Aparentemente, en Juventus el tiempo corre más rápido. En apenas dos semanas, se coronó campeón de la Serie A, fue eliminado de la Champions League y este sábado, en algunas horas, anunció el despido de su entrenador y el arribo de su reemplazo. El saliente es Maurizio Sarri, quien casi no tuvo tiempo de festejar el campeonato conseguido con la Vecchia Signora. Y el nuevo DT será nada menos que Andrea Pirlo, el emblemático ex mediocampista del club y la Selección italiana.

El de Pirlo, de 41 años, también es un ascenso récord, ya que había arribado al club de Turín el pasado 30 de julio para hacerse cargo del equipo Sub 23, y en nueve días se consiguió un contrato al frente del gigante italiano hasta el 30 de junio de 2022. "Pirlo tiene lo necesario para liderar, desde su debut en el banco de suplentes, un equipo experto y talentoso para perseguir nuevos éxitos", justificó Juventus en un comunicado.


En sus 21 años como jugador de la Serie A de Italia, Pirlo militó cuatro temporadas en Juventus (2011-2015) ya en calidad de veterano (llegó con 32 años) y donde conquistó siete títulos: cuatro Scudettos, dos Supercopas de Italia y una Copa Italia.

Su cuenta pendiente en Turín fue la Champions League: llegó a la final en 2015, con Carlos Tevez en el equipo, y perdió ante Barcelona. La deuda se enmarca en la mala racha que acarrea Juventus desde 1996, su última coronación. De allí en más, llegó a cinco finales y las perdió todas.


De todos modos, Pirlo ganó la Champions League como jugador en dos ocasiones con Milan (2003 y 2007), títulos agregados a una nutrida vitrina personal que tiene como máximo logro la Copa del Mundo Alemania 2006 con el seleccionado italiano.

Su llegada para conducir el plantel que lidera el portugués Cristiano Ronaldo y que integran los argentinos Paulo Dybala y Gonzalo Higuaín se produjo de inmediato tras la destitución de Sarri, que pese a conquistar el noveno título consecutivo para el club en el Calcio, no pudo sobrevivir a la decepción europea de ser eliminado en octavos de final por el Olympique de Lyon, de presupuesto mucho menor que los italianos.

De todos modos, la continuidad de Sarri parecía ser cosa juzgada, dada la rapidez con la que se suscitaron las acciones en Turín.