En los últimos días, el Tribunal Supremo de Bolivia anunció una nueva postergación de los comicios presidenciales para el 18 de octubre, y que iban a llevarse a cabo el 6 de septiembre.
Esta decisión es positiva para el gobierno de facto, que intentará ganar tiempo buscando afianzar un frente conservador que impida el triunfo del MAS en primera vuelta - de preferencia con el liderazgo de la autoproclamada presidenta ‘‘provisional’’ Jeanine Áñez que incluya al derrotado Carlos Mesa y otros sectores de la élite local.
Pese al contexto de violencia política, persecución a opositores e intentos de proscripción, es sumamente difícil el armado de un frente de derecha consolidado. A la imagen negativa del gobierno de facto (con su pésima gestión de la salud para hacer frente a la pandemia de la covid-19), deben agregarse las diferencias regionales expresada entre el “separatismo” santacruceño y las élites económicas paceñas que dificultan un consenso para una coalición conservadora uniforme.
La única certeza en Bolivia es que una posible consagración de Luis Arce (perseguido candidato presidencial del MAS) en primera vuelta atentan contra el proyecto de las élites dominantes locales e internacionales.
Precisamente, este último punto nos lleva a analizar las recientes declaraciones del magnate sudafricano Elon Musk revindicando el golpe de Estado en Bolivia . ‘‘Le vamos a dar un golpe a quien queramos, lidien con eso’’ escribió en una red social. Musk es dueño de Tesla Motors entre otras empresas que promueven el uso de energías ‘‘limpias’’ y el litio es una materia prima esencial para la industria de los vehículos eléctricos. Bolivia junto con Chile y nuestro país poseen cerca del 80% de las reservas mundiales del litio. Esta confesión del magnate del litio nos recuerda una realidad común del siglo XX que pareciera olvidada: los intereses del imperialismo en garantizarse un fácil acceso a las materias primas en nuestra América y sus ‘‘buenas relaciones’’ con gobiernos de facto/conservadores. América latina siempre en la geopolítica imperial. Business are business.
En definitiva, el aplazamiento de los comicios en Bolivia es un intento más de consolidar por la fuerza un eje conservador en la región e impedir la vuelta al gobierno de proyectos nacionalpopulares-autónomos a Latinoamérica.
Fernanda Gil Lozano es parlamentaria del Mercosur