Agosto suele ser un mes intenso para el tango, especialmente para el que sucede en Buenos Aires. La seguidilla Festival/Mundial intensifica las pasiones de músicos, bailarines y fanáticos de toda edad. Pero la polémica de este año ensombrece todas las discusiones estéticas de años anteriores: la comunidad tanguera en pleno le reclama al gobierno porteño por su accionar, desde el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta y su ministro de Cultura, Enrique Avogadro, hasta los funcionarios del área de Festivales de la Ciudad. A las cartas abiertas de distintos colectivos del sector ahora se suma una solicitada con cientos de firmas que acusa al gobierno local de “maltratar al tango” y circula una convocatoria para un “Tangazo” para este miércoles a las 18, que invita a sus adherentes a poner “un tango a todo volumen” para visibilizar la situación del género.
Los ánimos caldeados son fruto de una acumulación de --por usar un término ligero-- torpezas de distintas autoridades porteñas. El primer reclamo que se visibilizó fue el de las milongas, que están a la espera del dinero que les corresponde por el programa BA Milonga. La preocupación es tal que incluso sus dos principales agrupaciones dejaron de lado sus diferencias y sacaron un comunicado conjunto. A partir de eso y en sucesivas entrevistas con Página/12 y otros medios, empezó a cobrar relevancia un dato adicional: desde las oficinas de Festivales de CABA se habían comunicado con algunos integrantes de la Asociación de Organizadores de Milongas para proponerles participar de la celebración “virtual” del Festival/Mundial de este año a cambio de... nada.
A partir de eso la cuestión escaló y se sucedieron las cartas abiertas y comuniciados de otros colectivos y agrupaciones. De todas esas misivas, las más relevantes resultaron la de Sonido del Tango Unido, que reúne a músicos, y del Consejo Tango Danza, que concitó la adhesión de cientos de bailarines, gestores culturales, milongueros, organizaciones y otros actores del campo.
En esa carta, los realizadores del tango destacan las “definiciones grandilocuentes” que las autoridades porteñas dedican a la música ciudadana, que “no se corresponden con el tratamiento” que reciben en la práctica. “Hasta hace dos semanas desde el Festival de Tango BA manifestaban que no se realizarían los eventos de este año. Sin embargo, el día 3 de agosto Festivales de Buenos Aires convocó a algunos hacedores del sector para pedirles su participación en una edición –virtual e improvisada-, a realizarse en tan sólo 20 días y sin ofrecer una remuneración económica a todos los convocados”, cuenta la carta.
En ese último punto hay otro motivo de furia extendida: algunos artistas –siempre vinculados al baile- fueron convocados a participar a cambio de remuneración, pero otros no. A veces la disparidad se daba hacia adentro de las mismas organizaciones. Y eso para los bailarines... de los músicos y otros rubros vinculados al tango, ni noticias. “La comunidad artística tanguera multidisciplinaria que da vida a nuestro patrimonio cultural está pasando por una crisis de dimensiones históricas y el Gobierno de la Ciudad no está dando señales de ningún tipo para sostener al sector. La decisión de no volcar el presupuesto del festival a la comunidad artística y no generar ninguna instancia de diálogo para recibir ideas y propuestas es, a esta altura, inadmisible”, plantean desde Sonido del Tango Unido.
En lo concreto, muchos ven en esta una oportunidad para “repensar el Festival”. El reclamo de devolverlo al verano del hemisferio sur y escindirlo del Mundial también recobra fuerzas. En lo inmediato, tendrán que lidiar con la delicada situación burocrática del evento. Del Festival, el único productor en actividad es su director, Gabriel Soria, quien según pudo saber este medio, firmó contrato antes de que se dictara el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio. El resto del equipo de producción habitual no está trabajando ni cobrando. De modo que, a falta de otra información, se infiere que Soria trabaja junto a la planta estable de Festivales, que no tiene conocimiento específico del área.
Aunque algunas voces del sector consideran que una única carta podría haber tenido más fuerza, lo cierto es que el rubro lleva algunos años atravesando un acelerado proceso asociativo, con resultados notables si se considera lo atomizado del sector, repartido en múltiples circuitos con distintas particularidades. La pandemia aceleró la cuestión y puso en evidencia la precarización laboral del sector. Los artistas de las casas de tango, por ejemplo, llevan meses peleando con sus patrones (y sus sindicatos) para poder ver algo de dinero en sus bolsillos. Antes de la cuarentena, los bailarines de Caminito estaban en huelga. Y aunque de todos estos procesos están surgiendo múltiples agrupaciones, la tendencia es hacia el trabajo conjunto. La necesidad, dicen, tiene cara de hereje. Y dado que el tango tiene cualquier cosa menos carta de pureza, muchos están dejando pruritos y diferencias de lado, frente a la evidencia de los reclamos coincidentes ante las autoridades. Mientras, toca bailar en la pista más áspera, donde la música no fluye.