La cuarentena se sigue extendiendo en el país, y el misterio sobre el regreso del fútbol argentino va en aumento. Si bien la Conmebol estableció el 15 de septiembre como fecha para reiniciar la Copa Libertadores, fue una forma de ejercer presión para que los equipos vuelvan al campo de juego, sin analizar la situación sanitaria de cada país.
El dinero que desembolsó la entidad sudamericana; la insistencia de los sponsors; la urgencia de los operadores televisivos; sumado a la plata que recibieron los clubes por adelantado por esa televisación; forman un combo que puede llegar a ser explosivo.
Brasil, Paraguay, Uruguay, Perú y Chile, son las naciones que retomaron o lo harán esta semana la actividad, mientras en Argentina todavía no hay una certeza para que los planteles puedan entrenarse con normalidad. La especulación que se hace es que podrían hacerlo pero en grupos de cuatro o cinco futbolistas.
La claridad tratará de aparecer el martes próximo, cuando se reúnan el Ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, y el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, Claudio Tapia. Pero mientras desde la AFA propondrán el comienzo de las prácticas para la semana próxima, las autoridades sanitarias no estarían tan convencidas de ello, teniendo en cuenta los daños que está causando el virus ahora.
La Provincia de Buenos Aires dejó en claro que no está dispuesta a que se retome la actividad, y lo que parecía que podía llegar en primavera finalmente, no está asegurado todavía que haya fútbol en ese período. Inclusive, se instruyó a que los equipos no viajen a Brasil, donde el foco de contagio es muy elevado.
Uruguay tampoco cree que en septiembre se pueda jugar el certamen continental, debido a que sería demasiado pronto, según sus dirigentes. Encima, en Ecuador, uno de los rivales de River en la zona, Liga de Quito, dio a conocer ocho casos positivos, entre ellos dos jugadores.
Europa tuvo que esperar hasta finales de la primavera para que el fútbol pudiera comenzar, y se terminó de plasmar en el verano. La Conmebol, en este caso, no tiene el aval sanitario para determinar exactamente cuando puede regresar el juego en los países involucrados. A menos que los obligue a exponerse a partir de las pérdidas que les está ocasionado el covid-19.