El nivel de endeudamiento trepará hasta el 60 por ciento del PIB al finalizar 2017. Si el Gobierno de Mauricio Macri avanza con el programa de financiamiento desplegado en el Presupuesto, la deuda externa habrá trepado 10 puntos porcentuales durante los primeros dos años de mandato. El exponencial crecimiento experimentado en los pasivos externos estuvo destinado a financiar el déficit de la cuenta corriente y la fuga de capitales, mientras que una porción fue acumulada por el Banco Central. “Una parte de este endeudamiento se debe al escaso entusiasmo que por ahora manifestaron los capitales internacionales tras el cambio de gobierno”, expresa un informe del Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala. El documento publicado ayer advierte que, más allá de las señales de alarma asociadas al incremento del peso de la deuda en relación al producto, la sustentabilidad de la deuda exige observar otros factores como la composición de los tenedores de los títulos, la moneda en la que se emitió la deuda, el resultado comercial, la evolución del tipo de cambio, la dinámica de precios y el nivel de reservas, entre otros factores.
“Los riesgos de embarcarse en un proceso económico basado plenamente en el endeudamiento externo superan los potenciales ‘beneficios’ (supuestas mejoras en infraestructura pública, supuesta atracción de inversiones extranjeras, etc.), más aún cuando se tiene en cuenta que se está asimismo alterando peligrosamente la composición de la deuda en términos de los tenedores de esos títulos, de la moneda y la legislación (extranjerización en todos estos aspectos), revirtiendo así los logros alcanzados en la gestión previa en materia de desendeudamiento nacional, soberanía política e independencia económica”, advierte el ODE-UMET al referirse al incremento en la vulnerabilidad asociada a la metamorfosis del stock de la deuda externa.
“Luego del vertiginoso proceso de apertura de la economía y del fracaso de las políticas pro-mercado del gobierno macrista, que no han hecho más que acelerar el proceso de fuga de capitales, el endeudamiento se ha convertido en el respirador artificial que mantiene con vida al actual modelo económico”, señalaron en su último informe los responsables del Observatorio de la Deuda Externa de la UMET. En 2016, el nivel de endeudamiento en relación al PIB pasó de 49,5 por ciento a fines de 2015 hasta 53,1 por ciento en 2016.
Un elemento relevante, explican desde el ITE de la Fundación Germán Abdala, es que la metodología que (desde siempre) emplea el área de Finanzas para calcular el PIB en dólares utiliza el último dato disponible del tipo de cambio de cada año. Esto significa que, para el ratio de deuda de 2015, el tipo de cambio fue de 13,01, es decir, un valor posterior a la devaluación que implementó el Gobierno de Mauricio Macri. De utilizar el tipo de cambio al 10 de diciembre, previo al salto cambiario, el ratio de deuda a fines de 2015 era de 37 por ciento, lo que implica un aumento de 16,1 puntos porcentuales entre un año y otro. La ley de Presupuesto habilitó para 2017 un endeudamiento similar al del año pasado que, si se convalida, provocaría que el ratio pase de 53,1 a 59,9 por ciento en diciembre próximo.
Las advertencias del ITE y ODE-UMET adquieren relevancia ya que en el primer bimestre de 2017 la demanda de dólares para atesoramiento y turismo consumió la mitad de los fondos obtenidos por el Estado nacional a través de la colocación de títulos en moneda extranjera y la solicitud de préstamos a bancos internacionales. El Ministerio de Finanzas y el Banco Central tomaron deuda por una suma cercana a los 18.000 millones de dólares mientras que la dolarización de carteras y las divisas compradas para viajes se ubicaron en términos brutos en 9000 millones de dólares.
El informe de ITE sostiene que “la velocidad con la que el nuevo gobierno está llevando a cabo su política de endeudamiento hace necesario seguir de cerca este frente” y enfatiza que “el ratio entre la deuda y el PIB está muy influenciado por la dinámica de los precios y del tipo de cambio, además del monto nominal de la deuda y el crecimiento de la economía”. Ante un escenario de ingreso de deuda y/o de capitales privados, con la consecuente apreciación real del tipo de cambio y algo de crecimiento, “este ratio probablemente muestre un crecimiento moderado en los próximos años, pero eso no significa que dicha dinámica sea sostenible, dado que la acumulación de deuda y el incremento de sus intereses podrían derivar en una devaluación real del tipo de cambio, que elevaría rápidamente ese ratio, como ya sucedió en experiencias previas”.