Hagamos el siguiente ejercicio de imaginación. Pensemos que cuando pase todo un equipo argentino de fútbol se va de gira a España y Portugal. River, por ejemplo, que ha ganado tantos títulos en los años recientes y disputó la final de la Libertadores. O Boca, que es el último campeón a nivel local. Ese equipo argentino va todo un mes y se enfrenta con selecciones locales. ¿Cabe en alguna cabeza que a los españoles les gane 7-5 y 6-1 y a los portugueses 10-4? ¿Veintitrés goles en tres partidos, con un promedio de casi ocho por juego no parecen de ciencia ficción?

Los hinchas de San Lorenzo y los interesados en la historia del fútbol saben que esto pasó, que fue real. Ocurrió a fines del 46 y principios del 47 cuando ese sensacional cuadro que lideraba el trío de atacantes Armando Farro, René Pontoni y Rinaldo Martino cumplió una memorable gira que dejó una marca indeleble en la historia del fútbol de hispanoargentina.


Dos semanas antes de la gira se había consagrado campeón en el torneo local con goleadas concluyentes en la segunda rueda: le hizo siete a Rosario Central, seis a Atlanta, cinco a Lanús, cinco a Platense, cinco a Racing. Le sacó cuatro puntos de ventaja a Boca y cinco a River, sus principales rivales a lo largo del certamen. Fue el segundo campeonato del club desde el comienzo del profesionalismo y el quinto si se considera también la era amateur.

Según el periodista Pedro Uzquiza, “el estilo arrollador que caracterizaba a San Lorenzo y que había valido el apodo de 'Ciclón' se transformó en el 46 con la contratación de Pontoni, quien llegó desde Newell's, con su enorme categoría de jugador fino y elegante y la de Farro, un dinámico creador que venía de Banfield. Los dos potenciaron las virtudes de Martino, otro futbolista cargado de una inteligencia superlativa y conformaran lo que entró en la historia como El Trío de Oro".

El equipo que dirigía Pedro Omar tenía esta formación base: Mirko Blazina (nacido en Italia, pero de origen yugoslavo); José Vanzini y Oscar Basso; Ángel Zubieta (vasco), Salvador Grecco y Bartolomé Colombo; Antonio Imbelloni, Farro, Pontoni, Martino y Oscar Silva. 


En aquella gira, San Lorenzo debutó el 22 de diciembre de 1946 frente a Atlético Aviación (hoy Atlético de Madrid), líder entonces del torneo español, y brindó la primera exhibición: ganó 4-1. Los 50 mil espectadores lo despidieron con una ovación. Después se encadenaron los partidos con estos datos: derrota contra el Real Madrid por 4 a 2 (25 de diciembre), triunfo por 7 a 5 contra la selección española (1º de enero del 47), empate 3 a 3 contra el Athletic de Bilbao (4 de enero), nuevo triunfo contra la selección española, esta vez 6 a 1 (16 de enero), empate con Valencia 1 a 1 ( 22 de enero), empate con La Coruña 0 a 0 (26 de enero), victoria ante Porto por 9 a 4 (31 de enero), goleada por 10 a 4 a la selección portuguesa (2 de febrero) y cierre contra el Sevilla a todo gol: 5 a 5 (6 de febrero).

La fría estadística indica que la gira por la península ibérica se cerró con diez partidos jugados, cinco ganados, cuatro igualados, uno perdido. 47 goles a favor y 25 en contra. Números de fábula. Martino resultó el goleador con 17 tantos, seguido por Pontoni con 12 y Farro con cinco. 

San Lorenzo sale a un campo español, ante la ovación del público. (El Gráfico)

En el museo de San Lorenzo se puede ver un documental que muestra cómo se divertían los muchachos jugando con la nieve en el Parque del Retiro de Madrid, tanto como lo hacían cuando les tocaba entrar a escena para mostrar la magia de su fútbol por los diferentes campos de España.

Escribió Felix Daniel Frascara en El Gráfico: “No tenían posiciones fijas. No fue siempre Oscar Basso el hombre que marcó al centre forward ni tuvo Salvador Grecco, eje del equipo, una residencia fija. La colocación de Colombo, dependió, en todo caso, de la que adoptara Basso. Y si José Vanzini, casi invariablemente, cuidó al puntero izquierdo, fue como consecuencia de que a Zubieta se le permitió jugar de acuerdo con sus preferencia: algo adelantado, con mucho campo de acción y recostado sobre el centre half". Parece estar hablando de la polifuncionalidad de la selección holandesa que deslumbró al mundo en Alemania 1974.

El festejo del título de San Lorenzo por parte de hinchas en el Gasómetro. (El Gráfico)

Fascinados con Pontoni, los catalanes quisieron contratarlo, pero el crack prefirió quedarse en estos pagos. También lo querían a Martino, que recién decidió emigrar (pero a Italia) dos años más tarde. En los campeonatos argentinos de los años siguientes se entreveró siempre en los primeros puestos.

Aquel mítico San Lorenzo del 46, ¿no será un invento de Osvaldo Soriano?