El Gobierno acordó con los acreedores internacionales extender del 4 al 24 de agosto el plazo final para ingresar a la oferta de canje de la deuda. En las próximas semanas los distintos fondos de inversión tendrán tiempo para elegir la combinación de los nuevos bonos que pasarán a tener en su cartera de activos (en reemplazo de los títulos actuales).

En el Ministerio de Economía además de terminar de pulir detalles de la oferta final –en la que se negoció con los principales bonistas de la Argentina adelantar algunos pagos para subir en 1 punto el valor presente de la oferta- tiene por delante otras dos tareas importantes.

La primera es reformular la propuesta para los bonistas locales. El proyecto de Ley ya había sido elevado al Congreso y establece que los inversores de bonos soberanos bajo Ley local recibirán un trato idéntico respecto del ofrecido a los inversores extranjeros. Los legisladores aprobaron esta semana las condiciones para reestructurar la deuda bajo Ley argentina.

El segundo paso importante será encargar las negociaciones para reorganizar los vencimientos de deuda con el Fondo Monetario Internacional. Esta será una de las tareas más importantes de los próximos meses debido a que el Gobierno anterior contrajo una deuda de 44 mil millones de dólares con el organismo internacional que vence en los próximos años y la Argentina no tiene las condiciones financieras para cubrir ese compromiso de pago.

En el equipo económico consideran clave haber despejado el primer escollo del endeudamiento. Es decir haber conseguido un acuerdo con los grandes fondos de inversión como Blackrock sin resignar los criterios de sustentabilidad financiera. 

Los funcionarios aseguraron que a partir de ahora se liberan recursos (ahorro de divisas que no deberán pagarse en los próximos años gracias al canje de la deuda) para destinarse a la recuperación del mercado interno.

La deuda bajo Ley extranjera que será canjeada en las próximas semanas –antes que finalice este mes- suma cerca de 66 mil millones de dólares y tiene incluido tanto títulos emitidos en el canje de 2005 como bonos soberanos del macrismo colocados a partir de 2016. Esta última parte de las emisiones fue la que provocó la crisis de deuda.

La Argentina en dos años –desde el inicio de la gestión de Macri hasta enero de 2018- pidió deudas por más de 100 mil millones de dólares sin fines productivos. En el segundo trimestre del 2018 el mercado de capitales internacionales le cerró la posibilidad de hacer otras emisiones y se convocó al Fondo Monetario para obtener un préstamo de última instancia.

Entre las tareas importantes del Palacio de Hacienda empieza ahora la renegociación con el FMI. Sergio Chodos, representante argentino ante el Fondo mencionó que “hay que esperar a ver que pide el organismo. Han tenido un aprendizaje ante la pandemia”.

Aseguró que “las líneas de crédito del FMI en medio de la crisis sanitaria global tienen menos condicionalidades que otras. Hay conciencia de la pandemia es un problema global. Chodos aclaró además que “el programa económico va a ser nuestro, no el del FMI”.

En el Palacio de Hacienda consideraron además con optimismo el apoyo del Congreso para votar a favor del proyecto de reestructuración de la deuda local. “Los números del proyecto de reestructuración de deuda bajo ley local que salió ayer en el Congreso es tan o más importante que el acuerdo, el apoyo del conjunto de la sociedad es crítico en estas situaciones”, dijo Chodos, que junto a Martín Guzmán encabezó la negociación con los fondos globales.

El economista se refirió también a algunos detalles del acuerdo alcanzado con Blackrock y el resto de los inversores que se mostraron menos conciliadores en los últimos meses. “El momento donde cerramos no fue de euforia sino de satisfacción. Hay conciencia que es el inicio del proceso. No fue algo que destrabó todo ni una bala de plata, no existe eso, es una acumulación de mucho trabajo, que permitió cerrar el acuerdo con los fondos”, aseguró.