Un total de 41 trabajores cíclicos están varados en la localidad bonaerense de Bahía Blanca, a donde habían ido para la cosecha de la cebolla. Cuando finalizó esta actividad presentaron un pedido de regreso a Salta porque estaban gastando los ahorros.
Sin embargo, a pesar de que los pedidos datan de hace dos meses, no hubo respuesta por parte del Comité Operativo de Emergencia (COE) de Salta. Los familiares se manifestaron el lunes último en las puertas del Centro Cívico Gran Bourg. Finalmente fueron recibidos por la funcionaria del Ministerio de Desarrollo Social, Gabriela Fortunatolo.
“Nos manifestamos familiares y amigos de los trabajadores que viven en Salta Capital”, contó Alejandro López, miembro del Polo Obrero y quien tiene a dos amigos varados en Bahía Blanca. Dentro del grupo de personas varadas hay tres familias completas que viajaron a la localidad bonaerense en febrero. Además de Capital, hay trabajadores pertenecientes a General Güemes, San Martín, Iruya y Santa Victoria.
López dijo que “no había contacto directo” con el Comité y que las respuestas que se daban a través de mails “eran insuficientes”. El principal problema que afrontan los trabajadores es la realización del hisopado que tiene un costo de alrededor de $7 mil por persona y cuyo trámite les habilita la autorización final para volver. “Allá hay familias completas y el pago resulta imposible para casi todos”, sostuvo el vocero.
“Ellos ahorraron para el transporte, que tiene un costo aproximado de 8 mil pesos por asiento, y están dispuestos a sacrificar parte del dinero que recaudaron para poder volver, pero no tienen para el hisopado”, manifestó.
Por su parte, Diego Sandoval, uno de los trabajadores que se encuentra en el pueblo de Pedro Luro, contó a Salta/12: “hace dos meses que pedimos la autorización para volver”. “Siempre nos dicen que tengamos paciencia, pero a nosotros ya no nos alcanza”, afirmó. Los trabajadores fueron a esa localidad entre fines enero y principios de febrero.
López explicó que el trabajo es con “cuadrillas”, una camioneta se acerca a la plaza del pueblo y recoge peones para la cosecha. Los trabajadores cobran por jornales diarios que dependen de la cantidad cosechada.
En plena manifestación del lunes, desde el Comité les informaron que dialogarían con tres representantes. López estuvo incluido y fueron recibidos por Fortunatolo, quien les comunicó que el gobierno provincial costearía la estadía y la comida para que los trabajadores cumplieran la cuarentena en la capital salteña. Pero les confirmaron que desde el gobierno de Sáenz no podían pagar los hisopados y que derivarían tal acción a Nación.
Ayer la funcionaria les notificó que “hay un compromiso con Nación para que se les haga el hisopado a cada uno de ellos sin cargo”, dijo López. Ante esta confirmación el grupo de trabajadores está definiendo la lista completa de personas y a la espera de que se comuniquen desde el gobierno nacional para que les indiquen dónde y cuándo hacerse el estudio médico. Este medio intentó comunicarse con Fortunatolo, pero no obtuvo respuesta.
Sandoval dijo que trabajaron hasta hace dos meses y que en la zona “no afectó mucho el coronavirus” permitiéndoles llevar “una vida bastante normal con el cuidado que implica la pandemia”. Pero, ante la ausencia de trabajo y la imposibilidad de volver, los trabajadores tuvieron que empezar a gastar los ahorros “que teníamos para llevar a nuestras casas”. “Venimos acá para tener ahorros porque no nos queda otra que salir a buscar el pan en otra provincia”, destacó.
El trabajador explicó que en estos meses están “pasando un mal momento”. “La plata que teníamos ahorrada la estamos gastando en comida y estadía”, agregó. Sin contar con un lugar donde quedarse, recurren a alquileres de piezas.
En un año normal, Sandoval trabajaba de septiembre a enero en el tabaco en Salta. “Como todos sabemos, el tabaco no paga mucho y a veces es 800 pesos el jornal”, describió. De ahí, se iba a fines de enero hasta Bahía Blanca y se quedaba hasta julio. Durante agosto suele buscar trabajo de albañil o “lo que salga en alguna finca”. “A veces nos va bien o nos va mal y no sabemos si vamos a llevar plata”, lamentó el trabajador. “Este año estaba lindo el trabajo y con esto que pasó, nos complico a todos”.
Sandoval pidió al gobernador Sáenz y la intendenta capitalina Bettina Romero “que no se olviden de nosotros porque tenemos el derecho a volver a nuestra provincia”. “La situación económica nuestra acá está empeorando cada día y nosotros no vinimos de vacaciones sino a ganarnos el pan para nuestras familias”, finalizó.