El 5 de agosto el fiscal penal 2 de Metán, Gonzalo Gómez Amado, imputó a Rodrigo Alejandro Domínguez (33), a Miguel Enrique Paz (57), Gustavo Alfredo Pérez (45), Lorenzo Justiniano Paz (62) y a Claudio Leonardo Javier Molina (37) como coautores del delito de maltrato animal. Desde ese momento se encuentran detenidos, por “haber matado a un puma o león americano en el paraje Los Rosales”, en el municipio de El Galpón del departamento Metán.
La defensa de los acusados informó que el felino había matado ya varios animales de la finca en la que los ahora acusados trabajan, por lo que pusieron una trampa en la que el animal quedó atrapado el 25 de julio pasado. La imputación surgió tras conocerse un video que se hizo viral en la red social Facebook, cuyas imágenes muestran como dan muerte al puma en una filmación de cuatro minutos.
La imagen causa escozor. Pero deja de lado una compleja realidad en la que intervienen la falta de políticas públicas para el campesinado y la protección de su producción, la conservación de los predadores naturales, y la siempre visible, pero que suele silenciarse, causa del desmonte.
Consultado por Salta/12, el biólogo e integrante de la Administración de Parques Nacionales (APN), Pablo Perovic indicó que en el norte argentino no hay proyectos relacionados con la conservación del puma o el impulso de acciones que resuelvan los conflictos entre la predación de estos felinos y la actividad humana, si bien en 2013, por la ley provincial 7952, de promoción de la ganadería, se aprobó la posibilidad de que el Estado compense a los productores por las cabezas que pierdan por ataques de grandes felinos protegidos como el puma, el yaguareté y el gato onza.
Actividades humanas como la deforestación a gran escala, la destrucción del hábitat natural, la caza furtiva y los incendios empujan cada vez más a los predadores naturales a acercarse a las poblaciones, y los campesinos son los primeros de la línea que sufren las consecuencias.
“A nadie le gusta matar a los pumas o al zorro. Pero es una pérdida económica para nosotros”, dijo la representante de la asociación campesina Unión y Progreso, Lucía Ruiz, quien es productora ganadera en Rivadavia Banda Norte, en el departamento Rivadavia, en pleno Chaco salteño. Contó que hay casos en que los animales domésticos están encerrados e igual el puma entra a los corrales y termina con la producción.
Como experiencia particular, contó que en una ocasión tenía 60 cabras y en dos temporadas se quedó sólo con 25. Fue en la época que una puma que tenía sus crías, comenzó a cazar y a enseñar a sus cachorros a hacerlo. “Es cuando la mamá puma más caza”, dijo. Es que la necesidad de practicar la caza con los cachorros lleva a que maten más animales de los necesarios para alimentarse. “Y uno decide: o es tu economía o es un puma. Sí que nos duele tener que cazarlos. En el caso mío digo que prefiero que sea un puma el que coma (los animales que cría) y no un puma cabeza negra”, sostuvo. La figura alude a quienes roban animales en el campo, los cuatreros.
“Entonces te atacan por dos lados. Tenés a los pumas, y tenés a los cuatreros que te roban. Y aparte está la sequía”, añadió al recordar que en la zona ya falta el agua debido a las pocas lluvias de la época estival y si no hay respuestas urgentes también perderán la producción por esta causa. “Te das cuenta cuando fue el puma porque encontrás la osamenta del animal. Pero cuando fueron los pumas de cabeza negra no encontrás nada”, explicó.
Para Ruiz, “los proteccionistas de animales deberían ver eso. Lo que me enteré hace poco es que los envenan (a los pumas). Inyectan a la cabra y el puma muerde la cabra y se muere”. “Eso también es cruel. Yo soy mujer, y somos más sensibles y sabemos que es supervivencia y también está la economía de uno. Y encima hay que luchar contra una sequía y la falta de alimento, aparte la plaga de langosta y el viento norte que trae todas las plagas” para los animales.
Los desmontes, la causa ignorada
Ruiz señaló a los desmontes como una de las causas que genera que los predadores cada vez estén más cerca de lugares donde hay cría de animales.
“Hay quemas en algunas zonas y desmontes también. Las personas que defienden animales no luchan contra los grandes desmontes y ese es el problema. Hay tanto (desmonte) que el animal viene más y más cerca de la casa porque ya no quedan animales silvestres, y entonces cazan animales de granja”, dijo Ruiz. A ello sumó que los animales salvajes huyen además de los “llamados incendios accidentales que se hacen y los corren”.
“La depredación de animales domésticos es muy común por diferentes causas: desmontes, pérdida de hábitat, excesiva cacería (los predadores quedan sin sus presas naturales), y entonces (los pumas), buscan alimento en animales domésticos”, dijo por su parte Perovic.
Al señalar que en esta región no hay iniciativas para mediar y dar un solución a los conflictos entre la predación de estos felinos y el campesinado, el biólogo puso como ejemplo de lo contrario la situación que se da en la Patagonia, donde se están usando tecnologías y conocimientos con el fin de disminuir el conflicto entre la depredación que ocasiona el puma y la cría de ovejas.
Allí las iniciativas surgen de la colaboración de ONG’s que ponen a consideración distintas estrategias. Entre otras, mencionó la necesidad de contar con perros cuidadores entrenados. Explicó que otro buen manejo para evitar el conflicto es encerrar a los animales durante la noche y disponer juegos de luces, sonidos, o simular que hay presencia de una persona en el lugar. “Dio resultado en muchos lugares por lucecitas de navidad, radio prendida toda la noche, entonces hay muchas alternativas ingeniosas. Pero debe ser la misma gente que se interese”, dijo Perovic.
En este punto afirmó que si bien se exponen estas alternativas, “no hay mucha recepción” en los productores de animales. Sucede que también existe una forma de hacer las cosas muchas veces difícil de cambiar. Perovic indicó que no obstante, en las pequeñas experiencias que se generaron en zonas de Parques Nacionales, se llegó a disminuir el conflicto entre la cría de animales y los predadores.
A ello se suma que el puma está considerado como de preocupación menor en Argentina. Perovic sostuvo que se lo declaró como “plaga” en la Patagonia, lo cual avaló aún más su caza. No hay investigaciones que indiquen cuál es la situación real de este felino. Sin embargo, para Perovic en el país “hay algunos parches sin pumas que se vienen extendiendo. Yo calculo que ya debe haber un impacto negativo”, señaló.
En medio de estas tensiones, la solución rápida de la Fiscalía fue la detención de los hombres que mataron al puma en Los Rosales. Si bien se conoce que existe la posibilidad de que el fiscal requiera asistencia técnica especializada en materia ambiental, solicitarla es su exclusiva competencia y decisión.