La Policía de la Ciudad liberó, tras siete horas de detención, a Micaela Brambilla, la joven militante de La Garganta Poderosa que había filmado con su celular cómo efectivos arrestaban a un adolescente de 13 años en el barrio de Caballito. Mientras la joven, de 25, permanecía en el calabozo de la comisaría N° 11, distintas organizaciones sociales y de derechos humanos hicieron guardia en la puerta de la seccional para reclamar por su liberación. “Fue una detención totalmente arbitraria. Micaela no hizo nada ilegal e igualmente los policías se la llevaron”, expresó a este diario Nora Cortiñas, titular de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, quien acompañó a la joven a la salida de la comisaría. Finalmente, Micaela volvió a su casa.
La joven, quien milita en la organización villera La Garganta Poderosa, había filmado este último domingo, al mediodía, cómo cuatro uniformados –en realidad tres, porque uno estaba sin identificación– arrestaban a un niño en Díaz Vélez y Río de Janeiro. Por aquel acto, la joven fue detenida en la comisaría 11 del barrio de Caballito acusada de “resistencia a la autoridad”, según figura en el expediente judicial, hasta las primeras horas de la madrugada de ayer, cuando el juez Manuel De Campo, del juzgado porteño en lo Criminal de Instrucción N°5, ordenó su liberación tras las siete horas en que la joven permaneció detenida.
“Los policías armaron una película para detener a Micaela, ya que no había ningún delito para apresarla. Por eso en la causa figura una versión policial que cuenta cómo ella se interpuso entre los oficiales y el menor de edad, cuando se sabe que eso complemente mentira. Filmar cualquier acción de la policía no sólo es legal, sino que contribuye para que no existan abusos de autoridad, tal como sucedió en este caso”, expresó a PáginaI12 Claudia Cesaroni, abogada de Micaela Brambilla .
Mientras Micaela aguardaba en la celda de la comisaría, “en las peores condiciones higiénicas posibles”, tal como relató su abogada, afuera, en la puerta de la departamental ubicada en Díaz Vélez 5152 se agrupaban para denunciar los dos arrestos ilegales (tanto el del menor de edad como el de Brambilla) distintos organismos de derechos humanos e instituciones contra la violencia policial. Entre ellos estaban el Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels), Procuvin, Madres de Plaza de Mayo-Línea fundadora, además de la organización villera donde milita la joven arrestada. Nacho Levy, referente de esta última, indicó a este diario que “este no es un caso aislado, como quieren hacernos creer”, y agregó que “cotidianamente en nuestros barrios sufrimos abusos de la fuerzas de seguridad. Ya le pasó lo mismo a Iván y Ezequiel, los pibes salvajemente reprimidos en la villa 21, lo mismo cuando mataron a Kevin en Zavaleta. Pero sucede día a día, tan sólo que estas noticias no salen siempre en los diarios”.
En la misma línea, Nora Cortiñas precisó que “una vez que salió, Micaela estaba muy nerviosa y preocupada. Como se ve en el video, ella siempre fue muy respetuosa y no hizo nada ilegal, sino que grabó una irregularidad policial y por eso quisieron plantarle una causa”. A su vez, Horacio Verbitsky, en una publicación en el Facebook de La Garganta Poderosa explicó que “la detención de Micaela es triplemente grave. Atentó contra su libertad. También contra su libertad de expresión al pretender impedir que registrara lo que estaba pasando y que lo difundiera. Y también contra el derecho de todos a acceder a esa información”.
En el video que grabó la joven militante, y que luego se viralizó en las redes sociales, se puede observar cómo uno de los policías de la Ciudad –sin tener la placa que indica su nombre y cargo– cierra la puerta de atrás de un patrullero, con un chico de trece años adentro del mismo. En ese momento intercede Micaela para consultar por su futuro paradero. La historia de Brambilla es conocida, pero ¿qué sucedió con el menor de edad arrestado? Fuentes de la investigación informaron que, tras la autorización de un juez de Menores, el chico fue enviado al Instituto de Menores Inchausti, ubicado en el barrio de Once, y después regresó al hogar de tránsito donde reside. Pero testigos que presenciaron aquel operativo policial aseguraron a este diario que antes del traslado, los policías intentaron esposar al niño. Otros, incluso, mencionaron que el detenido fue golpeado.
Desde la Policía de la Ciudad sostuvieron que todo el operativo, tanto la detención del adolescente como la de la militante, fue legal y que “no se abrirá, por ahora, ningún sumario contra los policías que participaron del operativo”. “Todo el procedimiento sucedió según lo reglamentado y no existió ningún abuso de autoridad”, indicó un vocero de aquella fuerza. Además, según informó la misma fuente, los efectivos llamaron al juzgado de turno, quien dispuso “la instrucción de sumario por atentado y resistencia a la autoridad a Micaela, por lo que quedó detenida”.
En el Facebook de La Garganta Poderosa difundieron un mensaje donde expresaban su parecer ante el episodio del domingo pasado: “Tras filmar la detención abusiva a un niño de 13 años, cuando varios efectivos sin identificación intentaban esposarlo, volvimos a padecer esa impunidad que aplican contra los de abajo, todos, pero todos los días. Quién carajo nos cuida de los policías.” Levy destacó que “llegamos al punto en el que somos nosotros mismos quienes debemos defendernos de la represión institucional que se replica diariamente en nuestros barrios. Como organización, implementamos en las villas un mecanismo de control ciudadano ante cualquier operativo policial porque de algo estamos seguros: ellos no nos van a cuidar”.