En la carrera global en la que los laboratorios de todo el mundo compiten contrarreloj para ver quién encuentra la clave para inmunizar a la población del planeta contra el nuevo coronavirus, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, anunció este martes que su país aprobó y registró la primera vacuna. Durante una reunión de gobierno por videoconferencia, el mandatario sostuvo que la vacuna desarrollada por el centro estatal Gamaleya de Moscú y el Ministerio de Defensa es “eficaz” y ha demostrado que ofrece una "inmunidad duradera". El jefe del Kremlin incluso contó que una de sus dos hijas adultas fue una de las voluntarias que recibió la vacuna bautizada "Sputnik", en honor al primer satélite artificial lanzado al espacio en 1957, con el que la entonces Unión Soviética se puso a la cabeza de la carrera espacial. Sin embargo, la noticia generó dudas porque la aprobación del Ministerio de Salud ruso se produce sin esperar a los resultados de la fase 3 de ensayos clínicos, de los cuales tampoco ha publicado datos.
El registro de la vacuna se produce en medio de la carrera mundial para liderar la batalla contra la pandemia, en la que los paises se posicionan geopolíticamente y los laboratorios, al ritmo de los anuncios, reciben inversiones. Una carrera en la que si bien hay alrededor de 200 grupos trabajando en todo el planeta, estaba liderada hasta hace al menos unas semanas por cuatro paises: China, Estados Unidos, Inglaterra y Alemania, donde las pruebas estaban más adelantadas.
Pero a fines de julio, los rusos se metieron en la carrera cuando anunciaron que aprobarían una vacuna contra la covid-19 en agosto. Unos días después, el viceministro de Salud de Rusia, Oleg Grídnev, anunciaba que el Centro de Investigación Nacional de Epidemiología y Microbiología Gamaleya había iniciado los trámites para obtener la certificación y que la licencia estaría el 12 de agosto.
Este martes, adelantándose un día a lo anunciado, Putin dijo que "por primera vez en el mundo, se ha registrado una vacuna contra el nuevo coronavirus. Una de mis hijas se aplicó esta vacuna. Se siente bien y tiene una gran cantidad de anticuerpos", dijo el lider ruso, que agregó que sólo "tuvo un poco de fiebre y nada más. Espero que en breve podamos comenzar a producir en masa este remedio", dijo el presidente durante la reunión. Y agregó que la vacunación será voluntaria, para que "lo hagan los que así lo desean".
De acuerdo al registro nacional de medicamentos del ministerio de Salud, la vacuna será distribuida el 1 de enero de 2021, según informaron las agencias de prensa rusas. Las autoridades rusas explicaron que los trabajadores médicos, maestros y otros grupos de riesgo serán los primeros en ser vacunados, mientras la viceprimera ministra, Tatyana Golikova, dijo que la vacunación de los médicos podría comenzar antes de que finalice este mes.
Pero mientras todas las farmacéuticas aceleran a fondo en esta carrera donde los intereses geopolíticos se solapan con los económicos, el apuro de Rusia por empezar a vacunar antes de los ensayos de fase 3, que involucra a miles de personas para testear la eficacia y seguridad de la vacuna, y sin haber publicado datos científicos sobre las pruebas, generó dudas en la comunidad científica y llevó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a tomar con cautela la noticia y relativizar la información.
El vocero de OMS Tarik Jasarevic, dijo durante una conferencia virtual desde Ginebra, que "necesitamos seguir invirtiendo y acelerando el desarrollo de tratamientos y vacunas sanas y efectivas que nos ayuden a reducir las transmisión y las muertes por covid-19 en el futuro", y advirtió que "apresurar el progreso no quiere decir arriesgar la seguridad. Acelerar el desarrollo de la vacuna conlleva seguir los procesos de pruebas, manufactura y logística".
En el plano local, las reacciones también oscilaron entre el escepticismo y la cautela. El ministro de Salud de la Ciudad, Fernán Quirós, afirmó que "no hay ningún motivo" para pensar que la vacuna contra el coronavirus anunciada por Putin, sea la adecuada y que todavía es necesario que Rusia difunda información científica. Mientras que desde los ministerios de Salud de la Nación y bonaerense, voceros consultados por este diario, dijeron que "falta información para poder hacer una evaluación sobre la efectividad y seguridad de la vacuna".
