La pelea entre Google, Amazon, Facebook, Apple (GAFA) y el gobierno de Estados Unidos avanzó un casillero. Después de las casi seis horas de debate ante la Comisión Federal de Comercio de la semana anterior, en la que las GAFA respondieron a las pruebas producto de una investigación de varios años que las acusa por prácticas desleales, los fiscales generales de Nueva York y California anunciaron que seguirán adelante con el caso de Amazon y realizarán en las próximas semanas entrevistas a testigos a través de conferencias conjuntas.
En la práctica, la aparición de las fiscalías estatales implica la intención que tiene la justicia estadounidense de penalizar monetariamente a estas empresas, en este caso a Amazon. Sin embargo, los tiempos legales de estos procesos son extensos: la Unión Europea comenzó esta batalla hace cuatro años, sobre todo contra Apple y Google, y aún no hubo ninguna resolución favorable: las firmas no tuvieron que pagar multas. Sin embargo, "no es lo mismo ser la Unión Europea contra una empresa estadounidense, que el propio Estados Unidos. También es un momento general de discusión en USA muy influído por las elecciones. Trump anunció que si él ganaba, las iba a controlar, pero la realidad es que las empresas tienen también injerencias políticas", reflexiona Cecilia Rikap, investigadora del Conicet y autora del paper "Amazon: una historia de acumulación vía extractivismo de datos y depredación". Desde la visita al Capitolio de Bill Gates, cofundador de Microsoft, en 1998, no se habían hecho audiencias antimonopólicas en el país.
La denuncia
La audiencia de la semana anterior no es más que una discusión de largo plazo. Aunque saquen la conclusión de que las prácticas que ejercen estas empresas son monopólicas y que deberían ser reguladas, el Congreso no tiene injerencia a la hora de decidir sobre los mecanismos de Defensa de la Competencia en Estados Unidos, salvo para realizar un cambio ante la Ley.
La Ley de Defensa de la Competencia en Estados Unidos entiende que la competencia se encuentra amenazada si atenta contra el bienestar de los consumidores. Entender el carácter monopólico de Amazon es complejo. "No se la podría acusar bajo el concepto de esta ley, porque para ello tendría que estar ofreciendo un precio muy alto para los consumidores -típico análisis de monopolio neoclásico, de vender menos a un precio muy alto-, y Amazon hace todo lo contrario, vende a un precio más bajo", explica Rikap.
La denuncia que se le realiza a Amazon es por prácticas desleales con otras empresas que operan (o no) en su plataforma. Monetizando los datos que recojen de los usuarios, ofrecen los mismos productos que sus clientes pero a un precio más bajo, deciden en qué puesto aparecen determinados artículos en los resultados de búsquedas, anulan a la competencia mediante la compra de plataformas que perciben exitosas y podrían proyectarse como competidoras.
Con estas prácticas, Amazon hizo desaparecer al resto de los espacios de venta. En un esquema profundizado por la pandemia, los pequeños productores se ven obligados a vender sus productos en esa plataforma, que cobra comisiones cada vez más altas: "Amazon es quien organiza hoy el mercado y a la vez es oferente del mercado", resume la investigadora. Incluso, utilizan su poder para manejar la información y para bloquear opiniones y los datos.