La literatura y el cine han mostrado historias de náufragos en alguna isla perdida que como recurso para ser rescatados escriben la sigla SOS en la arena. A tres hombres aislados en una pequeña isla del Pacífico, les dio resultado.
Eran navegantes de una lancha de siete metros que el jueves pasado habían salido para hacer un viaje de 42 kilómetros desde Pulawat hasta los atolones de Pulap, en los Estados Federados de Micronesia, de donde los náufragos son nativos. El trío se desvió de su curso y, al quedarse sin combustible, debió tocar tierra en la isla de Pikelot, a 190 kilómetros de su destino.
Los hombres se convirtieron en los únicos habitantes de la isla, a unos 800 kilómetros al sur de Guam. Al no haber llegado a Pulap, comenzó la búsqueda a través del Centro de Rescate Conjunto de la Guardia Costera de los Estados Unidos en Guam. Un KC-135 de la Fuerza Aérea protagonizó el rescate.
"Estábamos hacia el final de nuestro patrón de búsqueda", dijo el piloto KC-135, el teniente coronel Jason Palmeira-Yen. "Nos volvimos para evitar algunas lluvias, miramos hacia abajo y vimos una isla, así que decidimos echarle un vistazo y fue entonces cuando vimos SOS y un bote justo al lado en la playa. Desde allí llamamos a la marina de Australia, porque tenían dos helicópteros cerca que podían ayudar y aterrizar en la isla". El relato se viralizó en la página de Facebook de la Base Aérea Anderson, en Guam, donde presta servicios el KC-135.
Tras avisar a las autoridades australianas, arribó un helicóptero con comida y elementos sanitarios. Los tres náufragos no tenían heridas. El rescate tuvo una particularidad: la distancia entre los rescatistas y los navegantes, debido al coronavirus. La Guardia Costera destacó que fue “el curso de acción más seguro tanto para las tripulaciones” estadounidense y australiana como para los tripulantes del bote. Por eso, la comunicación fue a través de un equipo de radio que se dejó en la isla.
En la noche del lunes se concretó el rescate. Del lado norteamericano y del australiano destacaron la alianza para poder rescatar sanos y salvos a los tres hombres luego de haber visto el SOS gigante en la arena desde el aire. El capitán Terry Morrison, comandante del Canberra, valoró “la respuesta y la profesionalidad de todos a bordo, ya que cumplimos con nuestra obligación de contribuir a la seguridad de la vida en el mar en cualquier parte del mundo".