantuvo entre 1942 y 1944 mientras estaba escondida junto a su familia de la persecución nazi contra los judíos. Murió antes de cumplir los 16, junto con su hermana Margot, en un campo de exterminio. En 1947, dos años después del final de la Segunda Guerra Mundial, su padre Otto publicó el diario.
El ministro ya había dado muestras de que la historia no es su fuerte el año pasado, cuando en un discurso en Choele Choel desconcertó al auditorio de una de sede de la Universidad Nacional de Río Negro al comparar la inauguración del Hospital Escuela de Veterinaria con la Campaña del Desierto, el exterminio de los pueblos originarios a fines del siglo XIX. “Esta es la nueva Campaña del Desierto, pero sin espadas, con educación”, sostuvo y luego trató de aclarar que se refería a un supuesto “avance en un territorio que no estaba conquistado, ocupado”.
En el coloquio empresario de IDEA de 2016 Bullrich dejó otra de sus confusas frases cuando intentó definir el sistema educativo argentino con una metáfora sobre los chorizos, los cerdos, las gallinas y los huevos. “No sirve más el sistema educativo argentino. Está diseñado para hacer chorizos, todos iguales. Se diseñó para tener empleados en una empresa que repetían una tarea todo el día, que usaban el músculo y no el cerebro y nunca lo cambiamos. Acá arriba en el desayuno había huevos revueltos y había panceta, en ese desayuno la gallina se comprometió, puso huevos pero el que verdaderamente se comprometió fue el cerdo ¿no? Nosotros queremos el compromiso del cerdo en la educación (sic)”, dijo entonces.