Un equipo de científicos encontró restos de un mamut lanudo de unos 10 mil años de antigüedad en el lago ártico Pechenelava-To, al norte de Rusia. Los expertos han logrado recuperar el 90 por ciento del esqueleto, pero también material más difícil de hallar intacto, como los tejidos blandos y el cerebro.
El Centro Científico de Estudios Ártico, responsable del descubrimiento, continúa trabajando en la península de Yamal, sobre el Círculo Polar Ártico, para terminar de desenterrar lo que queda del animal prehistórico. Hasta el momento se pudo recuperar el cráneo, las mandíbulas inferiores, algunas costillas y tobillos con ligamentos unidos aún intactos.
Según los especialistas, el hallazgo fue posible gracias a las condiciones que sufre esta región de Siberia, que incluyen la reducción del permafrost por el aumento del calentamiento global, aunque también es una zona sometida a continuos incendios forestales.
Además de los huesos y dos de los cuatro pies conservados, Evgenia Khozyainova, experta del Museo Shemanovsky, remarcó al diario británico Daily Mail: “También tenemos sacro con vértebras adyacentes, incluida la cola preservada con tendones y un gran pedazo de piel”.
El mamut fue nombrado Tadibe debido a que fue el científico Konstantin Tadibe quien lo encontró. Los expertos calculan que el animal posee unos tres metros de altura y que tenía entre 15 y 20 años de vida al momento de su muerte. A su vez, no registra señales de ataques por parte del ser humano.
El equipo científico plantea que las partes conservadas podrían revelar información valiosa sobre la dieta que llevaba el animal y el polen de las plantas que habitaban entonces.