Dos golazos, uno de ellos anulado, y una avivada que terminó en penal. Lionel Messi hizo lo suficiente para ser el gran protagonista del Barcelona-Napoli de este sábado; sin embargo, el árbitro turco Cüneyt Cakir y el VAR tuvieron otros planes. En el Camp Nou, los catalanes se impusieron por 3-1 (fue 1-1 en la ida en Italia) en un encuentro repleto de polémica y sacaron pasaje a los cuartos de final de Champions League. La siguiente cita será el próximo viernes ante Bayern Munich, que vapuleó por 4-1 (3-0 en la ida) como local a Chelsea, que tuvo a Wilfredo Caballero en el arco.

El encuentro comenzó con los libretos cambiados: Napoli con la posesión y Barcelona encontrando la apertura del marcador a través de una pelota parada. A los nueve minutos, el defensor francés Clément Lenglet puso el cabezazo para el 1-0, dando lugar a la primera jugada discutida del encuentro, ya que se liberó de su marca con un claro empujón que disparó las protestas de los italianos, pero que sobrevivió a la vara arbitral.

A pesar de la desventaja, Napoli continuó ejerciendo el dominio del partido ante un Barcelona desperfecto en defensa, algo que viene mostrando a lo largo de la temporada. Entre las desatenciones de Gerard Piqué y las constantes subidas del portugués Nelson Semedo, la banda derecha catalana era conquista napolitana.

Tuvieron que pasar 20 minutos para que Messi haga su gran aparición. El capitán culé tomó la pelota como wing derecho y en una jugada repleta tanto de habilidad como de fortuna -con caída al piso incluida- terminó marcando el 2-0 con un zurdazo colocado al palo más lejano del arquero. Poco después, haría alarde de su calidad al bajar con el pecho un gran pase de Ivan Rakitic dentro del área y definir al primer palo frente a David Ospina, que le regaló esa zona. Pero mientras todo era festejo, el VAR sorprendió al advertir una casi imperceptible mano del rosarino con la que habría acomodado la pelota tras bajarla de pecho. Las cosas seguían 2-0.


El videoarbitraje hizo una nueva aparición a los 40 cuando el senegalés Kalidou Koulibaly, el gran baluarte de la visita, se disponía a despejar una pelota desde el fondo y Messi, rápido de reflejos, lo fue a presionar. El rosarino llegó a interponer su pierna antes del remate del africano, quien no pudo evitar golpear la humanidad de su rival en su intento de reventar. Ambos jugadores terminaron revolcados en el piso y, como estaban dentro del área, el árbitro terminó cobrando penal a instancias del VAR. De la ejecución se hizo cargo Luis Suárez, mientras Messi todavía se acomodaba el botín tras ser atendido por los médicos.


La historia parecía estar sentenciada, pero la floja labor defensiva catalana no era garantía de nada. Sobre el final de la primera parte, Rakitic tocó innecesariamente al belga Dries Mertens en el área y, esta vez, el árbitro no dudó. Sin VAR, señaló penal, y Lorenzo Insigne marcó el descuento para ilusionar a los suyos de cara a la segunda parte, ya que un empate los pondría en Lisboa.


Pero el complemento sólo se trató de eso ilusiones para los italianos y conservadurismo catalán. Napoli tuvo la iniciativa y no la acompañó con lo necesario como para vencer la resistencia del Marc ter Stegen, quien lideró la resistencia de un Barcelona de piernas muy pesadas, que la tendrá difícil ante los alemanes del Bayern en Lisboa.