Más allá de la campaña del Leeds de Marcelo Bielsa, la segunda división inglesa tuvo otro equipo sensación que se quedó en las puertas del ascenso a la Premier League, después de terminar tercero en el torneo y perder la final de la Liguilla por la última plaza por 2-1 ante el Fulham en tiempo suplementario: el Brentford, equipo creado a partir de algoritmos, estadísticas y minuciosos estudios de mercado. Bajo esos parámetros consiguió ser el equipo más goleador del torneo y tuvo la misma diferencia de tantos que el Leeds, pese a haber sumado 12 puntos menos.
Lo llamativo, o tal vez no tanto, es que las estadísticas no marcarán lo que fue la debacle del Brentford: perdió los tres partidos más importantes de la temporada, que de haber ganado al menos uno, le hubiese permitido subir a la máxima categoría. Después de vencer los siete encuentros tras la reanudación de la pandemia, en la penúltima fecha podía superar al West Bromwich para quedar segundo en puestos de ascenso, pero perdió 1-0 ante el Stoke City (15°). En la última jornada, si le ganaba Barnsley subía, pero cayó 1-0 de local. El martes, en Wembley, dilapidó la última oportunidad ante el Fulham. Y lo más paradójico es que el gol que lo privó definitivamente del ascenso llegó de una manera que ninguna Big Data hubiese predicho jamás: un tiro libre directo al arco desde más de cuarenta metros y más cerca del lateral que del centro del campo.
Con el partido empatado 0-0 y en la última jugada del primer tiempo suplementario, el Fulham tenía un tiro libre a favor desde un costado que no aparentaba mayor peligro. Sin embargo, Joe Bryan amagó enviar un centro y pateó fuerte al primer palo, para sorprender al descolocado arquero David Raya. Allí empezó a esfumarse la última ilusión, justo por responsabilidad de uno de los productos más exitosos del modelo.
Raya, apellido sugestivo si se mira el gol, es un arquero español de 24 años que no atajó en primera división en su país y que de muy joven arribó al fútbol inglés, para jugar en las divisiones inferiores del Blackburn Rovers. Tras llegar al primer equipo, fue titular en la temporada 2018/2019, aunque perdió el puesto en los últimos cuatro partidos y quedó relegado al banco de suplentes. Su perfil encabaja perfecto para el algoritmo de compra y venta de futbolistas del Brentford: jugador joven, con relativa experiencia, con cotización momentáneamente en baja y con una muy posible revalorización.
Comprado en 1,5 millones de euros en el mercado pasado, sus buenas actuaciones en Brentford lo potenciaron y hoy su ficha está estimada en cuatro millones, de acuerdo a la web Transfermarket. Un éxito absoluto del Big Data creado por Matthew Benham, el multimillonario dueño del club que logró su fortuna tras descifrar como funcionaba el negocio de las apuestas deportivas y crear su propia empresa.
El boom del modelo de Benham tiene similitudes a la estrategia mostrada en Moneyball, la película protagonizada por Brad Pitt basada en la historia de Billy Beane, el gerente general del equipo Oakland Athletics de las Grandes Ligas de Béisbol que se basaba en las estadísticas avanzadas para contratar jugadores. El propio Benham dice odiar la comparación porque asegura que su método es más complejo, ya que los datos están leídos en función de proyectar el futuro y no mirar el pasado. Y, es justo decirlo, su incidencia en la evolución del equipo es innegable. Pasó de la cuarta división a pelear el ascenso a primera en menos de diez años. El modelo Brentford está replicado en Dinamarca, donde Benham compró al humilde Midtjylland FC, con el que ganó tres de las última seis Superligas locales (2015, 2018 y 2020).
En la práctica, también hay resultados innegables. La temporada pasada, el equipo tenía un marcado déficit aéreo. El método Benham sugirió la contratación de Ethan Pinnock, descarte del Barnsley, y del sueco Pontus Jensson, aquel defensor clave en el primer año de Bielsa en el Leeds, pero marcado después de intentar evitar un gol del Aston Villa cuando el técnico había ordenado dejarse empatar tras haber convertido con un rival lesionado. Con Pinnock y Jansson, Brentford fue el tercer equipo de mejores números en centros aéreos, con casi el 53 por ciento de los duelos ganados.
"Realizamos una tabla con todos los equipos del continente y vemos los clubes que están por encima del Brentford. De ahí, vemos los jugadores que podemos contratar de los equipos que están por encima", explicó a Bleached Report Rasmus Ankersen, uno de los directores del Brentford, sobre la política de fichajes. Así pudo conformar la BMW, la temible delantera que conforman el argelino Saïd Benrahma, el francés Brian Mbeumo y el inglés Ollie Watkins, que se combinaron en la campaña recién terminada para 59 goles y 21 asistencias.
Benrahma, de 24 años, llegó en 2018 proveniente del Niza a cambio de 1,7 millones de euros. Tras la actual campaña con 17 goles y diez asistencias, su cotización asciende a 10,5 millones. Mbeumo, que esta semana cumplirá 21 años y es el fichaje más caro de la historia del club, arribó para desde el Troyes en 6,5 millones y su precio actual se estima en 8,5 millones, tras lograr 16 goles y ocho asistencias. Y Watkins, de 24 años, fue comprado en 2017 al Exeter en 2 millones y, después de sus 26 goles y tres asistencias en la temporada, su pase vale 12 millones.
No importará demasiado lo deportivo si alguna de las figuras es tentada por un club más grande: será vendido. Así pasó con el Neal Maupay, el francés de madre argentina que era la estrella del equipo hasta la temporada pasada y que fue cedido al Brighton en 22 millones de euros, tras haber sido comprado en dos millones al Saint Etienne dos años antes. Son los conceptos que dispone su estructura, con tres planos diferentes. Para el corto plazo están los directores técnicos que trabajan en el día a día, en el mediano plazo -compra y venta de jugadores- la responsabilidad es de los directores de fútbol, mientras que Benham lidera la dirección general, abocada al largo plazo.
En el modelo hay nula injerencia de las divisiones formativas, ya que para el Brentford es mucho más económico comprar jóvenes talentos que formarlos. De hecho, la Academia de formación fue anulada en 2016, después de que el Manchester City y el Manchester United les soplaran por un puñado de libras a Ian Poveda y Josh Bohui, respectivamente, dos de los mejores juveniles de su cantera.
El otro concepto innovador tiene que ver con el juego en sí, el denominado "expected goals". Básicamente, el concepto busca optimizar la cantidad remates necesarios para meter un gol. Por eso, en el campo de entrenamiento solían pintar zonas desde no se debía patear al arco, porque la probabilidad de anotar un gol eran bajas. Seguramente, para la Big Data, el tiro libre de Joe Bryan al arco desde ese sector del campo era totalmente inútil, porque el porcentaje de éxito era nulo. Pero hasta ahora, en el fútbol todavía cuenta el factor sorpresa. Por eso, el Fulham celebra su ascenso. Y el Brentford, lo sufre.