Hace siete años, Sissi puso en el buscador “Argentina”. Le aparecieron imágenes del Obelisco, del Puente de la Mujer, del Perito Moreno, todo junto y en el mismo lugar. Y tomó la decisión: despedirse de su familia en Luena, la capital de Moxico, en Angola, y probar suerte en el país googleado.
Euclidiana Simao, Sissi, es estudiante de quinto año de la carrera Trabajo Social de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ). Hace pocas semanas, le anunciaron que fue una de las trece estudiantes premiadas con la beca Estímulo a las Vocaciones Científicas. Su estudio se basará en la comunidad angoleña en Argentina.
En su país, Sissi había obtenido una Tecnicatura en Informática y Gestión, pero no tenía la posibilidad de hacer prácticas; casi todo era teoría. Ese fue uno de los principales motores para salir de su país. Así que juntó valor, armó su bolso y partió hacia el Río de la Plata. De este lado del Atlántico Sur la esperaban dos cosas que destaca por sobre todo: la universidad pública y los vínculos con otras personas inmigrantes.
Aún conserva una fuerte tonada portuguesa en su forma de hablar y selecciona las palabras cuidadosamente. Aprender el idioma fue el primer desafío que logró superar. “’Buenos días’ es lo único que aprendí de los argentinos que viven en Angola. Una vez que tomé la decisión de viajar, estuve tres meses con todo el papeleo”, recuerda Sissi.
Cuando llegó al país asistió a una universidad privada para realizar prácticas de informática, pero al poco tiempo el precio de la cuota subió y no pudo sostenerlo. Además, había perdido interés en esa carrera. Una nueva amiga argentina le sugirió que se acercara a la UNAJ, y a partir de ahí surgió el cambio. Su inmersión en una universidad gratuita y social le dio un giro a su futuro. “No sabía qué era trabajo social, pero cuando empecé a investigar me gustó. En Angola hacía un trabajo parecido, para un ministerio, pero sin los conocimientos correctos. Ahí se hizo el click sobre lo que quería hacer”, enfatiza.
Dejó atrás su especialización en Informática y comenzó a estudiar Trabajo Social. En cuarto año fue invitada por una compañera a trabajar en un grupo de investigación de la Universidad. El proyecto “Argentinidad y Valeridad” indagaba en el estudio de lo emotivo sobre la identidad nacional. Tras esa participación de un año, pudo calificar para la beca Estímulo a las Vocaciones Científicas. Le costó creerlo cuando le anunciaron que era una de las galardonadas.
“El estudio de la beca va a tratar sobre los angoleños en Argentina. Existe una comunidad que en su mayoría vive en la Capital Federal”, detalla Sissi. Su decisión se basó en la búsqueda de la comunidad angoleña en estas tierras, que al momento de su llegada se reducía a una amiga con quien había compartido la travesía.
Explica que “hay africanos con los que uno se cruza, pero de otros países, como Senegal”. Ni bien había llegado a Buenos Aires, se acercó a la embajada de su país y le dijeron que había menos de 300 angoleños, “pero ahora hay más de ese número en toda Argentina”.
Luego de hablar con varias historiadoras, se enteró de que hay muchos descendientes, pero que no se identifican con Angola. El proyecto intentará restablecer esas raíces africanas e historias de los descendientes que el tiempo ha diluido.
Dentro de algunos meses se recibirá de trabajadora social. Aún no sabe si una vez que se diplome y que finalice su beca continuará con los estudios en Argentina o si volverá a su país para trabajar en el ámbito social y aplicar todo lo que aprendió aquí. Con 28 años, el futuro está en construcción.