Eran pocos pero hicieron mucho ruido. “Estamos seguros que nos escuchó muy bien, le decíamos ‘Macri gato miauuuu’ con el megáfono, en medio de un silencio total en la plaza, no pudo no haber escuchado. Y hay una foto de él que camina y mira una pancarta nuestra grande de Madres de Plaza de Mayo, que llevamos siempre con nosotros”, dijo Alejandra Slutzky, integrante de H.I.J.O.S. Holanda, sobre el escrache al Presidente que protagonizaron ayer en la plaza Dam de Amsterdam. En ese momento, los reyes de los Países Bajos Willem-Alexander y Máxima daban formalmente la bienvenida a Macri y su esposa, en el inicio a la visita a ese país donde también asistió a un foto de negocios y se reunió con CEOs de las principales empresas holandesas. En diálogo con PáginaI12, Slutzky sintetizó el mensaje que le gritaron al Presidente: “El pueblo tiene hambre, liberen a Milagro Sala y paren la represión política”.
Tras pasar el fin de semana alojado en la casa de campo de los monarcas, las actividades del Presidente comenzaron con una recepción oficial en la plaza Dam y el Palacio Real. Luego, Macri y Awada visitaron la Casa de Ana Frank. Por la tarde, volvieron a reunirse con los reyes para asistir al Foro de Negocios entre Argentina y Holanda, en el centro de conferencias Beurs van Berlage. Y luego Macri mantuvo el encuentro con la comunidad argentina, con organizaciones y fundaciones promotoras de la cultura argentina; artistas, productores artísticos y académicos. Por la noche, en la palaciega cena de honor, curiosamente fue el rey holandés quien hizo una mención a la última dictadura militar argentina, de la que acaban de cumplirse 41 años sin que el Presidente participara de ningún acto alusivo. Willem-Alexander mencionó la visita de Macri y Awada a la casa de Ana Frank. “Hay todavía muchos que sienten diariamente las cicatrices que dejaron épocas de dictadura y terror. Esos tiempos amargos no están muy lejano para su país. Apenas hace una generación, miles de personas fueron víctimas de persecución y violencia, y los derechos humanos fueron violados. La lección de aquellos años oscuros fue clara: ¡nunca más!”, añadió. La reina Máxima es hija de Jorge Zorreguieta, quien fuera secretario de Agricultura del dictador Jorge Rafael Videla. El vínculo fue todo un tema en Holanda y su padre no pudo asistir a su casamiento.
Samuel Slutzky tenía 41 años, estaba casado y tenía dos hijos, Mariano y Alejandra. Era médico y coordinador de las Unidades Sanitarias de Municipalidad de La Plata. Hasta 1973 había sido militante peronista, y en el ‘67 fue médico de campo de un grupo en Taco Ralo, Tucumán. Había sido preso político entre 1968 y 1973, y durante ese período fue torturado. Fue secuestrado el 21 de junio de 1977 y desde entonces permanece desaparecido.
“Nos salió bastante bien, tuvo muchísima repercusión en Argentina”, dijo Alejandra Slutzky, consultora en derechos humanos especializada en el continente africano, desde Amsterdam. “Los pueblos libres del mundo estamos con el pueblo argentino, es solidaridad internacional, los estudiantes de la Universidad de Amsterdam cantaban sus consignas”, agregó.
–¿Cuáles eran las consignas?
–Libertad por Milagro, que se deje de joder con bajar las penas a los genocidas, con cambiar el número de desaparecidos. Además luego de los Panamá Papers viene y se hace el correcto, el occidental y europeo. Es un hombre de negocios, un empresario que puede manejar bien un club de futbol, pero un país se trata de seres humanos, cree que va a traer a inversores poniendo una buena imagen que no existe, pero no hay negocio que pueda pasar sobre la gente. Acá pudimos contar a los medios holandeses los números de incremento de la pobreza y la desocupación, y nos escucharon sin manipulación.
–¿Fue tensa la jornada de escrache?
–Habían cercado la plaza para que no pudiéramos pasar, estábamos al costado, del otro lado estaban los del PRO, mucha gente de la embajada con remeras de la selección argentina, nos dio risa. De vez en cuando se cruzaban a nuestro lado y nos provocaban, la mayoría de nosotros somos hijos de padres desaparecidos y nos decían “quien les paga, como llegaron acá”, cuando vinimos porque no nos quedó otra. Insultaron a algunos exiliados, que son gente mayor, pero la policía los sacó.