El papa Francisco designó hoy a Santiago Olivera, obispo de Cruz del Eje (Córdoba) como nuevo obispo castrense, cargo que estaba vacante desde marzo de 2005, cuando el entonces presidente, Néstor Kirchner, emitió un decreto desconociendo al entonces obispo titular Antonio Baseotto, a raíz de una carta enviada al ministro de Salud en la que, utilizando una cita bíblica para defender su postura contraria al aborto, sostuvo que “quienes escandalizan a los niños” merecen “ser arrojados al mar con una piedra de molino atada al cuello”. En esa ocasión Kirchner entendió que las afirmaciones de Baseotto aludían de manera directa al procedimiento adoptado por la dictadura para eliminar personas y conocido como “los vuelos de la muerte”.
La jerarquía de la Iglesia Católica nunca aceptó el decreto presidencial que le retiró a Baseotto el rango de subsecretario de Estado y una remuneración económica, que le había otorgado en su momento un decreto de Eduardo Duhalde en el año 2002.
El cargo de obispo castrense permaneció vacante hasta ahora a pesar de que Baseotto presentó formalmente su renuncia al cumplir los 75 años en el 2006 y la dimisión fue aceptada por el Vaticano el 15 de mayo de 2007. Baseotto fue reemplazado interinamente y hasta hoy por el vicario general castrense, el sacerdote Pedro Candia.
El nombramiento del titular del obispado castrense surge de una terna propuesta por el episcopado argentino al Vaticano y el candidato finalmente escogido debe contar con el acuerdo del gobierno nacional. Durante los mandatos de Néstor y Cristina Kirchner era un secreto a voces que el obispo de Chascomús y actual Secretario de la Conferencia Epsicopal, Carlos Malfa, era la persona propuesta por la Iglesia. Sin embargo, mientras gobernó el Frente para la Victoria extraoficialmente se planteó que antes de acceder a un nuevo nombramiento habría que reformar el tratado internacional que da lugar a la creación del Ordinariato Castrense de la Argentina, tal su denominación oficial. La pretensión del gobierno de entonces estaba encaminada a eliminar directamente esa función con el argumento de que los militares no necesitan de una atención especial en esta materia y pueden ejercer su libertad religiosa en las mismas condiciones que otros ciudadanos.
La jerarquía de la Iglesia se negó terminantemente a generar cambios en este sentido y mientras fue presidente de la Conferencia Episcopal, entre el 2005 y el 2011, el ahora papa Francisco y entonces cardenal Jorge Bergoglio fue un firme defensor de esa postura. El tema de las diferencias sobre el obispado castrense fue uno de los principales puntos de disputa entre Bergoglio y Néstor Kirchner, y a pesar de que las relaciones mejoraron con Cristina Fernández de Kirchner, este asunto no fue superado.
El nombramiento conocido hoy de Santiago Olivera, quien también ocupa la presidencia de la Comisión de Comunicación de la Conferencia Episcopal, es un signo de buena voluntad y de coincidencia que tanto el gobierno argentino como el Vaticano dan respecto de las relaciones entre la Iglesia y el Estado. Parte de la base del reconocimiento que el gobierno de Mauricio Macri hace a la continuidad del obispado castrense en su forma actual y a la autonomía de la Iglesia para designar a su titular. De parte del Vaticano, en la persona del papa Francisco, debe leerse también como un reconocimiento hacia el gobierno de la Alianza Cambiemos.
La misión del llamado Ordinariato Castrense es “la evangelización en el ámbito de su jurisdicción, mediante la específica y cualificada atención docente, sacramental y pastoral de los fieles que le han sido confiados”, según lo consigna la agencia católica AICA.
El obispo designado, Santiago Olivera (58 años), fue un estrecho colaborador del obispo Justo Laguna, ya fallecido, cuando éste fue titular de la diócesis de Morón. Fue designado obispo el 24 de junio de 2008 por el papa Benedicto XVI y destinado a Cruz del Eje. Ha tenido una actuación relevante como postulador de causa de canonización del Cura Brochero, reconocido como santo por la Iglesia Católica el año precedente.