Dos niñas se perdieron en un bosque. A cinco años de su desaparición una reaparece con vida y amnésica, la otra sigue desaparecida. La caza. Monteperdido (este lunes a las 22 es su estreno por Europa Europa; desde mañana en Flow) parte de esa premisa tan mitológica como recurrente en los policiales actuales. La serie de ocho episodios, por otra parte, mixtura la investigación policial, el drama íntimo de sus familias, junto con la red de mentiras anidadas al caso de Ana y Lucía. Cualquier buen vecino de ese pueblo de Aragón puede ser el culpable.
La ficción producida por la TVE se caracteriza por su clasicismo y la resonancia con hechos reales (principalmente el célebre caso Alcàsser). Su componente más atractivo, sin embargo, es otro y respeta a rajatabla los manuales del género. La fotografía y el simbolismo de los Pirineos españoles que funcionan como un personaje central en la trama. The Killing tuvo la lluvia de Seattle, Bron/Broen el puente que dividía Suecia de Dinamarca y Broadchurch sus acantilados filosos. A esta gama de meteorologías abyectas y postales envolventes se suma La caza. Monteperdido.