El virólogo molecular del Conicet y ex rector de la Universidad Nacional de Quilmes, Mario Lozano, dijo a Página/12 que "es poco lo que ha difundido el gobierno ruso, que, por otra parte, no está obligado a difundir todo lo que hace. Cada país tiene sus propias condiciones de aprobación, pero sin datos cuantitativos es difícil poder decir algo sobre la vacuna. Lo que sí se puede decir es que Rusia tiene la capacidad para hacer un desarrollo de este tipo. Y desde el punto de vista de los países es un logro geopolítico ser el primero que desarrolla una vacuna que pueda prevenir que se siga esparciendo la pandemia".
El especialista remarcó que la vacuna tiene que ser evaluada en dos aspectos fundamentales: primero, su eficiencia, es decir, que hace lo que promete, generar protección contra el virus. En segundo lugar, que sea segura, en criollo, que el remedio no sea peor que la enfermedad. Ambas cosas se analizan en las tres fases clínicas en las que se suelen desarrollar las vacunas, que implican meses y muchos voluntarios para exponerse a la vacuna.
En la fase uno, se inocula a grupos pequeños de voluntarios, que no superan las 100 personas, para que en caso de que la vacuna sea nociva los damnificados sean pocos. En la fase dos, se aumenta la escala y se analiza, al igual que en la fase anterior, si se producen anticuerpos y qué efectos secundarios tiene. En la fase 3, que es la que no llegó a implementar Rusia, se divide en dos grupos al azar a miles de personas. A un grupo se le aplica la vacuna y a otro un placebo y se deja circular a esos dos grupos en la sociedad para analizar luego qué porcentaje de cada grupo contrajo la enfermedad. Finalmente, en la fase 4 se realiza un seguimiento de los pacientes que fueron vacunados en todo el mundo para ver cuál es la respuesta inmunológica.
Sin embargo, en este contexto de pandemia, la OMS aprobó, según explicó Lozano, algunas condensaciones de fase por lo cual muchas de las farmacéuticas condensaron parte de la fase uno y dos, y parte de la fase 2 y 3. Pero aún así, hace falta más tiempo para poder determinar cuál es la eficacia de las vacunas que se están probando.
El biólogo molecular argentino, Ernesto Resnik, quien reside en Minnesota, Estados Unidos, dijo a Página/12 que "no se sabe mucho de la vacuna rusa. Lo que se ve es que es una vacuna que como las varias de las que están en punta, que son unas diez, pasó la fase dos, es decir con pocos humanos,. Que muestra que produce inmunidad y no produjo grandes efectos secundarios. Pero lo que no está probado, lo que no hicieron aparentemente es la fase 3, que es probarla con miles de personas para saber si es eficaz y sigue siendo segura", y advirtió que "lo que ha pasado acá es que es un poco una maniobra publicitaria rusa para consumo interno y externo en el cual esencialmente la fase 3 va a ser la campaña de vacunación. Es decir, van a vacunar a un montón de gente y en el proceso van a ir viendo si es eficaz y si no tiene problemas secundarios. Y si llegara a haber problemas la cortan, y si no, cantan victoria y dicen que ellos empezaron a vacunar antes".
En cuanto a la posibilidad de que Argentina y el resto de los paises accedan a la vacuna en caso de que esta funcione, Resnik explicó que, por un lado, dependerá de la capacidad de negociación de cada país. Por otro, dijo que con todas las vacunas que parecen estar funcionando el problema será el mismo: cómo lograr producirlas en masa para todo el mundo. En cualquier caso afirmó, "la noticia de la vacuna en sí es una buena noticia, porque al haber tantas vacunas que parecen funcionar, va a haber varias para elegir. Los países centrales tendrán su vacuna y algunas sobrarán. Supongamos que la rusa funcione bien, los rusos que se preparan para producir 500 millones de dosis, que es más que su propia población -- que ronda los 147 millones-- se vacunarán a sí mismos y después van a tener para el resto del mundo, lo cual geopolíticamente para cualquier país es muy importante, ya que logrará el beneplácito de los países a los que logre darle la vacuna".