Creado a partir de un convenio entre la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO) y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), el Instituto Balseiro nació con el nombre de “Instituto de Física de Bariloche”. Tras la firma del acuerdo rubricado el 22 de abril de 1955, las clases se iniciaron el 1 de agosto de ese año.
Con la dirección del físico José Antonio Balseiro, el Instituto comenzó a funcionar en el Centro Atómico Bariloche y tuvo como primeras líneas de investigación “la física del estado sólido y la física nuclear”.
Por aquellos años, “Balseiro intentaba desarrollar un programa de investigación que atendiera a los intereses de la CNEA y otros intereses tecnológicos del país. Así se desarrollaron dos líneas principales: una en metalurgia de relevancia para la tecnología de reactores y otra en daño por radiación”, explicó el director del Instituto, Mariano Cantero, en declaraciones al Suplemento Universidad.
Tras el fallecimiento de Balseiro, en 1962, el Instituto fue renombrado en memoria de su primer director. Una década después se inició el Programa de Investigación Aplicada.
La iniciativa, impulsada por sus egresados y liderada por Conrado Varotto, tenía por fin “abordar problemas de interés práctico, tanto de la CNEA como de la industria en general”, señaló Cantero. En 1976, el incremento de esas actividades “llevó a la creación de la empresa INVAP S. E. en asociación con la provincia de Río Negro”.
Al año siguiente, el Instituto abrió la carrera de Ingeniería Nuclear y se constituyó como referente en el área a nivel país. “Esta carrera preveía formar ingenieros para el plan nuclear argentino con una sólida formación básica específica y con posibilidad concreta de acceso al Doctorado en Ingeniería Nuclear a partir de 1981”, señaló el director.
Entre 1996 y 2013, el Instituto continuó con la ampliación de su oferta académica: Incorporó la Especialización en Aplicaciones Tecnológicas de la Energía Nuclear (1996), el Doctorado en Ciencias de la Ingeniería (1997), la Ingeniería Mecánica (2002), la Maestría en Ciencias Físicas (2002), la Maestría en Física Médica (2003), la Maestría en Ingeniería (2007) y la Ingeniería en Telecomunicaciones (2013).
En la actualidad, el Balseiro avanza en la creación del Laboratorio de Ingeniería Innovadora Integrada (LabIn3), con el fin de “generar un ámbito para el desarrollo de nuevas áreas de ciencia y tecnología articulando trabajo multidisciplinario”. Desde allí se buscará “motorizar investigación, desarrollo e innovación en base a demandas concretas del país” y “fortalecer el concepto de transferencia al sector productivo desde la ciencia y la tecnología”, detalló Cantero. Uno de los ejes a trabajar será la articulación entre “inteligencia artificial, robótica y materiales, con foco en aplicaciones médicas”.
Para el director, las cinco “macro áreas” en las que Argentina tiene que desarrollarse y donde se generará la mayor demanda en el futuro mediato son salud, alimentos, ambiente, energía y telecomunicaciones. Ante ese escenario, subrayó que el “mayor aporte” de la institución es “la generación de conocimientos nuevos en sus disciplinas temáticas y la formación de profesionales con fuerte formación de base y capacidad tecnológica, pero también con un entrenamiento importante para analizar y generar soluciones a problemas nuevos”.
“A futuro, el desafío está en lograr industrializar el país en esas cinco áreas, sobre la base de una matriz productiva apoyada sobre la ciencia, la tecnología y la innovación”, enfatizó.