La escena se repite, cada vez más seguido, en los principales supermercados del país. En las góndolas que ofrecen fiambres o carnes envasadas, los productos porcinos importados están ganándole lugar a los de origen argentino.
El presidente de la Asociación Argentina de Productores Porcinos (AAPP), Juan Ucelli, explicó a Página/12 que desde el año pasado está entrando cada vez más mercadería a un precio difícil de igualar por los productores locales. Tanto la materia prima –cortes sin procesar- como los embutidos están supliendo a los productos locales.
La producción de carne porcina tuvo un crecimiento sostenido durante los últimos años y, si bien siempre hubo que importar para cumplir con la demanda interna, en 2015 se había llegado a un piso de 10 mil toneladas anuales. Sin embargo, con la llegada de Cambiemos al poder, la importación pegó un salto importante en 2016 y pasó a 25 mil toneladas. En la AAPP proyecta que, a este ritmo, el 2017 culminará con una importación de 50 mil toneladas.
El efecto del cambio de política fue inmediato. La AAPP contabilizó el cierre de un 5 por ciento de los establecimientos productivos. “Este año será igual o peor esa caída”, pronosticó Ucelli. “Lamentablemente los que cierran son los más chicos. Cuando le planteamos al Gobierno esto, nos dicen que es una cuestión de mercado, pero no es así: cierran los que menos espalda tienen, no es que son ineficientes”, agregó.
El panorama en el sector es complejo. Ucelli señaló a “cuatro o cinco jugadores de peso, entre ellos supermercados importantes, que empezaron a importar, por ejemplo, jamón crudo español o italiano”. La cuestión simbólica, indicó el presidente de la AAPP, no es menor en un rubro donde España e Italia ofrecen productos de alta calidad. “Pero el jamón que traen no es de primera calidad, sino de tercera o cuarta, con tres o cuatro meses de guardado y muchísima sal”, advirtió.
Si bien existe una normativa elaborada por la Secretaría de Comercio durante la gestión de Guillermo Moreno que regula la cantidad de sal que debe tener el jamón, nunca fue aplicada. Es decir, hoy no se sabe qué cantidad de sal se come en el momento de ingerir este producto.
Otra cuestión no menor está relacionada con la situación de los cortes de carne porcina que se importan desde Brasil y Dinamarca, entre otros países. Si bien el envío se hace con la carne congelada, como lo indica la normativa internacional, los supermercados la venden como fresca e indican la fecha de envasado como el día en fue descongelada. “Es una locura lo que hacen y lo hemos denunciado ante la Defensa al Consumidor, pero no hacen nada. Uno de los supermercados que lo hacen es La Anónima”, indicó Ucelli, en referencia a la empresa ligada al secretario de Comercio, Miguel Braun. “Deberían venderla congelada, como se hace con cualquier producto congelado en origen, pero no lo hacen porque no la compraría nadie”, agregó el presidente de la AAPP.