“A pesar de que afuera estaba la policía esperándote, nosotras dentro de nuestras casas –dentro del encierro, de la clandestinidad- nos sacábamos fotos en nuestro ambiente de felicidad”, dice uno de los testimonios que componen el Archivo de la Memoria Trans, un proyecto promovido por María Belén Correa e inspirado en una idea de la activista Claudia Pía Braudacco, más concretamente en la caja encontrada después de su muerte donde guardaba una colección enorme de fotos de la vida cotidiana de sus compañeras. Hoy parte de ese tesoro documental con más de 9 mil piezas, entre fotos de los años 80 y 90, videos caseros, recortes de revistas y testimonios, se puede ver en la muestra online , con curaduría de Elisabet Mosconi y Juan Martín Souto, “Siempre estuvimos ahí”, a través de las redes del área de Cultura de la Cámara.
Además de los pelos batidos hay otra constante: las imágenes tomadas en el país son siempre puertas adentro, y sólo en los exilios a los que fueron empujadas se empieza filtrar el aire libre. Solamente lejos de casa de dejan ver algunas escenas de carnavales, de paseo frente a la Torre Eiffel o de cara al sol en la playa. “Son escenas cotidianas que sirven para ponerles rostro a los dolores y las alegrías que esas personas nos vinieron a narrar a los legisladores buscando que nos pudiéramos dar una idea de cómo son sus vidas. La muestra no solo es para que las mire el Parlamento sino toda la sociedad”, dice la diputada Mara Brawer, quien impulso el desembarco de estas fotos, en el marco de los debates por la Ley de Cupo Laboral Trans.
¿Qué peso tiene como gesto político exponer estas imágenes en un lugar como la Cámara de Diputados?
En las últimas semanas hubo reuniones informativas de la Comisión de Mujeres y Diversidad de la Cámara de Diputados en las que diferentes referentes del colectivo trans y travesti vieron a dialogar sobre la necesidad del cupo trans. Pero una cosa es escuchar y otra es espiar la vida de carne y hueso de esas personas. Hay que mirarlas porque estuvieron muchos años ocultas o mostradas solamente desde la mirada del pintarrajeo y la prostitución.
¿Por qué eligieron esos cuatro ejes, infancia, exilios, vida cotidiana y cumpleaños?
Verlas en ese tipo de escenas es algo que ayuda a complementar la búsqueda de consensos no sólo legislativos sino también sociales. La Dirección de Cultura de la Cámara puede aportar estrategias que acompañen las discusiones sobre las leyes, para que no haya solamente discursos. El arte puede acompañar por otros canales los fundamentos de las leyes. Cuando termine la pandemia, la muestra va a ser presencial.
Hay 12 proyectos de ley de Cupo Laboral Trans con estado parlamentario, es decir, ¡parece ser un tema que hace furor entre legisladorxs! Hubiera sido impensado hace pocos años.
Las organizaciones vienen luchando por esto hace muchísimo tiempo y mucha gente se ha visto asombrada por el promedio de vida bajísimo que tiene este sector de la población. Es un tema sobre el cual hay consenso de que se debe trabajar. Y no sólo está pasando en la Ciudad de Buenos Aires. En el interior del país hay muchas diputadas que están en contacto con la comunidad trans y travesti de esa provincia. En estos años se aprobaron leyes como la de Matrimonio Igualitario y la de Identidad de Género y se fue entendiendo que se trata de una población a la que tenemos que proteger. Es interesante porque hay diputados que tuvieron virulentos discursos contra el Matrimonio Igualitario pero, diez años después, se muestran muy interesados en este tema.
¿Han quedado lejos aquellas acusaciones de asistencialismo que los sectores más conservadores suelen vincular con la noción de “cupo”? ¿Qué les dirías a aquellas personas que todavía sostienen esa idea?
Que piensen un minuto qué sería de sus vidas si las hubieran echado a patadas de sus casas a los 14 años, si nos les hubieran permitido terminar ni empezar sus estudios. Que se imaginen cómo es subirse a un colectivo para las personas trans y cómo es ir a buscar un trabajo. Se trata de hacer el ejercicio de pensar un segundo en la vida que le tocó al otro. A veces se hace una comparación con los chicos de los barrios carenciados. A un chico de un barrio carenciado, si se le dan las oportunidades, puede salir adelante. Pero en el caso de las travestis, ellas directamente no tenían derecho a ser.
¿Qué les falta a los proyectos sobre cupo?
El Estado se tiene que hacer cargo de una reparación histórica para quienes no llegan al cupo. Naciones Unidas exige a los Estados cuando se violan los Derechos Humanos que haya una reparación. Por eso se les paga a los familiares de las personas desaparecidas. Las travestis son personas que han visto sistemáticamente violados sus derechos. El Estado no pudo garantizarles el acceso a la salud, la educación, la identidad, entonces, lo debe reparar.