Parece la película El día de la marmota, sólo que en este caso no se trata de ficción. La realidad del coronavirus supone vidas en juego. Y cada vez que se acerca el fin de una etapa de la cuarentena, se repite la escena: esta semana, en día aún a definir, el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, se van a reunir para tratar de consensuar cómo seguir la cuarentena en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). No cambia la escena y tampoco las posturas: mientras Larreta va a proponer más aperturas "pocas, porque los números siguen muy calientes" dijeron a este diario cerca del jefe porteño, Kicillof va a plantear seguir como hasta ahora para que no colapse el sistema. "Pero si el ritmo de contagio se empieza a enlentecer, podemos tener una mirada un poco más optimista", dijeron a PáginaI12 cerca del gobernador.
Qué quiere Larreta
Lo que pretende el jefe de Gobierno porteño para la prórroga de esta etapa de la cuarentena, dijeron las fuentes, es que se permita el regreso de los deportes individuales (como tenis, golf y carreras de caballos, todo sin público). También quiere habilitar el comercio en Once, Constitución, Retiro y la calle Avellaneda, pero por mitades.
No va a plantear la reapertura de los gimnasios ni, en principio, de restaurantes que tengan mesas afuera porque más allá del optimismo de las declaraciones públicas de algunos funcionarios respecto de cierta estabilización en el número de contagios, saben perfectamente que el número es alto y cualquier movimiento supone un peligro inminente de colapso del sistema
Cabe recordar que si bien la provincia de Buenos Aires tiene más cantidad de contagiados, la Ciudad tiene un índice de letalidad mayor porque hay más adultos mayores y más habitantes por metro cuadrado.
Qué quiere Kicillof
"Por ahora, queremos seguir igual. Nos guiamos por el número de contagios, la ocupación de camas y la cifra de muertes", dijeron a este diario desde la gobernación bonaerense. También están pendientes de la velocidad de los contagios. "El objetivo --afirman-- es que no colapse el sistema".
Sin embargo, hay una luz de esperanza: "si el ritmo de contagio se empieza a enlentecer, podemos tener alguna mirada un poco más optimista. Pero por ahora, queremos consolidar esta etapa", dijeron.
Como ocurre desde el comienzo del decreto de Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO), la última palabra la va a tener el presidente Alberto Fernández, a quien ambos funcionarios, previa charla, le van a entregar una propuesta lo más consensuada posible.
Y luego vendrá la ronda de consultas del Presidente con el equipo de infectólogos que lo asesora y antes del 16 de agosto, fecha de finalización de esta etapa de la cuarentena, el anuncio de cómo se sigue en el AMBA y en el resto del país, que tuvo rebrotes en varias provincias.
El Gobierno acertó, y cuánto, en decretar una pronta cuarentena para evitar contagios y preparar el sistema de salud. Sin embargo, nadie puede relajarse. Las proyecciones oficiales al inicio eran, en el mejor de los escenarios, que todo terminara con 2.400 muertos. La cifra del último parte oficial de fallecidos ya casi duplica ese pronóstico: las personas que perdieron la vida ya son casi el doble.
La decisión de cómo se sigue es más que compleja y el Presidente deberá oficiar, una vez más, como un equilibrista.