Desde Santa Fe
Corría el año 2000 y el clima político del país era un caldero. Celina “Queca” Kofman, una de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo de Santa Fe -que falleció ayer- vendía el periódico histórico de la organización, junto a su compañera, Alejandra “Negrita” Ravelo. Era en la esquina del Teatro Municipal, en la peatonal San Martín, cuando las cruzó el entonces gobernador de la provincia, Carlos Reutemann.
-Hola las Madres ¿Qué quieren ahora las Madres? –las desafió el ex mandatario y hoy senador nacional del PRO por Santa Fe.
-¡Justicia! –le contestó Queca.
-Eso hay que esperarlo de Dios –les aconsejó Reutemann en tono irónico y provocador.
-Que Dios haga lo que mejor le parezca. Pero, nosotras queremos justicia, ¡aquí en la tierra! –retrucó Queca que sintió que el Lole se burlaba de ellas. “El pegó media vuelta y se fue, sonriendo. Se había reído de nosotras”, contó después Kofman en su testimonio que publicó en 2017, que es su legado.
Queca falleció a los 96 años. Fue la histórica presidenta de las Madres en Santa Fe. Y aquel cruce del 2000, en el microcentro de la capital, la pinta en su coraje. “Una luchadora incansable” por memoria, verdad y justicia. En las redes, la despidieron decenas de mensajes doloridos de los organismos de derechos humanos, la política, los movimientos sociales y de su propio sindicato, el de los maestros. “¡Hasta la victoria, compañera Queca!”, fue el adiós de Amsafé. “Además de ser un faro que nos guió en todo momento y en todas las luchas, ella era una maestra, una compañera y una afiliada comprometida con la historia de nuestro gremio. Abrazamos fuertemente a todos sus familiares y amigos en este momento de profunda tristeza”, agregó.
“Queca estará presente en nuestros corazones, ¡siempre!", la abrazó también la secretaria de Derechos Humanos de la provincia y referente de Hijos, Lucila Puyol. “Era una mujer extraordinaria, luchadora incansable, que buscó hasta el fin de sus días a su hijo desaparecido y a todos los que lucharon por un país mejor. Emblema de Santa Fe, será victoria siempre!”, la recordó la asociación Norte Amplio por los Derechos Humanos de Reconquista.
Kofman nació en Villa Domínguez, Entre Ríos, en 1924. Docente de alma, colgó el guardapolvo y se puso el pañuelo blanco cuando su hijo menor, Jorge Kofman, fue secuestrado y desaparecido por el terrorismo de Estado en Tucumán, el 8 de junio de 1975. Jorge tenía 23 años, era padre de un niño y otro en camino, estudiaba filosofía y militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores. Ella reivindicó su lucha toda su vida y testimonió para que condenaran a los secuestradores, entre ellos el genocida Antonio Domingo Bussi.
Las amenazas y persecuciones nunca la frenaron, ni a ella ni a su familia. A uno de sus hijos, el investigador y referente del Foro contra la Impunidad, Hugo Kofman, le quemaron un auto en la puerta de la casa, a la esposa de éste, Julia Gaitán, la intimidaron en la calle desde un vehículo (“Yo sé que llevás tu hijo al jardín”) y a ella le pintaron las puertas y ventanas con aerosol varias veces (“Terroristas”). “Hubo muchas cosas que nos hicieron para amedrentarnos y no siguiéramos con la lucha”, repasó Hugo.
A la despedida de Queca se sumaron además dos ministros del presidente Alberto Fernández y los ex gobernadores de Santa Fe, Antonio Bonfatti y de Entre Ríos Sergio Uribarry. “Seguiremos su ejemplo de lucha, pidiendo por memoria, verdad y justicia por Jorge y los compañeros y compañeras detenidos desaparecidos”, escribió el ministro de Defensa, Agustín Rossi. “Un fuerte abrazo a la familia, compañeros y compañeras de la querida Queca Kofman”, les mandó la ministra de Desarrollo Territorial de la Nación, María Eugenia Bielsa. Uribarri compatió la “tristeza” por la noticia y Bonfatti llamó a Queca la “gran referente de Madres de Plaza de Mayo”.