Mientras el expresidente Mauricio Macri se reunía virtualmente desde Francia con la cúpula de Cambiemos para pactar el rechazo a la reforma judicial, en París un grupo de argentinos exponía un implacable alegato sobre las calamidades que sembró durante su mandato. A pleno sol, en la explanada de los Derechos Humanos del Trocadero, con la Torre Eiffel a la espalda y rodeados de banderas argentinas, colombianas, ecuatorianas y la wiphala de Bolivia (la bandera cuadrangular de siete colores utilizada por las etnias de los Andes), unas 300 personas asistieron al acto de repudio por el viaje de Mauricio Macri a Francia convocado por la ACAF, la Asamblea de Ciudadanos Argentinos en Francia (lo declaró “persona no grata”). Los carteles eran ya toda una síntesis inapelable de la truculenta maraña de corruptelas multiplataforma que se extendió durante su presidencia. ”Macri, endeudador serial. Tu opulencia es nuestra indigencia”, decía uno. Otro ”Macri-Panamá Papers: corrupción, represión, desaparición, asesinatos, endeudamiento, miseria”. Un tercero “Malvenido Mauricio Macri”. Un cuarto reclamaba “la libertad para Facundo Morales”, un quinto la de Milagros Sala, un sexto decía: ”La caña con ruda macho es buena para los parásitos. Acá tenemos uno: Mauricio Macri”.
Varios oradores miembros de la ACAF, así como un representante del partido Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon y del Partido Comunista tomaron la palabra durante el acto. Explicaron al público la situación en la que el macrismo había dejado a la Argentina y el por qué de la convocatoria.
Por caso, Max Dickmann, uno de los vicepresidentes de la ACAF, narró los estragos macristas, desde la deuda, la corrupción, pasando por la persecución política, el desempleo, la pobreza y el desbarajuste de la economía. Para los participantes, las condiciones del viaje a Francia del exmandatario no tienen justificación alguna en un momento tan crítico como este. Por ello, la investigadora argentina Diana Quattrocchi-Woisson puntualizó que “este viaje es una ofensa que merece esta respuesta”. Otro miembro de la ACAF, José Eduardo Wesfreid, recordó que Mauricio Macri estaba igualmente investigado por la justicia argentina. Se trata de un expediente tan largo que otro orador aclaró que Macri “tenía tantas causas abiertas que harían falta varios días para describirlas a todas”. Ante los aplausos del público, los militantes argentinos reclamaron que Macri “entregue su celular”, tal y como lo ha solicitado la magistrada federal María Romilda Servini como parte de la causa donde se investigan presuntas presiones al Grupo Indalo durante el gobierno macrista (llamadas entre el expresidente, los extitulares de la AFIP, Alberto Abad, y Leandro Cuccioli entre otros imputados en la causa). Uno de los participantes citó los trabajos del economista Eduardo Basualdo (Investigador Principal del CONICET y Coordinador del Área de Economía y Tecnología FLACSO) para condensar mejor la hecatombe de desencadenó Cambiemos durante los cuatro años de su gobierno.
Al aire libre, en una tarde de verano generosa, el relato de la presidencia macrista sonó como una oración fúnebre. Sin embargo, se recordaron también a los injustamente juzgados, a los muertos como Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, ambos hechos encubiertos por un sistema de impunidad organizada, y a los negacionistas del anterior gobierno como el exministro de Cultura Darío Lopérfido. Eran tantos y tantos hechos nefastos que más bien parecía un mandato de varias décadas y no de apenas 4 años. Hubo por ello otro reclamo permanente, dicho con emoción, pero nunca tan visible ni sonoro como esa máscara protectora que llevaba una señora sentada a un costado en cuya tela un texto decía: «Memoria, Verdad, Justicia: Presente”.