“Estás loca”, le dijo uno de sus hijos a Elisa Sampietro de Forti cuando se enteró de que pensaba competir en Como, Italia, la ciudad en la que nació hace 85 años. “Sos una genia”, la alentó Gustavo Gersberg, cineasta que salía a trotar con ella y un grupo numeroso por la zona del río. Loca genial, posiblemente. Al conocerla, Gersberg supo que tenía una historia para contar. “Bueno, contala”, lo desafió ella. Habló con su colega Andrés Arbit y planearon hacer una película para contar a Elisa. Juntaron dinero y la acompañaron a Italia. La siguieron a sol y sombra. El 30 de julio se estrenó on line una película sobre su carrera en Como: “Como corre Elisa”, es el título.
Sampietro empezó a correr a sus 72 años. No pasa un día sin que salga a trotar por el corredor del río de Vicente López, cercano a su casa. Hizo cinco veces el Cruce de los Andes entre 2013, 2015, 2016, 2017 y 2018. 100 kilómetros divididos en tres días con campamento obligatorio. Participó en pruebas en San Luis, Entre Ríos, Ushuaia y Córdoba. También en Uruguay y Brasil. Hace dos años intentó un ascenso al Aconcagua. La acompañaban, entre otros, la judoca Paula Pareto y el ex basquetbolista Fabricio Oberto.
“Como corre Elisa”, dicen, no es una historia de vida. Es, al fin de cuentas, un mensaje sobre algo que dice Elisa: “El se puede y el no se puede están en la mente. El querer hacer o no querer hacer también deriva de eso, no del físico. La cabeza manda al físico”.
Hay que ver “Como corre Elisa” para entender que de la teoría a la práctica puede haber un paso. A Elisa se la ve haciendo movimientos de estiramiento de espaldas sobre una pelota enorme junto a su entrenadora. Se para sobre una pierna para hacer ejercicios de equilibrio y trabaja con bandas elásticas para fortalecer los brazos. A veces se lesiona. La artritis le pasa factura a su cuerpo de 1.58 metros pero sigue. Una vez se le rompió un menisco. A pesar de una tendinitis por correr lesionada, no aflojó. Para seguir apela a los antiinflamatorios y hasta alguna infiltración. Luce zapatillas ultramodernas, calzas y buzo. “Corra o no corra las rodillas me van a doler igual. Pero la diferencia es que si no corro, además van a quedar duras”.
“Es una película ideal para que vean las personas mayores. Queremos que la película viaje y que se armen debates”, le dice Arbit a Página/12. “La idea no era recrear el pasado sino mostrar un presente y un mensaje”, agrega.
“Huelo a vida pasada. Es el olor con el que crecí”. Elisa cierra los ojos y respira hondo frente al lago de Como, la ciudad italiana a la que volvió hace tres años para participar de la Mezza Maratona Lago di Como, una carrera de 21 kilómetros. Subidas de 45 grados. Escalones interminables.
“Siempre hay un motivo para levantarse cada mañana. No sé lo que es levantarse y no saber qué hacer. Desayuno y, como tengo la suerte de vivir cerca del río, me voy a correr todos los días una hora. Aunque haya niebla o llueva. Pero no pasa por correr. Hay otras alternativas para estar activos. Se puede dibujar, hacer danzas, contar o leer cuentos. Miles de cosas para entretenerse. Mantener la mente en actividad es fundamental”, dice esta mujer a la que atravesaron dos guerras. La Segunda Guerra Mundial propició su viaje a este país, a los 14 años; la de Malvinas la hizo sufrir por su hijo Fabio, que volvió de las islas para contar la experiencia.
“Bravo nonna, bravo”, la alientan a su paso. Entre los corredores de Como hay cientos de jóvenes. No se ve gente de la edad de Elisa. “De Argentina, llega Elisa”, se anuncia por altoparlantes y se escuchan los aplausos. El mismo Andrés cuenta que por momentos no le pudo seguir el ritmo. “Casi nos quedamos sin el final de la película”, dice acerca de su estado físico. No llega a los 40 años y Elisa, con su mentalidad de ir paso a paso en vez de pensar en los kilómetros que faltan, le saca resto. Es ella quien lo estimula para no aflojar. Ahora, al recordar ese pequeño detalle, se ríen.
Gustavo y Andrés se volvieron familia de Elisa, quien tiene cinco hijos (Nello, Aldo, Fabio, Alvi y Adriana), once nietos y cinco bisnietos. Es viuda desde 2006, cuando falleció Gianni. “Se armó una familia de viaje”, dice Gustavo. “Pero ustedes supieron infundir afecto para lograrlo”, completa Elisa.
El trailer del filme puede verse en este link y para ver la película hay que escribir a [email protected]. Su costo es de 150 pesos. Hay más información en la cuenta de Instagram @comocorreelisa y en el Facebook “Como corre Elisa”.
Arbit y Gersberg desean que “Como corre Elisa” ayude a repensar la vida de las personas mayores. “Quiere ser libre. Quiere ser autosuficiente. Quiere ser protagonista de su vida”, la refiere en off uno de sus hijos. Elisa reniega de los espacios comunes. Descree de la famosa sabiduría de las personas grandes. Para ella, la sabiduría no se cuenta. Se vive en tiempo presente.