El informe del Ministerio de Salud de la Nación determinó que en las últimas 24 horas fueron registrados 7147 nuevos casos y 127 fallecimientos. Argentina duplica el número de muertos por Sars CoV-2 en 24 días y superó la barrera de los 4 mil decesos. Además, existe una tendencia preocupante que comenzó a advertirse: mientras que la semana pasada los fallecidos diarios se hallaban en 98-100, en el presente oscilan entre 115 y 120. Si se mantiene este comportamiento, hacia fines de agosto el país se acercará a los 8 mil. Como los reportes que brinda el Ministerio de Salud hay que leerlos en perspectiva, nada mejor que el aporte de dos especialistas en la lectura fina de gráficos y curvas.
“Al subir el número de casos era esperable que tuviéramos una mayor cantidad de fallecidos. No hay ninguna razón por la cual no sigan subiendo. Supongamos que nos estabilizamos en 6 mil contagios diarios, tendremos entre 4 y 6 mil muertes mensuales, que es muchísimo”, señala Rodrigo Quiroga, bioinformático, docente en la Universidad Nacional de Córdoba e Investigador del Conicet. Y luego continúa con el detalle de las causas que podrían explicar el incremento de los decesos: “A medida que el sistema de salud se va saturando la calidad de la atención es peor. Los enfermeros y los internistas cada vez están más estirados y tienen menos tiempo para dedicar a los pacientes. Al mismo tiempo, muchas de las camas que se están ocupando no están en las condiciones adecuadas. Los hospitales más especializados en enfermedades infecciosas ya están llenos. Todo ello contribuye a que la letalidad comience a escalar un poco”, expresa.
El índice de letalidad
El índice de letalidad, vale recordar, es el resultado de la cantidad de fallecidos en relación a los casos confirmados: “Estábamos en 3%, luego fue disminuyendo a 2% y ahora de nuevo se acerca a 3%. Esto se explica porque empeora la calidad de atención y también porque el patógeno se va desplegando hacia rincones del territorio nacional más vulnerables”, comenta Quiroga. Al respecto Soledad Retamar, docente e investigadora de la UTN Regional Concepción del Uruguay, ofrece su perspectiva: “El tiempo de duplicación de los fallecidos es de 24 días, es decir, que de aquí a fin de mes tendremos 8 mil muertos. Si lo observamos de manera semanal, los porcentajes de fallecidos se vienen incrementando: en un promedio de siete días tenemos 115 muertes diarias, la semana que viene serán 125 y la siguiente tal vez sean 135 en cada jornada”, relata la investigadora. El número de muertos se incrementa, además, por el aumento en los infectados. El virus no cede en Argentina y el escenario, según los expertos, exhibe lo siguiente: los crecimientos se producen por saltos y mesetas, esto es, las cifras de contagios y muertes aumentan y luego se estabilizan por algunos días.
Desde que comenzó la pandemia, los especialistas recomiendan seguir de cerca las curvas de contagios y fallecidos. No obstante, para comprender la progresión de casos no basta con dar cuenta de las modificaciones diarias, pues, solo a mediano plazo es posible advertir el modo en que impactan las políticas sobre los comportamientos sociales. “Cuando se miden los casos de manera diaria se vuelve imposible ver el fenómeno completo. El martes tuvimos el récord con casi 6800 y el lunes habían sido dos mil menos. Parecía, luego del fin de semana, que veníamos descendiendo ya que el sábado y el domingo habíamos tenido alrededor de 50 muertes cada día. Si uno observa las cifras de este modo se vuelven un poco confusas, tenemos que leer las medias móviles (los promedios) porque de lo contrario puede ser engañoso. Solo de esta manera, se comprenden las fluctuaciones y el panorama se torna mucho más claro”, destaca Retamar. Después advierte: “Hoy los casos crecen a menor ritmo pero continúan en aumento. Se desaceleró aunque las cifras todavía están muy altas con nuevos infectados y muertes. Cuando estábamos en 800 contagios diarios duplicábamos el número mucho más rápido, solo que no lo advertíamos. Hoy la curva va más lenta pero como los números son más importantes nos causa otra sensación”.
Inmunidad de rebaño e inmunidad de temor
Quiroga comparte esta postura: a pesar de que las cifras engordan día tras día, la curva disminuye su ritmo. Frente a ello, subraya: “Comienza a perder sentido analizar de manera segmentada a CABA y a la provincia de Buenos Aires. Los contagios se van ralenteciendo y es normal y esperable. No ocurre por ‘inmunidad de rebaño’ sino por ‘inmunidad del temor’. Sencillamente la gente tiene miedo y se cuida más porque las balas comienzan a picar cerca, todos empiezan a tener un conocido o un familiar que se agarró la covid”, plantea el bioinformático. Con ello, el científico del Conicet critica la postura del ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, que había sugerido la posibilidad de la inmunidad colectiva en la Ciudad; cuando en rigor de verdad lo que ocurre es que la progresión de contagios disminuye su velocidad por el miedo que empieza a sentir la gente. Y el miedo se traduce en más precaución al salir a la vía pública y al relacionarse con compañeros laborales, parientes y amigos. “Los gobiernos no pueden especular a ver qué pasa, las acciones deben orientar una política activa de diagnóstico y aislamiento temprano y rastreo de contactos estrechos”, completa.
Durante el último tiempo, el Sars CoV-2 se ha propagado hacia zonas que hasta hace poco no había conquistado. El conflicto, en esta línea, es que las instituciones de salud no están en las mismas condiciones a lo largo y a lo ancho del territorio. “El virus llegó al segundo y al tercer cordón del conurbano, así como también al interior profundo. Esto representa un problema porque si bien el sistema de salud en Provincia y Ciudad se robusteció, en muchas regiones no ocurrió del mismo modo. En estas zonas las camas de terapia intensiva para aguantar esta crisis pueden colapsarse más rápido de lo que puede aguantar el AMBA”, describe Quiroga y remata: “Escucho a muchos médicos llevando calma y no es momento para llevar calma a la población porque produce relajamiento. Tampoco, es cierto, hay que sembrar pánico. Hay que ser muy preciso con la comunicación porque hoy es clave”.